Como seguramente todos saben, este
lunes 22 de abril se celebró el Día Internacional de la Madre Tierra (Día de la
Tierra), iniciativa surgida para crear conciencia sobre temas como la
sobrepoblación, la contaminación, la biodiversidad y otros temas ambientales y
proteger al planeta. Es un día para recordar el daño que le estamos haciendo a
la madre tierra, nuestra casa común.
Lamentablemente fueron pocos los
medios de comunicación en México que recordaron esta fecha. Seguramente no habría
sido así si el actual presidente de la República lo hubiera mencionado en su
reunión mañanera con medios de comunicación, aunque sólo hubiera sido para recordar que “la madre tierra le dio permiso
para construir el tren maya”.
El presidente, presente en Veracruz
(lugar ideal para hablar del Día de la Tierra) dedicó su reunión con medios,
primero y obligadamente -luego de que fue “acribillado” con tuits durante el
fin de semana- a la matanza en Minatitlán. Lamentablemente no manifestó empatía espontánea con los familiares de las víctimas
ni expresó condolencias; sólo manifestó ser “dueño de mi silencio y no voy a
ser rehén de nadie. Entonces, esa fue la situación, pero sí estábamos
atendiendo el problema constantemente.”
Al presidente más bien le urgía decir
que “está cumpliendo” con el compromiso de reducir el precio de los
combustibles, apoyado por el Procurador del Consumidor. Sólo a pregunta de los
reporteros de Reforma de Radio Centro y de Milenio, principalmente, tocó el
tema: achacó la culpa a los gobiernos anteriores, reiteró su promesa de
garantizar la paz y la seguridad, afirmó que todo mejorará con el reparto de
dinero que tiene contemplado como “programas sociales” y con la puesta en
acción de la Guardia Nacional.
Independientemente de ello, es bueno
recordar cómo surgió esta efeméride. Algunos conocidos a quienes pregunté me
dijeron que el tema surgió después de
que a fines de marzo de 1989 el buque tanque Exxon Valdez encalló en Prince
William Sound, Alaska, vertiendo 37.000 toneladas de hidrocarburo que se
expandieron sobre más de 2.000 kilómetros de costa, con lo que se generó la peor
tragedia ecológica de la historia de Alaska.
En realidad los cimientos de esta
celebración se dieron a raíz de otro gigantesco derrame de petróleo ocasionado por
la petrolera Union Oil, que manchó la costa de Santa Bárbara el 28 de enero de
1969, lo que reforzó la llamada de atención hacia la contaminación.
El derrame ocurrió por una explosión
submarina al perforar un pozo. La compañía intentó detener el flujo de petróleo
del pozo, pero pronto la acumulación de presión causó que el gas natural y el
petróleo se encontraran a través de fisuras en el fondo del océano. Durante los
primeros 11 días del derrame, el petróleo se escapó a una velocidad de casi
9,000 galones por hora y para cuando Union Oil logró detener la fuga,
aproximadamente tres millones de galones se habían extendido en más de 35
millas.
Como consecuencias de este derrame, los
animales que dependían del mar fueron duramente golpeados. Las mareas entrantes
arrojaron a la playa cadáveres de focas y delfines. El petróleo hizo mella en
la población de aves marinas de las que muchas especies emigraron, pero las
aves buceadoras que debían obtener su alimento de las aguas mismas se empaparon
de alquitrán. Las que lograron evitar el aceite fueron amenazadas por los
detergentes utilizados para dispersar la mancha de aceite.
Los productos químicos robaron las
plumas de la impermeabilización natural utilizada para mantener a las aves marinas
a flote. Al escribir sobre ello en enero de 1970, el corresponsal de The New
York Times, Gladwin Hill, lo calificó como "disparo ecológico en todo el
mundo".
Luego de ello surgieron movimientos y
organizaciones, especialmente estudiantiles para crear conciencia sobre la
protección al medio ambiente, pues en todo el mundo la contaminación estaba
convirtiéndose en mortal y la biodiversidad empezaba a declinar por el uso
masivo de pesticidas y otros contaminantes.
Manifestación de estudiantes en Santa Bárbara |
El 22 de abril de 1970 millones de personas tomaron las
calles para protestar por los impactos negativos de 150 años de desarrollo
industrial. La conciencia ecológica global empezó a crecer y fue hasta 2009 que
la ONU decretó el 22 de abril como El Día Internacional de la Madre Tierra.
En la actualidad el Día de la Tierra
es un evento global anual en el que cerca de mil millones de personas de 192 países
toman parte, con lo que se constituye el mayor evento de acción cívica en el
mundo. Es un día para la acción cívica y
la participación política: la gente se manifiesta, presiona a sus gobiernos,
planta árboles, limpia sus calles y los grandes corporativos y los gobiernos
anuncian nuevas medidas y programas de sustentabilidad.
El Presidente de México ni recordó el día, ni se solidarizó con
los habitantes de Minatitlán; prefirió seguir culpando al pasado por la
inseguridad.
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