A lo largo de su campaña y durante el lapso de
transición, el ahora presidente electo de México ha hecho una serie de
ofrecimientos, varios de los cuales seguramente se convertirán en compromisos a
la hora de rendir protesta ante el Congreso de la Unión. Varios medios de comunicación
han listado los principales de los muchos ofrecimientos que ha realizado a lo
largo del tiempo, algunos de los cuales ya empiezan a tomar forma.
El presidente electo ha ofrecido: erradicar la
corrupción, respetar la Ley, amnistiar para lograr la paz, combatir la
inseguridad y el narcotráfico, gobernar para el pueblo, respetar la democracia
sindical, generar una nueva reforma
educativa, construir un tren maya, generar una constitución moral, no perseguir
a personajes de la “mafia del poder”, restructurar la administración pública federal,
cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, presentar un plan de
austeridad, ser ejemplo de
amor y solidaridad, y un largo etcétera.
Si se revisan los compromisos expresados en su toma de posesión
por los nueve presidentes que México ha tenido en 50 años, en todos ellos, incluido
el actual presidente electo, ha habido coincidencias en compromiso sobre diversos
temas. Estos son algunos de ellos:
Gustavo Díaz Ordaz (1964 – 1970), citó el tema de la violencia: “La
violencia no sirve para
Luis
Echeverría Álvarez (1970-1976, “Arriba y Adelante”) habló de gobernar para el
pueblo, modernizar la red ferroviaria y de iniciar su gobierno “bajo augurios
de concordia y buena voluntad”. Expresó que velaría “…porque se garantice la
autonomía sindical” y acerca de la educación dijo: “Una auténtica reforma
educativa exige revisar, profunda y permanentemente, los objetivos, los
conceptos y las técnicas que guían la docencia. La reforma educativa es, en
gran medida, una autocrítica del magisterio”.
José
López Portillo (1976 – 1982, “La Solución Somos Todos”), heredero de una crisis
económica dijo: “No cacemos culpables, ni achaquemos errores”. Luego habló
sobre austeridad y reducir el gasto “a lo indispensable eliminando el
prescindible por duplicatorio, ocioso o dispendioso”. Se comprometió a
reordenar las Secretarías de Estado y sobre la educación manifestó: “Incrementaremos
el impulso hasta ahora dado a la educación”. Hacia el fin de su mensaje reiteró,
sobre culpas y errores: “Luchemos por dar fin al odio, al rencor, al miedo y a
la impaciencia…”
Miguel
de La Madrid Hurtado (1982 – 1988, “La Renovación Moral de la Sociedad”)
también habló de austeridad: “La austeridad es obligada; vigilaremos que se
cumpla … para evitar dispendio, desperdicio o corrupción”. Comprometió la
cancelación de proyectos: “Cancelaremos proyectos cuando sea evidente su
carácter suntuario…”. También se comprometió a reestructurar la administración
pública federal y sobre su lema de campaña expresó: “La renovación moral de la
sociedad será compromiso y norma de conducta… Aspiro a inducir con el ejemplo
del Gobierno, empezando con el mío…”. Finalmente mencionó el evitar negocios
ilícitos en los contratos de obra y remató: “Promoveré sistemas que acaben con
las compensaciones al margen de la ley…; regularé las prestaciones a que éstos
(los funcionarios) tienen derecho”.
Carlos
Salinas de Gortari (1988-1994, “Solidaridad”), además del “Programa Nacional de
Solidaridad Social” insistió, como sus predecesores, en la austeridad: “Mantendremos
los hábitos de ahorro, productividad y eficiencia. Ratifico enfáticamente: en
mi administración habrá estricto control del gasto”.
Novedades
en su discurso fueron el tema de seguridad: “… renovaremos las corporaciones
policiales del país y reajustaremos severamente su estructura a fin de
garantizar control, honestidad y eficacia” y el asunto del narcotráfico: “El
narcotráfico se ha convertido en un grave riesgo…; crearé en la Procuraduría
General de la República una unidad dedicada a su exclusivo combate, con más
personal y mayor adiestramiento…”, temas que desde entonces han permanecido en
estos discursos.
Sobre
Educación, prometió convocar a padres de familia y organizaciones responsables
para integrar un programa “que permita realizar la gran transformación del
sistema educativo”.
Ernesto
Zedillo Ponce de León (1994 – 2000, “Bienestar para la Familia”) priorizó en su
discurso la educación de la que dijo “será una prioridad indiscutible en mi
gobierno”. También habló sobre la criminalidad, a la que prometió combatir
mediante “una honda y genuina reforma a las instituciones encargadas de la
procuración de justicia”. También mencionó la honestidad y tras expresar que se
fiscalizaría que los funcionarios actuaran con responsabilidad, honestidad y
eficiencia, remató: “El gobierno no es lugar para amasar riqueza”.
Vicente
Fox Quezada (2000 – 2006, “El voto del cambio”) asumió el compromiso de “siete
reformas medulares” (Política, Social, Educativa, Económica, Administrativa, de
abatimiento a la inseguridad y una que anule la corrupción y el engaño).
Comprometió
combatir la corrupción con el imperio de la Ley “… pero también con la fuerza
sencilla y poderosa del ejemplo”. Sobre actos de corrupción en el pasado
expresó: “… ningún acto relacionado con el pasado estará inspirado por
resentimiento alguno, venganza, ansias de reivindicación personal o
aspiraciones a reinterpretar la historia”. No obstante previno a sus
funcionarios que les exigiría cuentas por actos de corrupción.
Sobre
la delincuencia declaró no descansar “hasta
que vivamos seguros, sin temor ni angustia…” y acerca de la educación manifestó
que sería la columna vertebral del desarrollo y que la haría llegar a todas las
mexicanas y mexicanos.
Felipe
Calderón Hinojosa (2006 – 2012, “Pasión por México”) manifestó que la solución a
los problemas debía construirse por la vía de la paz y la legalidad, y sobre
sus prioridades dijo: “Una de las tres prioridades que voy a encabezar en mi
Gobierno es, precisamente, la lucha por recuperar la seguridad pública y la
legalidad.”
Instruyó
a su gabinete de seguridad para que en 90 días presentara un programa de
seguridad al tiempo que ordenó a los secretarios de Marina y de Defensa “a
redoblar el esfuerzo para garantizar la seguridad nacional por encima de
cualquier otro interés…”
Igual
que otros de sus antecesores habló de austeridad; comprometió que “En la
primera semana de mi Gobierno emitiré un decreto de austeridad en los gastos
del Poder Ejecutivo y reduciré el salario del Presidente y de los altos
funcionarios de mi Gobierno…”. La reducción de gastos incluiría el de campañas
electorales y el financiamiento público a los partidos políticos.
Enrique
Peña Nieto (2012 – 2018, “Mi compromiso es contigo”) habló de combatir la
impunidad y hacer que prevalezca la justicia y la paz; propuso varios ejes de
su gobierno, empezando por “poner al ciudadano y a su familia en el centro de
las políticas de seguridad” e instruyó a su gabinete para la la creación de un
Programa Nacional de Prevención del Delito.
Luego
expuso su intención de lograr un México con educación de calidad para todos y
de proponer la Reforma Educativa en la que “se establecen las bases para el
Servicio Profesional de Carrera Docente.” Mencionó el compromiso de desarrollar
trenes de pasajeros y de trabajar con austeridad económica y financiera: “Expediré
un decreto que establezca medidas de austeridad y disciplina presupuestal en el
ejercicio del gasto público. Un Gobierno eficaz debe ser capaz de hacer más con
menos”.
Promesas oímos, resultados no sabemos, o como dijo Cantinflas en una de sus primeras
películas: “A la hora de votar, puras promesas; a la hora de cumplir, puros
pretextos”. Esperemos que el próximo régimen deje buenas cuentas.
Los textos completos de los discursos de toma de posesión y otros
se pueden encontrar en:
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