lunes, 27 de mayo de 2013

CRISIS: CUANDO EL MENSAJE CLAVE ES CONTRAPRODUCENTE

Un mensaje clave, especialmente en momentos de crisis, pudiera no ser creíble, resultar contraproducente y agravar la situación. La exagerada reiteración puede ser nociva.

En los entrenamientos para el manejo de entrevistas se recomienda no salirse de los mensajes clave y emplear frases de transición para regresar al mismo. Pero un mensaje repetido insistentemente, puede sonar a evasión y hasta a burla tanto para el entrevistador como para el público.

La semana pasada comenté sobre los mapas de mensajes como una ayuda para transmitir información creíble de manera oportuna y clara para cada uno de los públicos relacionados. Pero el abuso del mensaje clave, especialmente en situaciones de inteloret navarés público, puede incidir negativamente en la credibilidad del vocero.

A raíz de la demanda que Pemex interpuso contra su ex director jurídico, César Nava, por presuntamente impedir el cobro de dos cartas de crédito por 100 millones de dólares, el pasado 15 de mayo Nava fue entrevistado en uno de los noticiarios matutinos de televisión.

Edité la extensa entrevista en dos partes: una centrada en la demanda  https://www.youtube.com/watch?v=Wla83l_Ap-c&feature=youtu.be), la otra en el tema del costoso departamento que adquirió (https://www.youtube.com/watch?v=mW4DvdrT0nc&feature=youtu.be) y las envié a un grupo de profesionales de la comunicación para obtener su punto de vista sobre la credibilidad de los mensajes de Nava, considerando que se trata de un tema de interés público.

El resultado: respecto al video sobre la demanda, el 100% coincidió en que los mensajes fueron consistentes; 39% los consideraron no creíbles, un 8% le dio el beneficio de la duda y sólo el 7% los sintieron creíbles. Del video sobre su departamento, el 100% coincidió en que los mensajes, a pesar de ser consistentes, no eran creíbles y proyectaban evasión, no respuestas.

Algunas verbalizaciones que me hicieron llegar fueron:

  • “Sus respuestas son cínicas”
  • “No responde a las preguntas y sólo las evade”
  • “Es consistente al repetir que tiene la conciencia tranquila y que ya declaró ante las autoridades”
  • “No argumenta, solo repite una especie de mantra. No da razones para creerle”
  • “Pierde credibilidad al ser evasivo”
  • “Es molestamente repetitivo”
  • “Sus respuestas dejan un velo de sospecha”.

Sin título Dennis Wilcox , Profesor Emérito de Relaciones Públicas en la San Jose State University dice  que “una variable clave del proceso de comunicación es la fuente de credibilidad: ¿considera el público que la fuente es creíble? ¿Considera el público que el vocero es honrado y objetivo, o simplemente representa a un determinado interés?

En La Retórica, Aristóteles menciona establece tres aspectos de la credibilidad: Experiencia del vocero, el carácter y la predisposición de la audiencia y explica las condiciones que debe reunir una buena comunicación:

  • Logos, relacionado a la argumentación que, bien estructurada, se potencia a través de la respuesta del público.
  • Pathos, referido al establecimiento de una relación favorable con la audiencia.
  • Ethos, relacionada con la honradez de quien comunica (de ella se deriva la palabra Ética).

Un modelo funcional atribuye la credibilidad al nivel en que una fuente satisface las necesidades del receptor: mientras más las satisfaga el emisor, más creíble puede ser. Un tercer modelo sostiene que las personas construyen su realidad dando significado a su universo social, por lo que las personas son evaluadas de manera diferente dependiendo de los contextos.

Entre los factores que influyen en la credibilidad de un mensaje están la predisposición del público, lo que el psicólogo León Festinger llama la “Disonancia Cognoscitiva”, y la denominada “Implicación”.

En su teoría, Festinger afirma que la gente no creerá en un mensaje que sea contrario a sus predisposiciones, a no ser que el comunicador sea capaz de introducir información que provoque la puesta en duda de las creencias anteriores. Por su parte, la “Implicación” significa el interés que un tema despierta en la audiencia: quienes están más implicados prestan mayor atención a los detalles y a los argumentos lógicos, en tanto que quienes están menos implicados se impresionan más fácilmente con aspectos superficiales como la apariencia física del vocero, su sentido del humor, o la cantidad de argumentos que ofrece.

A la luz de este marco teórico podría decirse que en el caso de Nava:

  • Los mensajes clave le resultaron contraproducentes porque el público no lo percibió honesto, sino defensor de algún tipo de interés.
  • Su Logos no estuvo bien estructurado y repercutió en un Pathos y un Ethos negativos.
  • No satisfizo las necesidades de la audiencia (no respondió a las preguntas).
  • No fue capaz de cambiar la predisposición de la audiencia (percepción de un enriquecimiento ilícito) porque había poca implicación de parte de ésta.

De parte del entrevistador Loret, extrañamente le faltó habilidad (“no lo losdosNT_apretó lo suficiente”, me respondió un colega), para obtener las respuestas y sacar a Nava de sus mensajes clave, como en su momento le sucedió a su colega Denise Maerker, quien por únicas respuestas  recibía la frase: “Política ficción”. Un buen amigo me preguntó qué hubiera tenido que hacer para “romper” el esquema del mensaje clave. Me parece que la técnica hubiera sido poner en boca del entrevistado frases del conductor para buscar forzarlo a dar la explicación esperada, o permitir que su silencio hablara de su responsabilidad.

A fin de cuentas, los factores de credibilidad del comunicador se reducen a: mostrar confianza en sí mismo y en sus conocimientos, ser coherente a lo largo de la comunicación, tener buena dicción y proyectar experiencia y liderazgo. Steve Jobs proyectaba credibilidad, se mostraba abierto y sincero, mostraba confianza en sí mismo y era coherente entre su hablar y actuar.

lunes, 20 de mayo de 2013

LA COMUNICACIÓN EN CRISIS: EL FACTOR VELOCIDAD

Cada día nos enteramos más rápido de las cosas, pero como responsables de la comunicación corporativa no siempre reaccionamos a ellas con la misma velocidad, especialmente cuando se trata de una situación de crisis. 

La rapidez en la transmisión de la información ha disminuido drásticamente en los últimos 30 años. Cuando el terremoto de 1985 en la ciudad de México, pasaron algunos minutos antes de que sus habitantes supiéramos el tamaño de los daños; hoy, sólo toma escasos segundos recibir información no sólo de los temblores sino de eventos que afectan la vida de la sociedad. 

Conocer el altercado entre los cuerpos de seguridad de la banda U2 y los hijos del entonces Presidente de la República, en 1997, tomó varias horas; enterarnos de los recientes casos de las diferentes #ladies sólo requirió de pocos segundos, al igual que las reacciones de la ciudadanía… no así las respuestas de los directamente involucrados.

La diferencia la hace la tecnología. Por eso, uno de los primeros retos que enfrenta el comunicador corporativo o el ejecutivo de relaciones públicas es el referente al tiempo de respuesta para asumir el control de la comunicación y evitar tanto la influencia de “expertos” que pueden complicar el escenario, como la transmisión de información errónea –mal intencionada o no- que surge de inmediato en este tipo de situaciones.

Un ejemplo es el caso de la #Ladyprofeco el 28 de abril pasado. La velocidad de respuestanyt y de control de daños fue lenta en comparación a la profusión de mensajes que empezaron   a circular a través de las redes sociales.

Pasaron varias horas antes de que el todavía procurador de defensa del consumidor emitiera una disculpa a título personal y otro lapso para que el Presidente ordenara una investigación,  lo que empezó a interpretarse como el principio del fin del procurador.

Al día siguiente la información ya circulaba en medios internacionales y desde entonces el tema continuó en las redes sociales y en los medios hasta el 15 de mayo en que se dio a conocer la destitución del funcionario. 

Un principio del manejo de la comunicación en crisis es atenderla desde el principio para evitar que la percepción pública se aparte de la realidad. El objetivo de ello es asumir el liderazgo en la comunicación para llenar el vacío de información antes de que lo hagan otras fuentes con mensajes negativos o fuera de contexto, y disminuir en lo posible el efecto del “ruido mental” de las audiencias.

¿Qué es el ruido mental?

De acuerdo con el Dr. Vincent Covello, Director del Centro de Comunicación en Crisis, de Nueva York, la teoría del ruido mental en comunicación indica que cuando la gente está fuertemente disgustada o alterada, es frecuente que tenga dificultad para escuchar adecuadamente, entender y recordar la información, especialmente la proveniente de la fuente del conflicto.  En mi experiencia, conforme pasa el tiempo sin una adecuada comunicación, se reduce paulatinamente la posibilidad de procesar debidamente la información y se debilita la credibilidad de la fuente generadora del conflicto, pero en la misma proporción se va incrementado la creencia hacia otras fuentes que llenan los vacíos informativos.  Según Covello, entre los diversos factores que pueden ocasionar los más altos niveles de ansiedad traducida en ruido mental, figuran:
  • La situación está bajo el control de alguien en quien no se confía.
  • Hay una gran incertidumbre por falta de información.
  • Se percibe una situación ofensiva/dañina para la sociedad.
  • Se siente que hay daño hacia terceros.
  • Hay fuentes de información no confiables.
Estas variables influyen para evitar el logro de los objetivos fundamentales de toda comunicación en crisis: Influir en las actitudes, comportamientos y decisiones de la audiencia, fomentando un diálogo propositivo que permita construir confianza y credibilidad para salvaguardar una reputación.  

La ayuda de los Mapas de mensajes

En función a ello, el siguiente reto del comunicador corporativo o del ejecutivo de relaciones públicas es el de vencer las barreras de la comunicación creadas por el ruido mental, para lo cual una de las herramientas de las que se dispone es el desarrollo de mapas de mensajes. Los mapas de mensajes son plantillas en las que se priorizan los públicos a los que se tiene que dirigir la comunicación y se establecen los mensajes a comunicar para cada uno y las posibles preguntas que podrían formular, con sus respectivas respuestas. Esta herramienta, ayuda a que las organizaciones transmitan información creíble de manera oportuna y clara para cada uno de sus públicos relacionados, y a estos les permite entender mejor la situación y actuar de manera menos negativa, con la posibilidad de restablecer la confianza en la fuente emisora. En este proceso de diseño del mapa de mensajes se debe tener en consideración que estos deben ser limitados, redactados y transmitidos de forma que sean:
  • Breves (directos y sin rodeos ni información adicional que pueda confundir)
  • Creíbles (sustentados en hechos comprobados y comprobables)
  • Comprensibles (redactados o expresados de manera sencilla, sin tecnicismos y pensando en la audiencia final).
  • Racionales (Pensados en función del público al que serán dirigidos)
Sobre el tema de los mensajes comentaré la siguiente semana.  En cuanto a las preguntas que podría estar formulando cada tipo de audiencia (empleados, autoridades, clientes, proveedores, público general, comunidad financiera, etcétera.), es importante considerar de forma especial las que podrían realizar los medios de comunicación y, sobre todo, incluir en todos los casos, las preguntas que no quisiéramos que se nos hicieran. 

Los mapas de mensajes rudy-giuliani-ground-zero-082010-xlgfueron desarrollados a principio de la década de los 90 por el propio Dr. Covello y su empleo resultó de gran apoyo a Rudolph Giuliani  cuando siendo Alcalde de Nueva York enfrentó la crisis del 11 de Septiembre.   La elaboración de estos mapas requiere de los siguientes pasos:
  1. Identificar a las diferentes audiencias y establecer prioridades de comunicación con cada una. 
  2. Definir las preguntas básicas de cada audiencia
  3. Identificar, con base en las preguntas, las principales preocupaciones subyacentes.
  4. Desarrollar los mensajes clave (no más de tres).
  5. Desarrollar la información de sustento para cada mensaje.
  6. Probar y practicar los mensajes.
A fin de cuentas, nada que se planee y pruebe tendrá resultados positivos si no se toma la iniciativa de asumir el control de la comunicación y se actúa de inmediato en forma honesta, reconociendo lo que se ha hecho mal y, sobre todo, lo que se está haciendo por regresar la situación a la normalidad. Todo lo que no se hizo en el caso de #Ladyprofeco.

lunes, 13 de mayo de 2013

Agencias de Relaciones Públicas: ¿Ayuda u obstáculo?

Mucho del trabajo de relaciones públicas tiene que ver con la relación con medios de comunicación. Sin embargo, para muchos medios, las agencias son más obstáculo que ayuda.

En marzo del año pasado escribí en este blog algunos de los factores que toman en cuenta las empresas para elegir una agencia de relaciones públicas. Mencioné: el nivel de involucramiento, la comprensión de sus necesidades, la experiencia y honestidad de la agencia, su nivel de compromiso con el cliente, los resultados obtenidos en otras cuentas, y el presupuesto. En suma, un trabajo que de valor a la relación costo-beneficio, pero no sólo una eficiente relación con los medios.

Es seguro que la mayoría de las agencias de relaciones públicas en México están conscientes de lo anterior y se esmeran por obtener los resultados ofrecidos al cliente; pero también es posible que los ejecutivos de muchas de ellas desconozcan o malinterpreten las necesidades de los medios o no se tomen la molestia de, al menos, primero investigar un poco sobre cada medio.

En alguna ocasión un editor de una importante revista de negocios me comentó sobre un ejecutivo de relaciones públicas que le telefoneó para preguntarle quién era su editor de deportes (sección inexistente en esa publicación), lo mismo que un connotado columnista me refería sobre otro ejecutivo que le estaba enviando información a un diario en el que había dejado de colaborar años atrás.

Son dos ejemplos que hablan de la importancia del tema porque de ahí deriva, en gran parte, que para muchos medios de comunicación (impresos, electrónicos y en línea) las agencias de relaciones públicas representan un obstáculo más que una ayuda; significan una barrera para llegar a los directivos y, en muchas ocasiones sólo proporcionan información limitada y fuera de las expectativas informativas.

Mal de muchos…

Para tranquilidad de algunos, esta percepción no es exclusiva de México.encuesta 1 Hace dos años (Noviembre de 2011), una encuesta realizada por la firma de investigación Yougov (fundada en Reino Unido el año 2000 y con oficinas en 21 países), reveló que sólo el 34% de los periodistas entrevistados cree en la utilidad de las agencias de relaciones públicas, 5% considera que son vitales y 15% que apoyan en su trabajo.

Ante la evidencia, ejecutivos como Maxine Ambrose, de la agencia Ambrose Communications, comentó que “Si hay periodistas que no aprecian el trabajo de las agencias de relaciones públicas, la culpa es sólo de las agencias”.

Lo anterior sorprende si se considera que una de las enseñanzas básicas que se imparten en las escuelas de periodismo es la referida, precisamente, a la relación con los medios de comunicación. Uno de los pioneros en la enseñanza de relaciones públicas, Scott Cutlip, autor del libro “Relaciones Públicas Eficaces” estableció que “conocer los medios -saber cómo trabajar con cada medio, producir material para ellos, cumplir con sus requerimientos estilísticos, cumplir con los plazos e interesar a sus audiencias- es una parte fundamental de muchos profesionales de relaciones públicas.

En los zapatos del periodista

Me parece que la base para establecer una relación ganar-ganar con los medios de comunicación es ponerse en los zapatos del periodista.

Ello implica tener varios pares de zapatos, para calzarlos dependiendo el tipo de medio de que se trate: uno para el reportero de diario, otro para el de revista, uno más para el de agencia de noticias, otro para el de radio, igual para el de televisión y para el de portal electrónico. No es posible usar el mismo par para las generalidades ya que, por ejemplo, aun cuando ambos son medios impresos, las características y necesidades del diario son diferentes a los de las revistas; lo mismo sucede con la televisión y la radio y con las agencias y los portales electrónicos.

untitled Y aún más: cada diario, revista o noticiario, tiene su propia personalidad y requiere un trato diferencial en cuanto a tipo y presentación de información, datos requeridos y apoyos adicionales que se le pueden proporcionar. A ello se agregan las necesidades expresas y perfil de cada reportero, sin dejar de lado los recursos y tecnologías que cada uno emplea y que obliga a comunicar a cada tipo de medio con las herramientas que correspondan.

Adicional a todo lo anterior, está el hecho de que la propia tecnología y la rapidez de los procesos informativos hacen la relación más compleja y retadora para las agencias de relaciones públicas. Ello implica que las relaciones con los medios, en la actualidad, sean al mismo tiempo proactivas (proveyendo información sobre la organización) y reactivas (respondiendo eficientemente ante situaciones coyunturales novedosas).

El tema es importante para los tres actores involucrados: Si la agencia entiende lo que los medios esperan de ella y les da satisfacción a sus necesidades informativas, le será más fácil obtener los resultados ofrecidos al cliente en esta parte de la estrategia. Al final, el medio obtiene lo que quiere, la empresa comunica sus mensajes y la agencia logra conciliar adecuadamente los intereses de ambos.

Palo con Juan… y Juan pegado

Independientemente de la percepción que los medios pudieran tener acerca de las agencias de relaciones públicas, la realidad es que hay una dependencia recíproca cuyo lazo de unión es la información. Dennis L. Wilcox, autor del libro “Relaciones públicas: estrategias y tácticas” lo pone de esta manera: “los directores de periódico y redactores, por un lado, y los relacionistas públicos por otro, se necesitan mutuamente. Los medios de comunicación necesitan material e ideas procedentes de fuentes de relaciones públicas, y los especialistas en comunicación empresarial necesitan a los medios como lugar para exponer su material.”

Un reportero me comentó que cuando un periodista se acerca a una agencia de relaciones públicas para pedir alguna información, por lo general debe leer entre líneas y ponderar si lo que le dicen en la agencia es verdad o no, y que cuando es la agencia quien lo busca, no es sencillo decirle lo que realmente piensa sobre la información que le quieren dar para publicación.

La relación agencia-medios se basa en mucho en actitudes diplomáticas en las que se busca no lesionar los intereses del otro. Cuando el reportero dice: “Eso depende del editor y está fuera de mis manos”, lo que realmente quiere significar es:”Tu historia es pésima y no tendrá cobertura en ningún lugar”. Del mismo modo cuando el ejecutivo de relaciones públicas expresa: “Claro, tenemos fotos. Te mando algunas por la tarde”, lo que realmente dice es:”No, no pensé acompañar la historia con alguna imagen. Tendré que buscarlas”.

lunes, 6 de mayo de 2013

¿Filtraciones, trascendidos o… ganas de fastidiar?

Un congresista resentido empezó a filtrar información a una osada reportera. E n algunos casos los datos eran reales, en otros incluía documentos y en otros sólo eran rumor. Independientemente de ello, ambos empezaron a alcanzar sus objetivos personales.

Lo anterior es parte de la trama de la serie americana “House of Cards”, protagonizadSin títuloa por Kevin Spacey. Pero filtrar información a los medios de comunicación o hacer trascender a través de ellos algunos hechos, es una práctica común, especialmente en algunos sectores. Su objetivo depende de las circunstancias y puede ir desde contextualizar cierta información y lograr dos visiones de una misma situación, hasta buscar influir con determinados actores para motivar una acción específica a través de información hasta entonces desconocida.

Filtraciones y trascendidos caminan de la mano y sus objetivos pueden ser tan similares que se tiende a identificar a unos y otros bajo el genérico de “filtración” aunque, al menos en teoría, su modus operandi es diferente.

Con este tipo de material se llenan espacios, especialmente en columnas políticas, de negocios, espectáculos y deportivas, fundamentalmente. Es información que genera controversia y polémica y que llena la mente de muchas audiencias que confían en ellas; datos diversos (nombres, pleitos, estados de ánimo, zancadillas, recados, etc.), que responden al interés de que se den a conocer sin que haya demasiada claridad con respecto a su procedencia, su autenticidad o a sus implicaciones y que adquieren verosimilitud debido a una desconfianza de las audiencias hacia las “versiones oficiales”.

Las filtraciones

Diferente al periodismo de investigación en el que, a partir de ciertos datos “filtrados” el medio de comunicación inicia sus propias pesquisas para descubrir lo que hasta entonces no se sabía, las filtraciones, por lo general, son tomadas y difundidas sin mayor investigación y con plena confianza en la fuente emisora que, con la publicación de esa información, busca algún beneficio con la ventaja de que su identidad queda bajo reserva.

La doctora Petra María Secanella Lizano, de la Universidad Autónoma de Barcelona, dice que: “Filtrar es una política muy bien pensada por los funcionarios que quieren influir sobre una decisión, promover una línea de actuación, persuadir al legislativo y alertar a los países y gobiernos extranjeros. La filtración es el aceite informativo de la máquina de gobernar. Requiere una gran dosis de experticia para manejarla con éxito”.

A esta definición agrego que las filtraciones no sólo funcionan a los políticos sino también a las empresas privadas, a artistas, deportistas y en general a cualquier individuo que tenga claro lo que quiere lograr a través de ellas. Su empleo posibilita el establecimiento de relaciones ganar-ganar en las que la fuente informativa logra al menos una parte de sus objetivos y los medios obtienen información de primera mano que se convierte en primicia y que, al generar polémica, llena los espacios mediáticos a lo largo de los días.

Los trascendidos

De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española un trascendido es una “Noticia que por vía no oficial adquiere carácter público”; es, pues, empezar a sacar del cajón una información que permanecía oculta por alguna causa. Contrario a la filtración en la que por lo general sólo basta la información puntual suministrada por la fuente informativa, un trascendido requiere de datos y documentos que den sustento a lo que se va a comunicar, o de testigos que, eventualmente, pueden dar fe de la veracidad de la información.

Corresponde al medio receptor de la información a ser trascendida, decidir cómo proceder con ella: puede optar por realizar una investigación a fondo sobre los datos y documentos recibidos para publicar un gran reportaje; redactar el trascendido en pocas palabras para una columna de opinión, confrontar la información con los actores involucrados antes de decidir su difusión, o inclusive publicar auto acreditándose la información como producto de sus propias investigaciones.

Al igual que con las filtraciones, en los trascendidos la fuente de información original queda bajo rJuan-Luis-Cebrian-ingreso-6-2-millones-por-vender-parte-de-PRISAeserva, garantizada por el secreto profesional del periodista, ese derecho que Juan Luis Cebrián, consejero delegado del Grupo Prisa y del diario El País, de España, define como “El  derecho que tienen los profesionales de la información a no revelar las fuentes de la misa, no declarar ante los jueces sobre los hechos que ellos revelen en sus informaciones y no entregar los carnets personales de notas, cintas magnetofónicas y demás material informativo que haya utilizado al respecto.”

Gracias a trascendidos de este tipo se han conocido casos de corrupción, investigaciones judiciales sobre personajes destacados, fraudes, enriquecimientos inexplicables, intentos de homicidio, etc.

Los rumores

La última variable del genérico de las filtraciones son los rumores o, como se les llama en el medio periodístico, los “borregos”, es decir, información especulativa no confirmada e infundada que buscan condicionar un comportamiento, fijar una postura “no oficial” o inclusive lograr el desprestigio de alguien o de alguna institución. Un pocas palabras, es información que busca dar al traste con una reputación.

Los rumores transmiten con enorme eficiencia la información social y tienen gran potencial manipulador, debido a que las personas tendemos a ajustar nuestra propia visión del mundo a la percepción que de éste que tienen otros “mejor informados”.

En el rumor hay muchas veces un poco de verdad revestida de ambigüedad, ya sea por la ausencia o parquedad de la información o porque ésta se saca de contexto y se inserta en un mensaje que genera lo mismo credibilidad y certeza que incredulidad y desconfianza.

Según Mark L. Knapp, maestro de comunicación en la Universidad de Texas en Austin, el rumor “es una declaración formulada para ser creíble como cierta, relacionada con la actualidad y difundida sin verificación oficial”. Según él, existen rumores agresivos, elaborados deliberadamente para causar un efecto y son empleados en propaganda o con fines comerciales para debilitar a los adversarios o a los competidores; asimismo existen rumores que surgen espontáneamente y transmiten aspiraciones, esperanzas y deseos legítimos.

Cualquiera que sea el tipo de rumor que se busque crear, su difusión no es ética ya que al circular, se aleja de la verdad y genera una distorsión de lo real y, por lo regular, resultan nocivos. Bill Kovach, ex editor del "The New York Times", decía que "si no hay una fuente de información creíble, el compromiso social es manejado por el rumor, el miedo y el cinismo”.

Como en las leyes físicas, a una filtración difundida corresponde otra en sentido contrario y probablemente de mayor impacto, ya sea en el mismo medio o en otro con similar penetración. Por ello es que cuando se contemple la posibilidad de hacerla, es importante insertarla dentro de una estrategia de comunicación en la que se ponderen los posibles escenarios que se puedan generar a partir de que la filtración se haga pública.

Dado que una filtración puede iniciar una “guerra mediática”, antes de proceder a ella –o de recomendarla, en el caso de los asesores de comunicación- es importante que se valore su conveniencia porque una vez iniciada la guerra se puede perder el control y los resultados podrían ser impredecibles y no necesariamente a favor del emisor.