En México quizás no recordaremos la fecha, pero no olvidaremos que fue el día en que por primera vez Trump se manifestó despectivamente sobre los mexicanos ("México
manda a su gente, pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón
de problemas (...). Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores" y
fue cuando propuso levantar un "gran muro" en la frontera entre los
dos países y que "México lo pague".
Dichas expresiones fueron objeto de muchas publicaciones y comentarios
tanto en medios impresos como electrónicos y redes sociales y a partir de ahí
las agresiones verbales de Trump no han cesado. Sólo es cosa de ver las
continuas reacciones y comentarios en las redes sociales para conocer lo que se
opina de este personaje.
Nuestro país no es el único que ha sido agredido por el precandidato. Su
carrera hacia la presidencia ha incluido agresiones verbales y físicas hacia
medios de comunicación, independientemente de que ha venido enfrentado varias
demandas en algunas cortes norteamericanas.
Desde el inicio de su campaña, Donald Trump ha llamado repetidamente a la
prensa "escoria" y "lo peor"; ha hecho burla de algunos y
hasta sus escoltas han agredido físicamente a otros. Quizá para los mexicanos
la más memorable de las agresiones fue la que propinó al periodista mexicano
(ahora con ciudadanía norteamericana) Jorge Ramos.
El 26 de agosto, Ramos, de la cadena Univisión y uno de los periodistas
más influyentes de Estados Unidos, fue expulsado del salón
en donde se celebraba una conferencia de prensa por un guardaespaldas de Trump,
quien obedeció a una señal corporal de su jefe. La razón: querer saber sobre su
política migratoria y su plan de expulsar del país a 11 millones de
indocumentados.
Aun cuando luego fue recibido nuevamente en la conferencia, gracias a la
presión de algunos de sus colegas periodistas, y pudo hacer sus preguntas, la
agresión y la forma cortante de responder de Trump fue un hecho visto en vivo a través de la
televisión. Luego de ello, en entrevista para Univisión, Ramos comentó: "En
ninguna parte del mundo me han sacado de una conferencia de prensa o de una entrevista
por la fuerza. Nunca".
PERO NO FUE EL PRIMERO.
En julio del año pasado, Trump pronunció agresiones en contra del
periodista cubanoamericano de Telemundo, José Díaz Balart, sobrino de Fidel
Castro y otro de los periodistas influyentes en Estados Unidos. Cuando Díaz
hacía una pregunta en una conferencia de prensa, fue agresivamente interrumpido
por el millonario.
Mientras Balart encaminaba su pregunta al tema del cruce de inmigrantes (“Muchos
sienten que lo que usted dijo de que quienes cruzan la frontera son violadores
y asesinos…”, Trump literalmente
lo cortó: “No, no, estamos hablando de la inmigración ilegal y todo el
mundo lo entiende. ¿Saben qué? este es el típico caso de la mala interpretación;
toman una frase de aquí, otra de allá y las unen”, y mirando a Díaz Balart,
aunque en el video no se ve al reportero, añadió: “Y tú estás con Telemundo y Telemundo debería sentir vergüenza”. Trump siguió
hablando y hasta hizo alarde de la demanda que tiene contra la cadena
Univision. “Tú ya terminaste”, concluyó tajante.
Al mes siguiente (6 de agosto) hizo públicamente comentarios poco
agradables en contra de Megyn Kelly, la
moderadora del primer debate entre varios precandidatos
republicanos, quien fue dura en sus intervenciones y especialmente contra
Donald Trump, al que le dijo que no podía ser presidente por haber calificado a
las mujeres de "cerdas, gordas y perras”.
Trump acusó a Kelly de no ser muy rigurosa ni
muy inteligente por cuestionarlo y después, en una entrevista, hizo comentarios
contra la mujer: "le
brotaba sangre de los ojos, le brotaba sangre de... de donde sea", en
un juego de palabras que insinuaba que Kelly estaba menstruando.
En noviembre, el precandidato volvió a
insultar a un
periodista. En un evento proselitista en Carolina del
Sur se burló de Serge Kovaleski
por un artículo que
publicó en 2001 en el Washington Post, sobre un supuesto
grupo de musulmanes en Estados Unidos celebrando la caída del World Trade
Center. En esta ocasión Trump imitó los movimientos que hace una persona que,
como Kovaleski, sufre de artrogriposis, un síndrome clínico congénito que
afecta las
articulaciones y movilidad.
El caso más reciente ocurrió el pasado 29 de
febrero, en esta ocasión en contra de un reportero gráfico de la revista Time.
Un guardaespaldas de Trump empujó
al periodista Christopher Morris, provocando su caída y el inicio de los
forcejeos. Después, el fotógrafo enojado tomó del cuello al agente de seguridad
que lo había empujado. La agresión se debió a que el reportero quiso captar
mejores ángulos de una manifestación: “Solo di un paso unas pulgadas más
adelante de la barrera, entonces me agarró del cuello y empezó a empujarme
hasta que caí al suelo”, expresó el
Aunado a las anteriores agresiones (y todo lo
que pueda venir, sea o no el candidato republicano), Trump enfrenta varias
demandas judiciales.
El portal especializado Law Newz, fundado por
Dan Abrams, analista de temas legales para la cadena ABC publicó el pasado mes
de febrero que Trump ha estado involucrado en por lo menos 169 demandas
federales que datan desde 1983. Son asuntos que van desde disputas
empresariales hasta recientes acusaciones sobre afirmaciones discriminatorias
sobre minorías, expresadas en sus actos de precampaña. Lo mismo ha sido
demandado por celebridades que por asistentes personales, sindicatos y
empresarios.
Ante este panorama y el inesperado éxito que
está teniendo el empresario, no es raro que los líderes republicanos ya estén
buscando cómo descarrilar el ímpetu de Donald Trump, en lo que constituye una
crisis para Partido Republicano, pues la militancia parece encaminada a nominar
a un candidato presidencial que la cúpula organizativa no puede controlar.
Lo interesante será ver la reacción de los
medios de comunicación y de quienes lo han demandado o criticado, en el caso
que resulte el candidato, y más, si llegara a ganar la Presidencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario