El pasado mes de junio escribí en este espacio acerca del
olfato periodístico y referí que “no es necesariamente nato a los reporteros y
muchos han sufrido para entenderlo, desarrollarlo y capitalizarlo”, luego de lo
cual reproduje algunas anécdotas sobre la carencia del olfato periodístico en
jóvenes que pretendían iniciar su carrera como reporteros.
En los siguientes días de dicha publicación recibí algunos
correos expresando que esa colaboración quedó incompleta, ya que sólo reproduje
anécdotas, pero no abundé en algunas recomendaciones para desarrollar ese
olfato. A continuación, algunas reflexiones sobre el desarrollo del olfato
periodístico.
John Cotton Dana, fundador del Museo de Newark, expresó que
“quien se atreve a enseñar, nunca debe dejar de
En alguna ocasión un joven estudiante me miró extrañado
cuando le dije que debería leer no sólo su periódico favorito sino otros,
especialmente de una línea editorial diferente. Leer los diarios tiene un doble
propósito para quien comienza en el trabajo reporteril. Por un lado, darse
cuenta de la manera en que cada medio aborda un mismo tema, de los estilos de
redacción de los diferentes reporteros, y de la estructura de las notas
informativas en comparación con las columnas y los comentarios editoriales.
Por otro lado, leer implica la búsqueda de posibles temas
sobre los que eventualmente puede surgir una noticia. Las noticias emanan de la
realidad y de lo que de ella se refleja en los medios. Una declaración, una
información por parte de algún grupo de la sociedad o de una organización de la
sociedad civil, un análisis o estudio que se difunde, y hasta un desplegado o
una carta pública pueden dar el indicio de temas o ángulos aún no explorados de
diferentes situaciones.
Leer y reflexionar sobre un tema de interés puede ayudar a
encontrar un ángulo personal y diferente de un hecho, un estudio o una
declaración. En esa reflexión tienen mucho que ver las clásicas preguntas que
todo periodista hace: qué, quién cuándo, dónde, cómo, porqué y para qué; quizá
una o varias de esas preguntas no fue adecuadamente planteada o suficientemente
respondida desde un punto de vista diferente.
La idea es explorar con una óptica distinta, preguntarse cómo
sería si fuera de otra forma, abrir la mente a posibles causas y consecuencias;
extrapolar un hecho en busca de cosas
nuevas; conectar sucesos, enlazar hechos relacionados; en la búsqueda, quizá se
encuentre un protagonista o un antagonista que cuente la historia desde un
punto de vista diferente, planteándose las interrogantes que tendría la
audiencia del medio.
LA OBSERVACIÓN Y LA
ESCUCHA
La realidad de la que surgen las noticias se da
cotidianamente y en todo lugar. Por ello es importante para el reportero
observar cada entorno en el que se mueve y escuchar atento lo que a su
alrededor se dice.
En alguna ocasión uno de mis maestros colocó en el pizarrón
una serie de fotografías diferentes y nos pidió observarlas por unos instantes.
La mayoría de los estudiantes buscamos en cada foto un personaje, una situación
específica, el número de personas en cada foto, la posible correlación entre
cada una de las imágenes, etc. Después de unos segundos, el maestro las retiró
y vino la pregunta inesperada: “¿quién las puede colocar en el mismo orden en
que estaban?
En la búsqueda de la noticia no sólo hay que fijarse en los
detalles de fondo sino en aquellos que, por obvios, muchas veces pasan
desapercibidos. En un sitio, no solo hay que ver qué personajes están, sino
cómo están ubicados; hay que
observar con sutileza sus gestos y, en general, su
lenguaje corporal: ¿platican o discuten? ¿Es una conversación seria o están
compartiendo anécdotas? ¿Hablan en voz baja, como en secreto? ¿Tienen ayudantes
o guardias de seguridad a su alrededor?
De la misma forma, aunque es una descortesía, el reportero
tiene que estar a la escucha de las pláticas contiguas; ahí puede surgir la
noticia. En alguna ocasión tres funcionarios públicos sentados frente a mí en
una sala de última espera del aeropuerto, comentaban sobre el envío de ayuda
para víctimas del tsunami de diciembre de 2004, para lo cual enviaron a
personal sin pasaportes ni visas. Un reportero que hubiera escuchado esa
conversación habría tenido material para una buena noticia. Por eso se dice que
el reportero lo es las 24 horas del día y en cualquier lugar.
Para un reportero novato es muy útil aprender de los más
experimentados, en tanto éstos estén en disposición de enseñar. La observación
de cómo actúan, cómo organizan su agenda y, en general, de cómo trabajan
diariamente, puede resultar una guía muy útil para quien comienza en el trabajo
periodístico. En muchas ocasiones sus noticias
derivan de llamadas telefónicas
a personas clave dentro de una situación específica; en otras, proceden de
encuentros personales o de entrevistas
bien planeadas y bajo un temario muy definido con preguntas clave para
obtener la información noticiosa.
En resumen, el olfato periodístico no se compra sino que se
desarrolla con la práctica y, sobre todo, asumiendo la mentalidad del
periodista que constantemente se pregunta el por qué y para qué de las cosas,
sumergido todo el tiempo en el mundo noticioso.
Por ello el reportero novato debe, desde el principio,
conocer el universo informativo de su entorno y el internacional, estar al
corriente de la actualidad, reflexionar sobre ella y el tratamiento que de ella
hacen los medios, y construirse sus propias opiniones y reflexiones sobre la
práctica periodística que observa en los medios: ¿Qué hubiera hecho yo ¿cómo lo
hubiera hecho yo?
Me parece que esas son las líneas prácticas que le ayudarán
a desarrollar su olfato periodístico y a profundizar en su aprendizaje. Las prácticas
de periodismo no solamente se realizan en el aula de prácticas de la facultad:
se hacen todo el día en todas partes. No se es periodista durante una jornada
de estudio o trabajo, se es periodista todo el día, cada día de la vida. Lo
fundamental en esa observación de la actualidad y la realidad es mirar la
realidad con ojos críticos. Ese es el punto de partida del cual se despliega el
sentido del olfato periodístico.
Cubrir esos aspectos desarrollando una mirada crítica hacia
la realidad, es el camino para desarrollar el sentido del olfato.
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