Durante su reciente visita a
México el Papa Francisco se pronunció, en diferentes contextos y
circunstancias, sobre algunos temas inherentes a la realidad social de este
país. Las crónicas al respecto mencionaban indistintamente que el Papa dio un
discurso, una homilía o un mensaje. ¿Son lo mismo estas tres formas de expresión?
HOMILIA
Es un término eclesiástico, referido a la explicación que
un sacerdote hace a los feligreses sobre las lecturas bíblicas proclamadas
dentro de una celebración litúrgica o misa.
Las normas litúrgicas promulgadas por el Concilio Vaticano II exponen: “Se recomienda encarecidamente, como parte
de la misma Liturgia, la homilía, en la cual se exponen durante el ciclo del
año litúrgico, a partir de los textos sagrados, los misterios de la fe y las
normas de la vida cristiana”, en tanto que la Instrucción General del Misal Romano expresa: “Conviene que sea una
explicación o de algún aspecto de las lecturas de la Sagrada Escritura, o de
otro texto del Ordinario, o del Propio de la Misa del día, teniendo en cuenta,
sea el misterio que se celebra, sean las necesidades particulares de los
oyentes."
El mismo Papa Francisco,
en su primera exhortación apostólica EVANGELII GAUDIUM expresa que “La homilía
es la piedra de toque para evaluar la cercanía y la capacidad de encuentro de
un Pastor con su pueblo” y agrega que “El que predica debe reconocer el
corazón de su comunidad para buscar dónde está vivo y ardiente el deseo de
Dios” y que “la homilía no puede ser un espectáculo entretenido, no responde a
la lógica de los recursos mediáticos, pero debe darle el fervor y el sentido a
la celebración.
Es un género peculiar, ya que se trata de una predicación
dentro del marco de una celebración litúrgica; por consiguiente, debe ser breve
y evitar parecerse a una charla o una clase.”
DISCURSO
Según el historiador y filósofo francés Michel
Foucault (1926-1984) un discurso es una creación de quien lo emite, surgida de
su propia mente en el marco de un contexto determinado dando lugar una nueva
realidad: la que construye quien hace el discurso.
El discurso es el razonamiento extenso dirigido por una
Dentro de los diferentes tipos de discurso, me
parece que el Papa recurrió a una forma emotiva/expresiva y, por las
circunstancias específicas, empleó lo mismo un lenguaje coloquial, a veces poco
informal, que un discurso formal, cuidando lo mismo el lenguaje que las formas
políticas.
MENSAJE
El mensaje es, fundamentalmente, el objeto de la
comunicación, tanto en contenido como en forma, a través de símbolos y/o
señales transmitidos a través del lenguaje hablado como del lenguaje corporal. Es
información que el emisor envía a uno o más receptores tanto directamente como
a través de diferentes canales.
Dice Wilbur Schramm que un mensaje va impregnado de
una carga de experiencias y que el éxito de un acto de comunicación depende en
buena medida de que el mensaje se situé en el campo de la experiencia común de emisor
y receptor; ambos deben estar sintonizados y esta sintonización la otorga en
gran medida la experiencia común en ambos.
En su “Modelo de la TUBA” refiere que ante una
multiplicidad de mensajes, el receptor selecciona los que menor esfuerzo le
ocasionan para percibir su significado, los que más llaman su atención y más
despiertan necesidades de su personalidad, y los que mejor se adecuan a su conjunto
de normas en lo personal y en lo grupal.
QUE
DIJO A QUIÉN
Evidentemente, el Papa Francisco envió diferentes
mensajes a través tanto de homilías (el Evangelio aplicado a la vida de cada
uno) como de discursos (fijando posición y persuadir). Cada uno fue recibido
(decodificado) de acuerdo con un marco de referencia, un contexto y una
experiencia personal o grupal. De ahí que hubo quienes se sintieran defraudados
porque el Pontífice no hizo mención directa a temas como Ayotzinapa, la
pederastia, el aborto, los feminicidios y, en general, de la violencia que
priva en el país.
No obstante, me parece que, independientemente del
público al que se dirigió en los diferentes eventos en los que participó, el
mensaje central de cada exposición fue dirigido a todo aquél que lo escuchó.
Por ejemplo, en Palacio Nacional expresó: “La
experiencia nos demuestra que, cada vez que buscamos el camino del privilegio o
beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la
vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el
narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso
el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y
frenando el desarrollo.”
Para muchos, el mensaje estaba claramente dirigido a los
funcionarios gubernamentales del Presidente hacia abajo, pero objetivamente
visto, exceptuando el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, la mayoría somos susceptibles de buscar
beneficios en detrimento de otros; eventualmente caemos en formas de corrupción
y excluimos a quien percibimos diferentes ya sea por nivel cultural o
socioeconómico. Ello lo reafirmó cuando poco después expresó: “Esto no es sólo un asunto de leyes
que requieran de actualizaciones y mejoras —siempre necesarias—, sino de una
urgente formación de la responsabilidad personal de cada uno…”
Cuando a los obispos les expresó: “Si tienen que pelearse,
peléense; si tienen que decirse cosas, se las digan; pero como hombres, en la
cara… Y si se pasaron de la raya, a pedirse perdón…”, el mensaje también es
para todos quienes, como parte del género humano, tenemos conflictos que
pretendemos resolver con agresiones o imponiendo criterios; lo mismo que cuando
a las familias les dijo: “… es conveniente que de vez en cuando discutan y que
vuele algún plato, está bien, no le tengan miedo. El único consejo es que no
terminen el día sin hacer la paz, porque si terminan el día en guerra van a
amanecer ya en guerra fría, y la guerra fría es muy peligrosa…”, mensaje que lo
mismo puede aplicar en el ámbito laboral que en el social y, con todo lo que
ello implica, en el político.
Cuando en diferentes momentos se refirió a que los jóvenes
son la riqueza de esta tierra, el mensaje, más que a los propios jóvenes,
estaba dirigido a quienes tenemos la responsabilidad, desde las aulas, el
ámbito laboral, religioso, o el gobierno, de encauzar debidamente el ímpetu de
la juventud del país.
Y cuando en Ciudad Juárez refirió que “Trabajen para que
esta sociedad que usa y tira a la gente, no siga cobrándose víctimas” el
mensaje no era únicamente para los dirigentes de los centros de readaptación
social, sino para toda la sociedad que, en mayor o menor medida, es parte de la
cultura del descarte, que genera rechazados que se dejan de lado y no cuentan
en la sociedad.
En suma: el Papa expresó mensajes a través de homilías en
las celebraciones litúrgicas (no fueron clases ni charlas, y buscaron
transmitir la vivencia del Evangelio en las circunstancias de cada lugar y cada
grupo al que se dirigió), y de discursos, fijando una posición dentro de cada
contexto.
Los temas sobre los que muchos quedaron esperando una
posición del Papa, fueron respondidos a los
medios a bordo del avión que lo regresó a Roma. Como reza el lema
aristotélico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales: “ζῷον zỗion πoλιτικόν”
(El hombre es un animal político).
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