Después de poco más de ocho años de planeación,
pruebas, desarrollos tecnológicos, despliegue de ciencia y creatividad, errores
–algunos de ellos fatales- trabajo
combinado sistemática y ordenadamente acorde a una estrategia ejecutada por
miles de personas con esfuerzo y dedicación disciplinada, el 20 de julio de
1960 un hombre pisó por primera vez el suelo lunar.
En medio de la guerra fría entre los Estados Unidos
y la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el entonces
presidente norteamericano John F. Kennedy anuncio su intención de enviar un
hombre a la luna. Surgió así el Programa Apolo de exploración espacial. Kennedy
no vio la culminación de la hazaña, pero sus sucesores Johnson y Nixon
mantuvieron el programa independientemente de la filiación partidista.
Previo a las
misiones con descenso en la superficie de la Luna, se probaron los sistemas de
vuelo en varios lanzamientos automáticos (Apolo 2, 3, 4, 5 y 6); después hubo
dos pruebas tripuladas en órbita terrestre (Apolo 7 y 9) y dos
misiones orbitales
a la Luna (Apolo 8 y 10). Apolo 11 fue la primera misión que alunizó y a ella
siguieron otras cinco misiones que descendieron en el suelo lunar.
A lo largo de
esos años diferentes actores involucrados en el gran reto de la conquista del
espacio expresaron diversas ideas que pusieron en contexto lo que implicaba el
reto de alcanzar una gran meta. Estas son algunas de ellas:
- “Creo que esta nación deberá comprometerse, antes de que finalice esta década, en poner a un hombre en la luna y regresarlo a la tierra de forma segura”. “Escogimos ir a la luna en esta década no porque sea fácil, sino porque es difícil.” John F. Kennedy, Presidente de los Estados Unidos.
- “Me he puesto a pensar que siempre hay una posibilidad de que pueda haber un fallo catastrófico; esto puede suceder en cualquier vuelo, en el primero o en el último. Así pues, sólo hay que pensar en hacer lo mejor que se pueda para cuidarse de toda eventualidad.” Virgil "Gus" Grissom, Comandante de Apolo 1.
- “Vi el cohete impulsor y me dije: esta es la forma en que deberíamos ir, no sólo estar sentados esperando que algo suceda.” Walter Marty Schirra Jr. Comandante de Apolo VII.
- “Sabíamos lo que estábamos haciendo y por lo tanto no esperamos tener contingencias.” James McDivitt, Comandante de Apolo IX.
La cápsula
Apolo 11 finalmente fue la primera en cumplir la meta planeada luego de
considerar las experiencias y aprendizajes de los vuelos espaciales previos.
Desde luego lo que expresaron los primeros hombres en llegar a la luna también
es digno de considerar:
- "Quisiera aprovechar esta oportunidad para pedirle a cada persona que escucha, quien sea y donde sea que esté, que se detenga por un momento y contemple los eventos de las últimas horas y que dé las gracias a su manera". Buzz Aldrin, piloto del Módulo Lunar de Apolo 11.
- “Pienso sobre el logro personal, pero tiene más sentido el gran logro de toda la gente que pudo poner al hombre en la Luna”. Alan Shepard, Comandante de Apolo 14.
Un gobierno
que quiere alcanzar grandes metas debe preocuparse, más que en realizarlas a
como dé lugar en el menor tiempo posible para que el logro sea personal, en que
cada proyecto sea benéfico para el país y la sociedad y que esté tan
estratégicamente diseñado que resista los cambios de administración.
Llevar al
hombre a la Luna le puede dar grandes enseñanzas al gobernante que busca
realizar grandes proyectos. Algunas de ellas pueden ser:
Siguiendo a
Grissom, si los proyectos no se planean
y diseñan con la participación de quienes son los mejores en lo que hacen para
disminuir los riesgos de eventualidades, siempre habrá la posibilidad de que
pueda generarse un fallo catastrófico.
Aunado a la
participación de expertos, para el desarrollo de grandes obras es mejor que el
Presidente emplee de inicio un buen juicio, sensato, coherente y prudente, para
evitar situaciones que a la postre requieran del uso de su poder para sofocar
cualquier adversidad derivada de una mala decisión.
También es
importante tener en cuenta y agradecer a quienes contribuyen a la realización
de los grandes proyectos ya sea con su trabajo o con sus impuestos ya que a fin
de cuentas, el logro no es personal.
Creo que, por
ejemplo, independientemente de la posibilidad de algún tipo de corrupción, el
Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) fue un
proyecto diseñado por
expertos que consideraron toda una serie de factores tanto económicos como
sociales, ambientales y financieros, proyectado con un buen juicio, que habría
contribuido en gran manera al fortalecimiento de las industrias aérea y
turística del país, no así la insensata propuesta del nuevo gobierno que, me
parece, tendrá muchas eventualidades (como la “repentina aparición” de un
cerro), afectaciones a las comunidades aledañas (Contaminación por ruido,
problemas de agua, entre otros) y riesgos en la operación.
Lo mismo
podría decirse de los otros grandes proyectos de este régimen. Más que obras
que en realidad beneficien al país, se trata de satisfacer un ego que no acepta
nada que no sea acorde a su interés personal.
Una cosa es
llegar a la Luna y otra muy diferente es estar en la luna.
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