El
pasado 16 de febrero El Sol de México publicó en su portal electrónico: “Sergio
Goyri se lleva el Oscar de los memes por insultar a Yalitza”, en referencia a
un video grabado y subido a la red social por la novia de Goyri con un
comentario racista acerca de Yalitza Aparicio, nominada al Oscar como mejor
actriz.
El
hecho puso en crisis a Goyri, quien, a pesar de su disculpa a través de su red
social (pésimamente grabada), recibió cientos de críticas en todos los tonos,
agravando aún más su imagen.
Lo
anterior es una evidencia de lo rápido que una crisis se puede generar y magnificar
a través de las redes sociales, lo mismo para una persona que para una empresa
o una institución pública. La consultora Freshfields Bruckhaus Deringer llp
realizó una encuesta entre 102 consultores en crisis de comunicación de 12
países que impactaron significativamente la forma en que la crisis se difundió
localmente y que los medios impresos y electrónicos locales se encargaron de
mantener el interés en la historia.
Según
Freshfields, sólo el 15% de las compañías que enfrentaron una crisis pudo
lograr una respuesta completa en la primera hora; si eso pasa a una gran
compañía, que podría hacer una persona a la que un evento de esta naturaleza
puede dañar su reputación a través de las propias redes sociales.
El
uso de las redes sociales tiene un doble filo: por un lado, la posibilidad de
comunicar de manera objetiva, transmitir ideas o pensamientos, informar, o ser
importante herramienta en la gestión de una crisis de comunicación, desde que
es conocida hasta su conclusión. Por otra parte, tiene el riesgo de ser el
detonador de una crisis gracias a que son un medio para ventilar enojos, para
generar especulaciones; cuando no se emplea de manera adecuada; cuando somos
captados en situaciones agresivas o ridículas; cuando hacemos publicaciones
poco atinadas; o cuando un “amigo” nos quieren dar 5 minutos de fama
difundiendo alguna expresión o actividad, como le sucedió a Goyri.
Este
tipo de crisis no son raras en las redes sociales. Hay muchos casos cuyas
consecuencias han variado desde la burla de los usuarios de las redes sociales,
hasta demandas judiciales. Estos son algunos ejemplos:
- En mayo de 2017, el entonces presidente municipal de Guadalajara, Enrique Alfaro, tuvo que ofrecer una disculpa pública al Club de Futbol Atlas y a su directiva por un video del Gobierno donde se caracterizaba a un aficionado como un ciudadano que no respetaba las banquetas. La disculpa también fue otra polémica por el lenguaje utilizado.
- En el mismo Estado de Jalisco, Jesús Manzo Corona, directivo de la Secretaría de Desarrollo e Integración Social (Sedis) y Jorge Contreras, del Ayuntamiento de Zapopan, fueron despedidos en 2016 tras la publicación de comentarios homofóbicos para burlarse del tiroteo en el club Pulse de Orlando, Florida, donde murieron 50 personas.
- El 10 de octubre de 2017, el actor Eduardo Yáñez golpeó a un reportero de Univisión durante una alfombra roja, lo que fue captado en un video que registró más de 1.7 millones de reproducciones en Facebook. Días después Yáñez se disculpó por la agresión en su cuenta de Twitter, pero no sin insinuar su disgusto por las preguntas del reportero.
- Iker Casillas, quien fuera guardameta del Real Madrid, fue criticado en redes sociales por un tuit promocional de Samsung. El deportista subió una foto a las redes sociales donde se le veía sujetando el nuevo modelo de teléfono de la compañía surcoreana al tiempo que indicaba que era el Smartphone que utilizaba. Nada hubiera ocurrido si no hubiera pasado por alto que en el tuit se indicaba que la foto y el comentario habían sido subidos desde un iPhone.
¿Por
qué el impacto de estas crisis? Tres factores inciden en la magnificación de un
evento o de una opinión a través de las redes sociales:
- Conectividad.- casi un tercio de la población mundial emplea redes sociales y la evidencia es que cada día se crean cientos de nuevas cuentas. Este crecimiento, indicativo de que cada vez hay más gente activa en las redes sociales ha cambiado la manera en que nos comunicamos, recibimos y compartimos información.
- Movilidad.- El internet a través de los teléfonos inteligentes los ha convertido en los dispositivos de mayor venta en la historia, superando a las computadoras personales. En 2017 ocho de cada diez personas en México ya disponían de uno de estos aparatos, con lo cual tienen la posibilidad de conectarse a Internet. De hecho el 92% de los usuarios de telefonía móvil en México se conectan a internet desde un celular inteligente, según datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones. (http://www.ift.org.mx/comunicacion-y-medios/comunicados-ift/es/en-mexico-713-millones-de-usuarios-de-internet-y-174-millones-de-hogares-con-conexion-este-servicio). Adicionalmente, el wifi a bordo de los aviones comerciales está en camino de convertirse en una oferta de servicio estándar lo que significa que los pasajeros podrán, si lo desean, compartir fotos, videos y comentarios sobre un vuelo en emergencia, en tiempo real, mientras la situación aún se está desarrollando.
- Video sin conexión (streaming).- FaceBook, twitter y otras redes sociales se esfuerzan cada día en mejorar sus plataformas de video tanto en calidad, como en velocidad y disponibilidad. Estas continuas mejoras en la tecnología del video aunada a los anchos de banda convierten al poseedor de un teléfono inteligente en un reportero que puede transmitir en vivo desde el lugar de los acontecimientos, sin necesidad de recurrir a señales satelitales.
La enseñanza de
estas situaciones es que, seamos o no famosos, si empleamos las redes sociales para comunicarnos no hay que hacerlo como lo haríamos
con amigos reales; doscientos o dos millones de seguidores no significan tal cantidad
de amigos. Muy probablemente entre todos ellos hay quienes, por no estar de
acuerdo con nuestra opinión, busquen la forma de generarnos una crisis a través
de un infundio o de una especulación.
Lo mismo aplica durante eventos
sociales e incluso de corte académico: es importante cuidar nuestra
comunicación verbal y corporal ya que no
sabemos si nos están video grabando o si nuestra presencia está siendo
transmitida en vivo a través de una red social.
Hay
que tener presente lo que alguna vez
dijo Warren Buffet: “Toma 20 años construir una reputación y cinco minutos
arruinarla”.
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