En el centro de la ciudad de México existe, en donde se ubica el famoso
Mercado de San Juan, una calle denominada Ernesto Pugibet, que en algún momento
se cruza con la que lleva por nombre El Buen Tono. Ambos nombres están ligados
a los comienzos de la creatividad en la comunicación mercadotécnica en nuestro
país.
Pugibet era un empresario francés que en 1879 emigró a México en donde fundó
una pequeña fábrica de puros a la que llamó El Buen Tono, ubicada en un
principio en la calle de Puente Quebrado, hoy República del Salvador. Con gran
visión, logró crecer su fábrica con la mejor tecnología de la época, pero a su
éxito también contribuyó la forma innovadora y directa en la que utilizó la
publicidad para promover sus productos.
En 1906 organizó vendedores ambulantes a quienes llamó “hombres sándwich”
ya que portaban un par de carteles colgando sobre pecho y espalda,
promoviendo
sus marcas de cigarros. Para 1907
Pugibet trajo a México el primer dirigible para anunciar sus puros desde
el cielo. Luego empleó globos aerostáticos
y, posteriormente, avionetas. En diarios, su diseñador de cajetillas, Juan
Bautista Urrutia, creó las Historietas del Buen Tono en las que promocionaba
diferentes marcas de cigarros y puros a través de un personaje llamado “Ranilla”.
Al paso de los años, los canales para la comunicación mercadotécnica
(promoción y publicidad de diferentes productos y servicios, incluyendo
campañas políticas) empezaron a diversificarse, llevando los mensajes en formas
ingeniosas.
De repente surcaban el cielo pequeñas avionetas que desplegaban un largo
cartel prendido de la cola del avión, anunciando diferentes productos; un canal
que de vez en cuando sigue siendo usado, por ejemplo, en campañas políticas.
A ello siguió la avioneta equipada con potentes altavoces que transmitían
el mensaje aprovechando la expansión de las ondas sonoras desde el aire. En la
ciudad de México recuerdo una que promocionaba un café soluble y, en algunas
zonas de la ciudad, la aeronave que anunciaba la presencia de un circo en el
rumbo.
Luego estuvieron las avionetas que escribían mensajes de humo en el
cielo, mismos que duraban no más de siete minutos antes que el viento los
disipara, pero suficiente para hacer llegar el mensaje de manera masiva.
Otro canal que empezó a utilizarse para campañas políticas fue el pintar
grandes letreros con el nombre o las iniciales del candidato en la parte más
alta de los cerros. Uno de ellos duró varios sexenios con las mismas siglas,
ubicado en la salida de la ciudad rumbo al estado de Puebla.
Con el paso de los años los creativos de la publicidad han encontrado
canales novedosos y atractivos para llevar los mensajes de sus clientes. Hace
dos décadas un amigo vendía mantas para promoción y publicidad colocadas en
globos aerostáticos que inflaba en determinados cruceros transitados de la
ciudad a la hora de mayor tráfico; hoy es fácil encontrar globos con marcas
comerciales, aunque no en las calles de la ciudad.
PRODUCTOS MÁS VISIBLES
En otro momento se empezó a emplear el
emplazamiento de producto
(“product placement”), consistente en la aparición de productos con marca
visible en películas, series televisivas o telenovelas. Dependiendo la
situación, es posible ver productos lácteos, frituras, bebidas refrescantes o
alcohólicas, marcas de automóviles, etcétera. Un ejemplo de ello es la película
“El Mundo de Wayne”,
en donde el actor Mike Myers hace un tipo de parodia de productos como Piza
Hut, Doritos, Reebook y Pepsi.
Actualmente lo mismo vemos anuncios en las paradas de autobús que
cubriendo completamente un transporte urbano, incluidos vagones del metro, o
anuncios espectaculares en video de alta luminosidad. Igual vemos figuras de
personas colgando de algún espectacular que marcas comerciales en telenovelas o
anuncios pegados al piso de los centros comerciales.
El ingenio no tiene límites y de ello hay algunos ejemplos:
- En agosto de 2009 una agencia de publicidad en Hong Kong colocó al pie de las escaleras eléctricas de algunos centros comerciales, un gigantesco resaltador de texto marca Stabilo, que mantenía la línea amarilla, a fin de mostrar la durabilidad y brillantez de la marca. Como los escalones están continuamente desplazándose, da la sensación de que la franja amarilla del camino está siendo pintada constantemente por el marcador.
- Muy similar al anterior, Duracell pegó al pie de una escalera eléctrica una calcomanía de un depósito de baterías para simular que la escalera trabaja gracias a la pila. Lo mismo han hecho otras marcas famosas de tintes para el cabello, compañías automotrices, empresas refresqueras, impresoras, etcétera.
- En octubre de 2011, Contrex, la marca de agua de Nestlé, lanzó una campaña de comunicación: MaContrexpérience, proponiendo una nueva forma de adelgazar bajo el principio de que “adelgazaríamos mejor si fuera más divertido”. La base de la campaña fue un video en el que unas mujeres hacen bicicleta estática en París y con la energía de su ejercicio pueden ver un strip-tease de un hombre de neón, en el edificio que tienen justo enfrente.
Las modernas formas de publicidad y promoción no tienen fronteras temporales o físicas y
representan una amplia gama de posibilidades para llamar la atención por su
innovación y atractivo visual o auditivo. Muchos de ellos literalmente salen al
encuentro de los consumidores y logran el propósito de impactar.
Me parece que no está lejano el día en que encontraremos en la calle
algún anuncio en tercera dimensión, similar al de la película “Volver al
Futuro”, en el que un
tiburón salta de la marquesina para “comerse” a Marty McFly, en un anuncio
de la película “Tiburón 19”.
Los días de los globos aerostáticos y las avionetas sonoras han quedado,
literalmente, en el siglo pasado.
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