Durante
su reciente visita de estado al Reino Unido, el Presidente de la República señaló: “los
entrañables lazos de amistad entre el Reino Unido y México se fortalecieron con
sus dos Visitas de Estado a México en 1975 y en 1983, en compañía del Duque de
Edimburgo”, y refirió que esta es “la cuarta ocasión que un Presidente de
México realiza una Visita de Estado al Reino Unido.”
El
Anuario Mexicano de Historia del Derecho publicó un artículo escrito en 1995
del Dr. José Juan de Olloqui, reproducido por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM,
quien hace una relación de la historia de las relaciones entre México y el
Reino Unido, de donde el autor fue embajador de nuestro país. En él, recuerda
que: “En la relación bilateral reciente se han dado numerosos contactos
entre
los que se encuentran: la visita de estado del presidente Luis Echeverría a
Londres en 1973… la visita de estado del presidente Miguel de la Madrid a
Londres en 1985…” Por la antigüedad del texto no menciona que en 2009 el
anterior Presidente también realizó una visita de estado a Reino Unido.
Independiente de esas visitas de estado, en 1990 y 1992 el entonces presidente
realizó sendas visitas oficiales –no de estado- a Reino Unido, reuniéndose con
la Primera Ministra, el Jefe de Gobierno y la propia Reina.
Después
de 42 años de la primea visita de estado, México y Reino Unido han cambiado y,
en consecuencia, ha sucedido lo mismo con otros aspectos.
Los
discursos oficiales, por ejemplo, en aquel abril de 1973, durante la cena ofrecida a sus visitantes, la Reina
Isabel expresó que las “modernas comunicaciones han hecho mucho para cambiar la
imagen de que en las relaciones internacionales, las naciones se preocupan por
sus vecinos más cercanos y sus rivales más acervos. Gracias a que México e
Inglaterra ni son rivales ni son vecinos, no habían intercambiado visitas de
estado con anterioridad”. En el mismo discurso, la Reina dijo que “Gran Bretaña
quiere ser socio y amigo de México, reuniendo esfuerzos para encontrar la
solución a los problemas sociales e industriales, del mundo de nuestros días”.
Por su parte, el Presidente de México,
fiel a su estilo y aspiraciones de líder mundial expresó que “México reclama la
cooperación equitativa entre naciones, como condición indispensable para la
seguridad internacional”. Dijo que “La paz no sólo está condicionada al
desarme, sino que exige el establecimiento de relaciones equitativas entre
países pobres y ricos”, y urgió al mundo a “entrar en una nueva era en que ni
la fuerza ni los intercambios comerciales se usen como formas de sometimiento y
explotación de los pueblos”. (Revista CyT, III época. Marzo-Abril 1973).
Cuatro décadas después, la misma reina
ya no habla del querer, sino del ser: la relación entre ambos países “está basada en
una notoria similitud de visiones y valores. Es esta perspectiva compartida la
que nos ha convertido en socios naturales, y los problemas sociales e
industriales de entonces se han transformado en “muchos temas complejos de la
actual agenda internacional”.
El
Presidente de México ya no es el mismo –aunque sí del mismo partido- y no habla
de la seguridad internacional (aunque tampoco de la inseguridad nacional) sino
de “fortalecer el Estado de Derecho, la transparencia, el combate a la
corrupción y la rendición de cuentas en todos los niveles de Gobierno”; las
relaciones equitativas de entonces se han convertido en “Tenemos 10 Tratados de
Libre Comercio con 45 países, que nos brindan acceso a un mercado potencial de
más de mil millones de personas”.
TAMPOCO ES LA MISMA FORMA DE COMUNICACIÓN
En
1973 resultaba asombroso que se pudiera ver en televisión, prácticamente en
vivo, la transmisión de lo que sucedía a 9,000 kilómetros de distancia. Hoy
suena hasta divertido recordar cómo se cubría una gira presidencial
internacional.
La
revista CyT describe: “La prensa informó diariamente publicando las
informaciones enviadas por sus reporteros a través de télex o teléfono…” Para
enviar por télex había que trasladarse hacia un sitio en donde hubiera esas
máquinas y la telefonía era fija, ya fuera en una oficina o desde un teléfono
público.
Luego
agrega: “…distancias que hace algunos años se consideraban como dificultad para
efectuar transmisiones vivas de televisión. Sin embargo, no tomó más de unas
pocas milésimas de segundo, el recibir una imagen tan lejana, en forma clara y
en colores nítidos.” En otro artículo de la misma publicación se menciona:
“Durante la gira, los medios de comunicación empleados… cubrieron casi todas
las técnicas de transmisión conocidas hasta ahora, enviándose las señales a
través de satélites, microondas e inclusive de cable submarino.”
Cuarenta
y dos años después el télex y la telefonía fija pasaron a la historia y hoy la
televisión es instantánea independientemente de la distancias y la transmisión
es en alta definición, de forma que no hay duda de que las imágenes son claras
y con colores nítidos. El reportero transmite desde el mismo lugar de los
acontecimientos e inclusive puede estar enviando imágenes o sonidos a través de
su teléfono celular.
Otra
gran diferencia es el medio de transporte
presidencial: en 1973 el presidente
viajó a bordo de un avión de la entonces empresa paraestatal. Se trataba de un
cuatrimotor DC8-63 que comercialmente tenía cupo para 180 pasajeros. Hoy la
Presidencia de la República cuenta con su propio avión, un Boeing 757 que
comercialmente puede transportar hasta 230 pasajeros pero que
El Presidente de la República al llegar a Canadá, primera escala de su viaje a Europa |
será
reemplazado en septiembre de este año por un Boeing 787, el cual, cuando entre
en servicio, será el avión presidencial más eficiente y uno de los más costosos
del mundo, solo por detrás del Air Force One del Presidente de los Estados
Unidos.
Y SIN EMBARGO…
Cuatro
décadas atrás estos son algunos temas que se trataban cotidianamente en los
medios de comunicación de nuestro país:
- Una crisis internacional provocada por la escasez de petróleo que aumentó de forma considerable el gasto público.
- La primera crisis económica desde el inicio del llamado "Milagro Mexicano".
- La compra de empresas al borde de la quiebra para sostener los empleos, pero a costa de ineficiencias y corrupción.
- El fin del tipo de cambio fijo que al fin de ese sexenio llegó a los 25 pesos por dólar.
- Una ola de secuestros y asaltos a bancos por grupos guerrilleros como el de Eugenio Garza Sada, el de uno de los secretarios de estado, el del suegro del Presidente o el de Rubén Figueroa, senador de la República y candidato a la gubernatura del estado de Guerrero.
- La captura y muerte de Lucio Cabañas, un maestro rural, egresado de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, líder estudiantil y jefe del grupo armado Partido de los Pobres en la sierra de Guerrero.
¿Seguimos
siendo el mismo país?
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