El lunes de
esta semana miles de automóviles, pisos y azoteas en amplio sector del Sur y
Sur Oriente de la ciudad de México (la mitad de las delegaciones políticas) y
algunos municipios del Estado de México amanecieron tapizados por un fino polvo
grisáceo. Era ceniza volcánica emanada
por el Popocatépetl durante esa madrugada. La última vez que sucedió algo así
en México fue en diciembre de 1994.
El evento fue
noticia en todos los portales electrónicos informativos de ese día y en los
diarios
capitalinos del día siguiente. Pero también fue motivo de preocupación
por los posibles daños a la salud al respirar el polvo volcánico, por los daños
a la pintura de los vehículos y por la posibilidad de afectaciones a las
operaciones aeronáuticas.
Foto de La Jornada |
Alguien me
comentó que el aeropuerto no se vio afectado por la caída de ceniza y que era
poco probable que los aviones pudieran sufrir algún percance por esta
situación. La realidad es distinta, no sólo para México sino para todos los
países que cuentan con orografía volcánica, y sus vecinos.
Un estudio
del Centro Nacional de Prevención de Desastres y del Instituto de
Geofísica, UNAM
de Agosto de 2001 sobre la actividad del Popocatépetl establece que al arrojar fragmentos
incandescentes y ceniza “se pueden afectar negativamente la aeronavegación y la
infraestructura aeroportuaria de la zona.” Agrega: “Estudios recientes apuntan
a limitar la altura en que las aeronaves pueden volar sobre el cráter, así como
a señalar que la caída de ceniza depende, entre otros factores, de la dirección
de los vientos. “
El mismo
estudio recuerda que el 30 de junio de 1997 el volcán generó una pluma que
alcanzó los 8 km por encima del volcán y que durante 2 ó 3 horas cayó ceniza
por lo que “El aeropuerto de la ciudad de México tuvo que ser cerrado por cerca
de 12 horas hasta que la ceniza depositada en las pistas pudo ser lavada.”
¿QUÉ SUCEDE CON LA CENIZA?
Contrario a
las cenizas producto de una combustión, la ceniza volcánica tiene un potencial
dañino para la salud (molestias en ojos, nariz y garganta, en las vías
respiratorias e irritaciones en la piel), en transportes, edificios, agua,
equipos de comunicación, la agricultura, etcétera.
En el caso
de los aviones, los componentes minerales de la ceniza volcánica puede producir erosión
de los parabrisas (con lo que se pierde toda visión en la cabina) y en partes
vitales como el timón; lo peor es que la ceniza puede ser absorbida por las
turbinas, provocando que los motores se “ahoguen” y se apaguen.
Son varios
los reportes que existen sobre encuentros de aviones con nubes de
ceniza, que han
provocado fallas temporales en las turbinas. Quizá el más
conocido de estos percances porque obligó a la OACI a tomar medidas
preventivas, es el del vuelo 009 de British Airways, conocido
como “Speedbird 9” o el incidente Yakarta, ocurrido el 24 de junio de 1982. Los
pilotos difícilmente podrían distinguir entre una nube de agua y una nube de ceniza,
por lo que el avión penetró en una nube de ceniza volcánica de la erupción del
Monte Galunggung, a 180 km al sureste de Yakarta, que entre otros efectos provocó
la detección de humo con olor a azufre en la cabina, un inusual brillo en las
turbinas y, lo peor, le apagó los cuatro motores.
Partes dañadas del vuelo 009 de British Airways |
La aeronave
pudo planear lo suficiente para escapar de la nube de ceniza y poder re
encender los motores. Luego del incidente se crearon en 1998 los Centros de Avisos de Cenizas Volcánicas
(VAAC por sus siglas en inglés).
Otros casos:
En diciembre de 1989 un vuelo de KLM entró en emergencia al descender en
Anchorage, Alaska, debido a la falla de sus cuatro turbinas. El avión había
volado a través de una delgada nube de cenizas volcánicas del Monte Redoubt, en
la propia península de Alaska. En 1991, durante la erupción del volcán Pinatubo
(Filipinas), 14 aeronaves sufrieron daños al volar en áreas con cenizas
volcánicas: 10 motores resultaron inutilizados.
Erupción del Puyehue – Cordón Caullenda |
Una erupción
el 14 de abril de 2010 en Islandia, arrojó ceniza volcánica varios kilómetros
en la atmósfera lo que llevó al cierre del espacio aéreo sobre la mayor parte
del norte de Europa. En junio de 2011 la erupción del Puyehue-Cordón Caulle, en
Chile, forzó a las aerolíneas a cancelar vuelos internacionales y al Sur del
país. En abril del año pasado, la erupción del volcán Calbuco, también en
Chile, obligó a la suspensión del tráfico aéreo del Aeropuerto Internacional El
Tepual y en otros tres aeropuertos en Argentina.
Cada una de estos eventos ha
significado noticia, a veces local, a veces internacional dado que varias de
estas nubes de ceniza le han dado la vuelta al mundo, como fue el caso del
volcán Chichonal, en el Estado de Chiapas, que en marzo de 1982 hizo erupción
generando una columna de ceniza que cubrió el Sureste y Centro del país y
circundó todo el planeta.
El tema viene a colación ante la
construcción del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que
estará localizado en la zona de influencia de posibles nuevas emanaciones de
cenizas del volcán Popocatépetl y ante lo cual es deseable que se hayan
considerado algunas de las recomendaciones del Instituto de Geofísica de la
UNAM. Entre otras:
·
Diseño
estructural de los techos para evitar la acumulación de la ceniza.
· Ductos de entrada a los
sistemas de aire acondicionado localizados lejos del piso, con tomas de aire no
orientadas hacia arriba y en zonas de poca probabilidad de acumulación de
ceniza.
· Sistemas de almacenamiento
de agua con capacidad mucho mayor, en caso de que se requiera agua para la
limpieza de pistas y de terminales.
· Sistemas de drenaje que
puedan contener una mezcla de agua con ceniza, además de tanques de decantación
para la eliminación de cenizas.
· Zona de entre-pistas con
vegetación o material especial para que permita que la ceniza sea removida de
ese sitio de forma fácil, o que capture la ceniza en forma definitiva, ya que
de otra forma la turbulencia generada por los aviones levantará de nuevo la
ceniza de esa zona.
· Sistemas centrales de
aspirado para la remoción de ceniza.
· Equipos
especiales de suministro de energía en caso de emergencia, que no sean
afectados por ceniza.
No es
posible impedir la acción de la naturaleza, pero sí se puede prevenir ser
noticia negativa de primera plana por no haber considerado la cercanía con el
volcán y sus posibles efectos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario