Inevitable hacer un comentario sobre la presencia de Enrique Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana y cuán diferente de otras manifestaciones estudiantiles ante, por ejemplo, un Presidente de la República..
Me parece que todo acto político tiene riesgos que, por lo general, son estimados por los actores principales de los mismos y por sus equipos de asesores. Cada evento se supone que es cuidadosamente planeado, se contemplan diferentes escenarios, se hacen visitas previas al sitio para definir la logística (incluso de salida intempestiva) y se consideran hasta fechas y horas. Aún así, siempre puede haber un imponderable que cambie drásticamente cualquier consideración previa.
Visitar una universidad o un institución de educación superior, cualquiera que esta sea, pública o privada, es encontrarse con los ímpetus y enjundia de una juventud que puede asumir alguno de los siguientes patrones de conducta:
- Rechazar por convicción (fundada o infundada) la presencia del personaje.
- Aceptar (o ser indiferente) la visita, pero hacer presencia (es decir, la borregada)
- Asumir, por contagio, la posición de la mayoría (que generalmente es la más radical
Si recurrimos a la memoria histórica, encontramos al Presidente Luis Echeverría, ex Secretario de Gobernación
n cuando el movimiento de 1968 y presunto corresponsable de los actos violentos en torno al 2 de octubre de ese año, visitando la Facultad de Medicina de la UNAM.
El griterío de la multitud estudiantil reunida en el auditorio de la facultad era para inquietar. En el video adjunto se aprecia cómo, de las arengas del Presidente se pasa a la violencia y. lo más significativo en esta comparación de eventos, la forma en que los estudiantes rodean al político en su trayecto al vehículo que lo sacaría de esa situación. Se recuerda que quien lo rescató de la ira estudiantil fue el entonces coronel Jorge Carrillo Olea -quien años después, ya general, llegaría a ser Gobernador del Estado de Morelos- aunque no pudo escapar de una pedrada en la frente (aparentemente la última escena del video).
Echeverría y el Estado Mayor Presidencial, responsable de la seguridad del Presidente, sabían en qué terreno se metían y cuáles eran los riesgos; sobre todo, estaban conscientes de que ningún estudiante debería salir lastimado dados los antecedentes del 2 de octubre y la agresión a las instalaciones universitarias.
En otra ocasión visitó las instalaciones del Instituto Politécnico Nacional en el Casco de Santo Tomás (lamentablemente no pude localizar el video) y la situación fue similar a la de Ciudad Universitaria. Esta vez el Estado Mayor Presidencial tenía trazada la ruta de salida e inclusive había solicitado el apoyo de los jugadores de futbol americano de Águilas Blancas para hacer valla y custodiar la salida, pero no contaban con que Echeverría decidió salir por el acceso principal, pasando entre la multitud de estudiantes, saliendo mejor librado que en CU.
En fin, si algo debería preocupar a Peña Nieto y su equipo, más que la reacción de las estudiantes de la Ibero (a pesar de haber salido “victorioso”), es lo que se dice en medios internacionales importantes como el Washington Post de hoy, que expresa que los observadores políticos americanos confiesan que realmente no saben lo que verdaderamente representa el candidato, ni están seguros de cómo podrá gobernar a México al ser un socio comercial vital y un importante aliado en la lucha contra los cárteles de la droga, Incluso, se lee, algunos miembros del congreso americano no están seguros de qué tan comprometido está Peña en presionar en la lucha contra estos cárteles, además de que “sus propuestas presidenciales –la mayoría vagas- son muestras de las de la izquierda, la derecha y el centro”.
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