El
pasado 1 de julio la nueva Secretaria de Prensa de la Casa Blanca (la de
Washington), Stephanie Grisham, recibió lo que literalmente resultó su bautismo
de fuego en el puesto durante la presencia del Presidente de Estados Unidos en
Corea del Norte.
Stephanie Grisham en Corea |
En
efecto, la principal función de un Secretario de Prensa (Director de
Comunicación, Jefe de Prensa, Coordinador de Comunicación o como quiera que se
le llame en México) es facilitarle la vida a los medios de comunicación y, en
su caso, hablar por el Presidente o de quien dirija los destinos de una nación
o de un Estado e incluso de un político prominente, de un rock star, de un deportista, etcétera.
Estos
funcionarios tienen entre sus responsabilidades idear estrategias de
comunicación
para difundir el trabajo de sus jefes, su misión es hacer noticia de aquello
que sólo sus jefes creen que es “la nota de 8” y buscar que todo lo que se
publique sea favorable. Además su trabajo se multiplica cuando la organización
para la que trabaja entra en una crisis de comunicación.
Del
otro lado, también son los responsables de que los periodistas sean debidamente
atendidos, se les facilite el acceso a la información que buscan, obtengan lo
más pronto posible las entrevistas que solicitan y, en caso de viajes, que
tengan hospedaje, alimentación, acceso a internet, lugares adecuados para
trabajar, que estén acreditados para cubrir el evento y en dado caso,
facilitarles su obtención para realizar su cobertura informativa, entre otros.
Eventos
como el ocurrido a Grisham y otros parecidos suelen darse.
En
una ocasión, durante el programa de apertura de la Universidad del Futbol y
Ciencia del Deporte, en la Ciudad de Pachuca, en 2001, las actividades incluían
una visita a puerta cerrada con autoridades locales y deportivas, incluido el
gobernador del Estado. Por tratarse de la primera institución de su tipo, se
hizo una convocatoria a medios pues era indudable que sería una buena nota para
las secciones de deportes y de política.
La
sorpresa fue que el equipo de colaboradores del gobernador intentó bloquear el
acceso a los medios. Una novel ejecutiva de comunicación apostada en la puerta
trató de justificar la acción ante los reporteros sin darse cuenta de que era video
grabada, lo que convertiría la información en una nota negativa, contra lo
esperado. Afortunadamente un ejecutivo experimentado que estaba cerca y se
percató del hecho intervino y por sobre la instrucción del equipo del
gobernador, ofreció una disculpa “por el malentendido” y le abrió paso a los
medios sin necesidad de empujones.
Años
más atrás, el periodista de Veracruz Raúl
Torres Jiménez narra en el portal Los Políticos que en 1982 los
reporteros que cubrían las actividades del gobernador esperaban la llegada de
Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo, segundo presidente de la democracia española a
la muerte del dictador Francisco Franco.
“Los
“guaruras” del Estado Mayor Presidencial abusivos, prepotentes, altaneros,
buscaban al jefe de prensa del Gobierno del Estado, y sólo estaba el que esto
escribe, un simple reportero. El jefe de la sección se dirigió a mí y espetó:
“no hay gafetes, no pasa nadie”. Yo sólo dije “lo que usted ordene”, porque
discutir con esos necios era meterse en problemas y no se trataba de hacerle al
héroe. El pedante militar regresó unos minutos después y se dirigió a mí de nuevo:
“sólo van a pasar unos cuántos, los que tú identifiques y nos digas de qué
medios son, si titubeas con alguno, no pasa… Y empezó el desfile: identifiqué,
desde luego, al profesor Alfonso Valencia Ríos y a su fiel fotógrafo Andrés
Cortés en primer lugar, y luego a otros compañeros, hasta que me tropecé con
uno del que no sabía su nombre aunque siempre nos saludábamos y tuve que
aceptar que no lo identificaba plenamente. Es obvio decirle que ese día me
llovieron mentadas como pocas veces en mi vida.”
Hay directores de comunicación tienen exposición
mediática propia, cuya función como voceros es evitar el desgaste mediático de
su jefe y por lo tanto intentan canalizar toda la información y ser una especie
de parapeto contrarrestando opiniones críticas. Es el tipo de rol que desempeña
el Secretario de Prensa de los Estados Unidos o el de Eduardo Sánchez en el
sexenio pasado.
Por el otro lado, hay quienes son de bajo perfil:
son aquellos que tienen contacto con los medios de comunicación, gestionan la
información y son activos, pero no tiene exposición pública; más bien están
concentrados en lograr la mejor exposición mediática de sus jefes. Es el tipo
de ejecutivo de la mayoría
de los políticos, deportistas y artistas. Por
ejemplo, pocos saben quién es Robin Baum, aun cuando es la mujer que decide
cuándo y a quién dará entrevistas Johnny Depp, si es mejor que Antonio Banderas
vaya o no a los programas de televisión, o cuándo Daniel Craig volverá a hablar
de James Bond.
Robin Baum con Johnny Depp |
Independientemente del tipo de director o de las
situaciones a las que se tenga que enfrentar, lo importante en todo caso es
que, para ser efectivo, un director de comunicación debe conocer bien a la
institución y a su director, tener los elementos necesarios para apoyar a los
directivos en la toma de decisiones estratégicas, contribuir con su trabajo a
maximizar fortalezas y oportunidades y minimizar debilidades y amenazas, sabe
leer el entorno y las coyunturas, distingue sin problema el factor “noticia”
entre toda la información a la que tiene acceso y, sobre todo, se relaciona
racional y sistemáticamente con los medios de comunicación.
La Casa Blanca tiene una descripción de puesto para
cada posición importante, incluyendo la de Secretario de Prensa. Me parece que
no sería mala idea hacer lo propio para cada puesto clave en nuestro país,
incluyendo el de Director de Comunicación.
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