Sólo con boletines de prensa podría editarse un diario en los años 60.
Alguna vez mi padre, que era periodista, me dijo que con un mensajero, un redactor, un reportero y un fotógrafo, podría editar un periódico. El primero recogería boletines de prensa, el segundo les daría estilo y el tercero haría alguna cobertura especial. Del fotógrafo, era obvia su función.
Es probable que ello fuera posible. En aquellos años la mayoría de la información en los diarios provenía de boletines de prensa oficiales, es decir, comunicados de las dependencias de gobierno. La información estaba controlada y de hecho no existía el periodismo económico y financiero como lo conocemos ahora.
Testimonio de ello hay varios. Reproduzco dos en la columna anexa.
Conforme surgió el periodismo empresarial y de finanzas, los boletines de prensa empezaron a cobrar relevancia y se convirtieron en una fuente de información para los medios de comunicación sobre temas de actualidad y de interés tanto para ellos como para las propias corporaciones y sus públicos (el lanzamiento de un producto, el posicionamiento de un líder de opinión frente al tema del día, la situación sobre una catástrofe, entre otros).
Pero desde siempre, la vida útil de un boletín de prensa es breve y mientras menos información noticiosa contenga, más corto será su paso por el escritorio o la computadora del periodista. Por eso su empleo debe ser racional y siempre con un contenido noticioso, especialmente cuando los medios de comunicación reciben diariamente decenas de ellos de diferentes empresas y fuentes informativas, que compiten, primero, por ser abiertos por el reportero, luego, por ser leídos y considerados y, finalmente, por un espacio dentro del medio ya que aunque el reportero lo considere, no hay garantía de que los editores lo incluyan cuando puede haber temas más relevantes.
Las expectativas originales de los boletines eran el que se difundieran en prácticamente todos los medios de comunicación, lo que casi siempre ocurría y hasta eventualmente había reporteros que “firmaban” los boletines en su publicación, sin alterar ni una coma. Sin embargo, el hecho de que en la actualidad la mayoría de los medios buscan desarrollar sus propias historias le ha restado importancia a los comunicados oficiales, además de que tanto clientes como agencias de relaciones públicas frecuentemente saturan a los medios con extensos boletines con información que no siempre es noticiosa, con datos inútiles o redundantes, información sobre otras ideas o personas ajenas al tema central del comunicado, mensajes antiguos, etc.
Ante ello, surge la pregunta: ¿son útiles los boletines de prensa en la actualidad?
En un boletín por lo regular se informa sobre algo que ya aconteció: el inicio o fin de una huelga, la quiebra de una empresa, un lanzamiento de producto, lo que sucedió en una situación determinada, resultados financieros de una empresa, el resumen de un evento, la inauguración de una instalación, por mencionar algunas situaciones. En el comunicado se dan pormenores, datos duros relevantes y sirve de base para que los reporteros redacten su nota.
Sin embargo, en muchos casos se distribuye el boletín al finalizar una conferencia de prensa o un acto de interés (inauguración, lanzamiento de un producto, anuncio de algo que se proyecta hacia el futuro inmediato, etcétera). Son situaciones normalmente cubiertas por los reporteros asistentes quienes inclusive comparten la información con quienes llegan después. el boletín contiene los datos de los que los reporteros son testigos, pero a veces carecen de citas textuales de otros voceros participantes y, sobre todo, no puede contener los imponderables que pueden ocurrir durante la realización del evento, de los que ni cliente ni agencia tienen control.
¿Hay razón de ser del boletín en esas circunstancias?
En ocasiones el comunicado se queda corto y la noticia del evento se genera por los imponderables. Como ejemplo de lo anterior, una aerolínea nacional envió un boletín a fines de mayo pasado, anunciando una nueva ruta de Colima a Tijuana, con el Gobernador colimense como invitado de honor. El boletín hablaba del crecimiento de la aerolínea, el impulso económico, cultural y turístico a la región, las frecuencias y horarios y la disponibilidad de boletos. Lo único que no consideró el comunicado es que el avión no pudo aterrizar debido a la niebla sobre el aeropuerto. Algunos diarios encabezaron en sus portales: “Se "nubla" ruta aérea Colima-Tijuana” y mencionaron que “A las 9:00 horas se esperaba que el avión procedente de Tijuana aterrizara en el aeropuerto de Buenavista, en el Municipio de Cuauhtémoc, Colima; sin embargo, la ceremonia de inauguración de esta ruta aérea tuvo que llevarse a cabo sin la aeronave”.
Me parece que en la actualidad el boletín puede ser mejor empleado de manera preventiva, para anunciar algo que va a suceder, más que relatar hechos acaecidos, por muy actuales que puedan ser. Un documento así alerta a los reporteros de diarios para programar su agenda y en el caso de las revistas, se puede convertir en una herramienta para despertar el interés del editor sobre algún posible reportaje sobre el tema.
De cualquier forma, narrando hechos recientes o futuros, previo a la elaboración del boletín se requiere determinar el objetivo de comunicación, encontrar el ángulo que significa noticia para los medios, conocer qué información de la empresa se debe reservar en la confidencialidad, establecer a qué fuente le podrá interesar y contar con la base actualizada de datos de los periodistas.
Lograr boletines noticiosos implica prescindir de adjetivos, datos inútiles, información redundante, ideas poco relacionadas con el tema central y otros elementos del lenguaje con los que suelen adornarse muchos comunicados en México. Es redactar como si fuese el reportero que va a defender la información para su publicación.
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