Hace 30 años conocí las instalaciones de The Washington Post. Lo que más llamó mi atención fue una sección que, a manera de museo, conservaba linotipos y viejas máquinas de escribir. ¿Será que algún día estará ahí el último ejemplar del propio diario?
En aquél tiempo ese periódico ya no empleaba las máquinas que en México seguían siendo de uso común por la mayoría de los diarios. The Washington Post ya empleaba la electrónica para procesar la información de sus reporteros y para formatear cada página; se había adaptado y aprovechado los avances de la tecnología para su producción.
La semana pasada el inesperado anuncio de la venta del TWP al joven fundador de Amazon (49 años) Jeff Bezos, trajo de nuevo al escenario mediático el tema de las crisis financieras de los diarios impresos y la posibilidad de su definitiva desaparición ante el empuje y crecimiento del internet.
Es un hecho que las nuevas –y las no tan nuevas- generaciones emplean cada vez con mayor frecuencia el internet no sólo como fuente de consulta sino como medio para mantenerse informado, y que ello ha derivado en que los diarios impresos vean reducidos sus ingresos por publicidad y por ventas, poniéndolos en situación crítica.
En la última década son varios los medios que han sido víctimas de esta crisis. Desde comienzos de 2009 varios grandes diarios metropolitanos de Estados Unidos han cerrado o reducido drásticamente su personal. El San Francisco Chronicle estuvo cerca del cierre; el San Diego Union Tribune fue vendido a una firma de capital privado; el New York Times se deshizo de parte de sus oficinas y vendió acciones preferentes a Carlos Slim a cambio de una inyección de efectivo, a principios de este mes vendió el Boston Globe y por onceavo trimestre consecutivo sus ingresos por publicidad han caído-; e incluso el Tribune, uno de los grandes imperios de comunicación de Estados Unidos, con diar ios como el Chicago Tribune y Los Angeles Times, se acogió en 2008 al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, del cual salió el año pasado.
En el Reino Unido The Independient anunció en 2008 una reducción de personal; en enero de 2009 la cadena Associated Newspapers vendió su participación en el Evening Standard de Londres debido a una disminución del 24% de sus ingresos por publicidad y en marzo su corporativo Daily Mail and General Trust anunció que la reducción de personal sería muy fuerte. Finalmente, el mes pasado el consorcio alemán de medios Axel Springer vendió en 1,322 millones de dólares una importante parte de sus periódicos y revistas a su competencia, el Grupo Funke. No son los únicos, pero sirven a manera de ejemplo.
EN MÉXICO TAMBIÉN
En el caso de México los medios impresos también han sido impactados por la crisis en los últimos años; algunos han cerrado, otros sobreviven. En 2008 el periódico capitalino El Centro dejó de circular como consecuencia de los altos costos del papel, la ausencia de anunciantes y su escasa circulación pagada; Grupo Reforma se vio obligado a cerrar su periódico Palabra, de Saltillo, lo que implicó un ajuste de personal en esa plaza y en el Distrito Federal; la pauta publicitaria de El Universal descendió notablemente llegando a tener sólo 20 anuncios en ediciones de 76 planas.
A fines de 2008 El Economista fue vendido a Jorge y Alfonso Nacer Gobera para rescatarlo de la precaria situación financiera en la que se encontraba; en febrero de 2009 dejó de circular Diario Monitor sumido en grandes deudas; El Financiero, que ya afrontaba una severa deuda de cerca de 300 millones de pesos y había reducido su tiraje en 10 mil ejemplares, fue vendido el pasado mes de noviembre al joven empresario Manuel Arroyo (37). Excélsior, por su parte, canceló todos sus suplementos encartados en sus ejemplares de venta en calle y estanquillo, y los reservó exclusivamente para suscriptores.
El tema de la desaparición de los medios impresos no es reciente. Ante cada progreso en materia de medios de comunicación, se cuestiona la vida del medio impreso. Sucedió cuando apareció la radio y se repitió cuando empezaron a surgir los primeros noticiarios radiofónicos. Volvió a suceder ante la aparición de la televisión y, sin embargo, los medios impresos siguen y en muchos casos inclusive establecen agenda temática que es seguida por estaciones de radio y televisión.
Me parece que a lo largo del tiempo los medios impresos se han adaptado a las circunstancias que van surgiendo, se van transformando y reconfigurando para poder sobrevivir; algunos lo logran y otros, por el modelo de negocio, fracasan. De igual forma los periodistas que en ellos laboran han tenido que evolucionar y aprender a redactar la misma nota para el medio impreso, el internet, la radio y la televisión.
La tendencia al respecto es clara. En el mundo, muchos diarios empiezan a privilegiar la información en sus páginas web y ofrecen información exclusiva a través de videos en las mismas páginas electrónicas. En México, los diarios impresos empiezan a darle mayor fuerza a sus productos multimedia, incluyendo sus páginas electrónicas, la radio y la televisión en internet o en televisión abierta. Así lo han hecho ya medios como El Universal, Excélsior, Milenio, Reforma y hacia allá se encamina ahora El Financiero con lo que parece será una oferta muy agresiva.
¿The Washington Post pasará a ser pieza de museo?
No lo creo.
Si su nuevo dueño es congruente, en el aspecto organizacional la directiva y la forma de trabajar seguirán igual; Katharine Weymouth, sobrina de Graham y cuarta generación, y Martin Baron, seguirán al frente, y tampoco están contemplados despidos como consecuencia de la transacción. De hecho Bezos, quien es amigo de Graham desde hace algún tiempo, comentó que ni si quiera se plantea cambiar su lugar de residencia en Seattle.
En su carta de presentación ante los empleados del Post, Bezos expresa: "El periodismo juega un papel crítico en una sociedad libre, y The Washington Post es especialmente importante. Quisiera destacar dos tipos de coraje que los Graham me han enseñado y que espero mantener. El primero es el coraje para esperar, asegurarse y buscar otra fuente. El segundo es el coraje para decir 'sigue adelante con la noticia', sin importar lo que cueste".
En dado caso, quizás los cambios en el Post y en los medios impresos se encaminen ya no a la noticia como tal, que ahora es transmitida de forma inmediata a través de los medios electrónicos, sino al periodismo de investigación, a contenidos de fondo, al análisis, a la opinión fundada, a reportajes profundos y a contenidos que sólo pueden “saborearse” en el medio impreso, leídos temprano mientras se disfruta de una taza de café.
Y seguramente seguirán aprovechando las herramientas tecnológicas para mejorar sus ediciones impresas. Hace seis años, durante una conferencia que ofrecí a miembros de la Asociación Mexicana de Comunicadores Organizacionales (AMCO), sugerí que en el futuro cercano podrían surgir algunos cambios en los medios, por ejemplo: “mejor selectividad en la información, brevedad sin perder sustancia y mayor profesionalismo por parte de los medios”; en cuestión tecnológica preveía: “enlaces radiales y televisivos en directo a PDA’s (tiempo real), envío de información (boletines, datos) directa en formato SMS a iphones o PDA’s de reporteros; envío a suscriptores, por internet, de planas anticipadas del día siguiente, y hasta la posibilidad de que se formatearan los diarios en aparatos electrónicos portátiles, desde los cuales se enviaran a los talleres para la impresión del día siguiente.”
En aquella misma conferencia cerré con una cita que sigue teniendo vigencia: “Es evidente que los diarios, tal como los conocíamos hace diez años, tienen pocas posibilidades de sobrevivir. Si quieren hacerlo, tendrán que cambiar la piel.” Mario Calabresi, Editor de La Stampa (Milán).
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