Quien haya leído algunas de las novelas de Emilio Salagari,
específicamente El León de Damasco, seguramente recordará los nombres de Muley-el-
Kadel
(el León de Damasco) y a Leonor (El Capitán Tormenta).
Hoy creo que pocos recuerdan a estos personajes de la novela; sus nombres
se han perdido y en su lugar están presentes, desde inicios de los años setenta,
los de la familia Asad, primero el de Hafez al-Asad y desde el año 2000 el de
Bashar al-Asad, con quien se inició en 2011 la guerra civil que ha llevado a millones
de sirios a migrar, no siempre con éxito, principalmente a países europeos.
Los medios de comunicación continuamente y cada vez con más frecuencia
dan cuenta del penoso éxodo y, lamentablemente, de todos los que mueren en el
intento de alcanzar un lugar en donde vivir en paz y posibilitar el desarrollo
a sus hijos. Hoy sabemos que fuera de Europa hay gobiernos que brindan ayuda
humanitaria a estos migrantes y otros que analizan la posibilidad de hacerlo
dándoles asilo.
Nuestro país tiene una larga tradición de asilo. En diferentes momentos
de la historia ha acogido a migrantes de distintas nacionalidades que han salido
de sus países por distintas razones, especialmente para huir de regímenes
dictatoriales o de guerras civiles.
Baste recordar los que quizá son los más connotados:
- La generación de españoles, desde obreros especializados hasta catedráticos, que fueron recibidos entre 1936 y 1940, traídos por el gobierno de Lázaro Cárdenas para ponerse a salvo de la represión que existía en España derivada de la dictadura militar del General Francisco Franco.
- Las nutridas filas de ciudadanos chilenos, muchos de ellos académicos, intelectuales, profesionales y políticos de alto nivel, que migraron a México luego del golpe de estado de Augusto Pinochet, poco después de la visita que el presidente Salvador Allende hiciera a nuestro país. La apertura de nuestro país para recibirlos y darles trabajo originó una frase de doble sentido: “México para los chilenos y chile para los mexicanos”.
- Durante los años setenta, en el contexto de la dictadura militar que persiguió y desapareció a políticos, artistas, filósofos, militantes, e integrantes de movimientos de izquierda, México recibió a cientos de migrantes argentinos, muchos de los cuales, debido a su nivel académico, encontraron acomodo en centros educativos de nivel superior, lo que facilitó su estancia al incursionar rápidamente en las comunidades científicas, artísticas y tecnológicas del país.
- A raíz del terremoto que azotó a Haití en enero de 2010, México abrió sus puertas para recibir a cientos de haitianos por causas humanitarias. En Junio de 2010, el Instituto Nacional de Migración (INM) reportó que 1,011 nacionales haitianos habían ingresado al país. A estos migrantes se les permitió estudiar, moverse por el país, acceder a los servicios públicos y trabajar, aunque dos años después muchos de ellos no conseguían un trabajo.
Fiel a esta tradición, poco antes de las fiestas patrias la recién
nombrada Secretaria de Relaciones Exteriores, tras su participación en el
evento "15 años del TLC entre México y la UE (Unión Europea)" manifestó:
“Estamos estudiando la posibilidad de recibir, en su momento, algunos
refugiados”, refiriéndose a la situación en Siria, aunque aclaró que no se ha determinado el número de sirios que
se podría acoger.
UN PROYECTO HUMANITARIO
Independientemente de la decisión que tome el gobierno federal sobre este
tema, en diferentes medios de comunicación se ha empezado a dar a conocer el
denominado proyecto “Habesha”, iniciativa que lleva casi año y medio de
gestación y al que se han unido institutos de educación superior de México.
Según describe su página electrónica,
“El Proyecto Habesha es una iniciativa humanitaria internacional liderada por
México, neutral, sin ánimo de lucro, apolítica y laica; dirigida a enviar un
mensaje de solidaridad al pueblo de Siria, haciendo posible que un grupo de
estudiantes, que ahora viven en calidad de refugiados en países vecinos, viaje
a México para continuar con su educación superior. El Proyecto Habesha propone
un modelo que concibe la recepción de estudiantes sirios como un activo y una
oportunidad para promover el diálogo intercultural que fomente una cultura
internacional para la paz.”
La iniciativa nació de egresados de la Universidad Panamericana con la
intención de ayudar a los jóvenes que por los conflictos en su país no pudieron
concluir sus estudios o iniciar una carrera. Una vez que concluyan su
preparación, los jóvenes regresarán a Siria para apoyar en su reconstrucción.
El primero de los 30 jóvenes sirios que llegarán a México como parte de este
programa se llama Essa Hassan, de 25 años, graduado en Biblioteconomía y
Ciencias de la Información por la Universidad de Damasco. La razón principal
que forzó a Essa a dejar su país fue la decisión de no ser parte de esta guerra
“porqué la violencia produce más violencia”.
Essa tiene la ilusión de regresar a Siria algún día:
“Siempre pienso en
el momento en el que la guerra en Siria llegue a su fin, y no quisiera regresar
a mi país sin haber antes hecho algo fuera. Estoy convencido de que los valores
de la preparación educativa aún existen y perdurarán por mucho tiempo.”
Essa Hassan |
Así como México recibe migrantes y algunas instituciones de educación
superior implementan este tipo de programas de apoyo, específicamente para estudiantes,
creo que también tendría que pensar en sus propios migrantes que abandonan el
país no por guerras o dictaduras, sino en busca de mejores oportunidades de
desarrollo. Los emigrantes mexicanos no cruzan la frontera para estudiar sino
para trabajar; la Encuesta de Migración en la Frontera Norte de México (EMIF)
revela que en 2013, alrededor de 70 por ciento de los migrantes mexicanos
mayores de 16 años estaban integrados a la fuerza laboral estadunidense.
El
Anuario de Migración y Remesas México 2014 del Consejo Nacional de
Población revela que el 39.1% de los migrantes mexicanos tiene entre 30 y 44
años y 21.8%, entre 15 y 29 años de edad, lo que indica que bien podrían estar
estudiando.
Sería muy reconfortante que diarios y noticiarios electrónicos reportaran
algún día que una institución educativa ha diseñado un programa de apoyo para
que estudiantes mexicanos tengan dentro de su país la posibilidad de alcanzar
algún grado académico, y que empresas e instituciones privadas o públicas les ofrecerán
empleo al acreditar la culminación satisfactoria de sus estudios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario