Es común expresar que las
estrategias de relaciones públicas contribuyen significativamente a crear,
mantener o fortalecer una imagen positiva de empresas o personas, pero poco se
menciona que también pueden lograr exactamente lo contrario.
Durante la realización del
reciente Foro Económico Mundial en Davos, el Dr. Mario Molina expresó, de
acuerdo con información de The Guardian reproducida por varios medios
de
comunicación, que: “Ha habido una campaña de relaciones públicas muy bien
financiada por algunos grupos de interés para cuestionar las investigaciones
científicas sobre el cambio climático. Y lo han conseguido bastante bien…”.
Esta misma idea ya la había expresado el connotado químico en el portal de su
centro de estudios.
Esta forma de concebir las relaciones
públicas no es nueva e incluso hay quien dice que, en México, Hernán Cortés se
dedicó a influir en el pueblo tlaxcalteca para acrecentar la mala imagen que
tenían de los aztecas y motivarlos a rebelarse para pelear unidos a él contra
el imperio de Moctezuma.
También se supone que uno de los
primeros casos de relaciones públicas negativas en México fue el desprestigio
generado por la industria de bebidas alcohólicas hacia el
pulque, catalogándolo
como una bebida altamente embriagante, antihigiénica, de mal gusto y dañina
para la salud; supuestamente provocaba esterilidad, epilepsia, histeria,
imbecilidad, entre otras cosas. Esa campaña, dicen, tuvo una fuerte réplica en
la prensa a través de desplegados y notas informativas firmadas por médicos que
presentaban los “efectos negativos” de la bebida en la salud y en la sociedad.
El empleo de este tipo de relaciones
públicas se da por lo general en política, aunque ha habido casos en que se ha
utilizado por parte del sector empresarial. Lo que se busca con este tipo de
relación, es el desprestigio, ya sea de un contrincante político, de una
empresa, de una campaña de mercadotecnia, de un líder social, etcétera. Aun
cuando mucho de su acción se basa en la generación de rumores y especulaciones,
hay ocasiones en que la campaña negativa se fundamenta en documentos,
testimonios y evidencias en contra de quien se busca desprestigiar.
ALGUNOS
CASOS
En
mayo de 2011 Facebook reconoció que contrató a una agencia de relaciones
públicas para lanzar rumores, a través de los medios de comunicación, acerca de
las prácticas de privacidad de Google. Lo que buscaban era que periodistas y blogueros
escribieran artículos negativos en contra de Google.
El hecho se conoció cuando el bloguero
Chris Sohogian
recibió una propuesta de la agencia de relaciones públicas para
escribir un artículo sobre Social Circle,
un servicio vinculado a Gmail, de Google. La información que le pasaban
alertaba sobre la intrusión de Google en la vida personal, pero antes de
cualquier cosa, investigó el interés en el tema por parte de la fuente informativa
y para quién trabajaba. Ante la negativa de la agencia en proporcionar
detalles, Sohogian publicó los correos en donde le solicitan escribir y las comunicaciones
sucesivas, dejando al descubierto el tema.
Al descubrirse el asunto, un vocero de
Facebook explicó: “Contratamos a una agencia de relaciones públicas por dos
motivos fundamentales: en verdad creemos que Google está violando la privacidad
de los consumidores, y porque sospechamos que podría estar usando
inadecuadamente los datos que han rascado de los usuarios de Facebook. Queríamos
que terceras personas pudieran comprobar que la gente no estaba de acuerdo con
la recopilación y uso de la información de sus cuentas de Facebook.”
En
Barcelona, con el crecimiento que, particularmente en España, están teniendo
las cervezas artesanales, en junio del año pasado el importante grupo cervecero
Damm implementó una campaña de relaciones públicas negativas para intentar
frenar esa evolución. Los argumentos eran: "Son cervezas que se producen
en garajes”, “tememos un fallo de calidad que afecte a la imagen de la cerveza
española”.
Pero detrás de esa campaña había un
trasfondo económico. En Cataluña, feudo de Damm, nació el Gremio de
Elaboradores de Cerveza Artesanal y Natural (Cecam), que empezó a realizar gestiones
para que se reconociera a la cerveza artesanal como un producto singular. Las
reacciones a la campaña fueron inmediatas: Empresarios de toda España, a través
de los medios de comunicación y de las redes sociales la rebatieron y ya no
properó.
En
México, en 2006 , aparentemente de la nada, surgió interés por parte de las
televisoras nacionales en el tema del costo de la distribución de medicamentos.
Sus principales noticiarios “encontraron” que sólo uno de los varios
distribuidores que existían –el más grande- era culpable del alto precio de los
medicamentos. Lo curioso era que los reportajes eran muy parecidos y
prácticamente estaban fraseados de manera muy similar.
Basados en historias reales y conmovedoras,
traspasando la delgada línea que hay entre la información y el espectáculo (las
telenovelas, en este caso), las televisoras presentaban reportajes en torno a
un problema real de la economía mexicana: la distribución de los medicamentos y
su impacto en los precios de las medicinas en el país.
Pero detrás de esa campaña de
desprestigio no estaban los problemas de salud y el costo de los medicamentos,
sino el interés por evitar que esa poderosa distribuidora de medicamentos
obtuviera del gobierno la posibilidad de licitar frecuencias radioeléctricas
para crear una cadena nacional de televisión abierta. Su intento por participar
en la industria televisiva mexicana alentó a las televisoras existentes que
vieron, en las condiciones prevalecientes de la industria de los medicamentos,
un terreno fértil para desprestigiar a un potencial competidor, y así complicar
su futura incursión en la industria de la televisión.
Evidentemente, una campaña
de relaciones públicas negativas no sólo se ejecuta de palabra. De hecho, la
manera más efectiva de llevarla a cabo es dando sustento a los argumentos de
desprestigio. Una empresa que tenga interés en desprestigiar a su competidor,
puede buscar información en donde se haga evidente aquello que será el eje de
la campaña y hacerla de dominio público deteriorando la imagen y reputación de
su competencia.
A veces se gana, a veces no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario