martes, 12 de noviembre de 2019

QUIÉN ES “NOSOTROS”



“Nosotros vinimos”, “nosotros vamos”, “nosotros creemos”, “nosotros sabemos”, “nosotros pensamos”, “nosotros sentimos”…. Todas son locuciones pronunciadas en primera persona del plural que generalmente escuchamos en voz de líderes y en discursos políticos pero que comunican mucho más de lo que expresan.

En un estudio publicado en 2013 en el Journal of Research in Personality (Volumen 47, Número 3), el doctor Johannes Zimmermann, profesor de Psicología de la Personalidad en la Universidad Kassel (Hesse, Alemania) señala que el hombre se conoce por la cantidad de pronombres que emplea en primera persona de singular y de plural: “Hablar en primera persona de plural supone que lo que opinamos es compartido y, por tanto, no es exclusivamente nuestro. Esto inconscientemente nos proporciona cierta protección. Si nos equivocamos, no estamos fallando, sólo nosotros, sino toda la sociedad.”

Por su parte en el libro “¿Quiénes Somos Nosotros? (Universidad La Salle, 2015) sus editores expresan: “Traspasar el umbral del yo para asumir el nosotros genera sospechas éticas… contrasta la abundancia de enunciados sociales, antropológicos, políticos e institucionales que han hecho del nosotros una instancia inevitable para la construcción de ideales éticos, políticas públicas y pertenencias territoriales o para el trámite cotidiano de las relaciones intersubjetivas”; en tanto James W. Pennebaker, psicólogo social y profesor centenario de Psicología en la Universidad de Texas en Austin expresa que “Una persona que miente tiende a usar el pronombre ‘nosotros’ sin mencionar ningún pronombre en primera persona de singular”.

Esta forma de expresión es identificada como Plural Mayestático que deriva del latín y significa “plural de majestad” pues era muy empleado en la antigua Roma y en especial por reyes y papas, inconsciente denota excelencia, poder o dignidad de la persona que habla o escribe. El Diccionario de la Real Academia Española lo define como el  “plural arcaizante empleado en lugar del singular para expresar la autoridad de reyes, papas, etc.” Se dice que el rey Enrique II se expresaba así para implicar que hablaba tanto en su nombre como en el de Dios.

A la mayoría de los líderes y políticos –igual que a muchos artistas y deportistas- les fascina hablar en primera persona de plural porque, inconscientemente, al incluir a otros que no son citados en el discurso implícitamente comparten su responsabilidad especialmente ante fracasos; se excusan en una masa anónima y aparentan un vínculo inexistente, todo lo cual les facilita fortalecer su demagogia.

Seguramente a una gran mayoría de mexicanos les son familiares las siguientes expresiones:
·        Nosotros no somos lo mismo.
·        No somos iguales.
·        Somos respetuosos.
·        No somos represores.
·        Vamos a resolver el problema (de inseguridad).
·        Vamos requete bien.

Estudiosos y especialistas dicen que el verdadero demócrata habla siempre en singular como manifestación de que no lo hace a nombre de un colectivo anónimo, sino a título personal asumiendo la responsabilidad y consecuencia de sus expresiones y de sus actos. Por el contrario,  el uso del plural genera confusión, siembra dudas y deja la impresión de una evasión de responsabilidad. ¿Quiénes y cuántos son los otros que resultan involucrados? ¿Participan de manera consciente? ¿Los otros son  internos, externos o familiares?

¿Quiénes son “nosotros”? Un estudio del filólogo y lingüista peruano José Luis Rivarola
José Luis Rivarola
de la Pontificia Universidad Católica del Perú plantea: “Yo existe porque habla, ‘nosotros’ no existe porque no habla. Pero entonces ¿qué nombra ‘nosotros’?, ¿qué clase de fantasma es éste que aparenta hablar?, ¿quién habla cuando ‘nosotros’ aparenta que habla?, ¿cuál es el parentesco entre ‘nosotros’ y ‘yo’?, ¿qué forma de existencia es atribuible a ‘nosotros’?


Comunicar en primera persona de plural  implica a varios o a muchos más que supuestamente  están de acuerdo con la forma de pensar y hacer de quien habla lo que le permite a éste cierta seguridad y protección. Si se cometen errores o no se alcanzan los logros propuestos, la culpa es de todos no de uno solo. Esta manera de expresarse es una forma de diluir la responsabilidad.

Hablar en primera persona de plural, como lo hacen casi todos los políticos y presidentes es anticipadamente “curarse en salud”. Por ejemplo, el actual presidente de México lo hace todas las mañanas al distribuir  responsabilidades a seres anónimos e inculparlos por lo que no sucede. Recodemos qué dijo ante la escasez de medicamentos: “¿qué sociedad somos, si la enfermera, si el médico, si el director del hospital, si cualquier ciudadano no toma la decisión de comprar el medicamento para que no pierda la vida la niña o el niño?”

Si a ello se agrega su comunicación corporal, se deja ver lo que realmente hay detrás de sus expresiones en primera persona de plural. En determinadas situaciones, al hablar o escuchar a algún funcionario de su gobierno, suele unir las manos por detrás de la espalda, lo que según los expertos, implica, por un lado confianza y ausencia de miedo al dejar expuestos puntos débiles como el estómago, la garganta y la entrepierna, pero al mismo tiempo puede ser un ardid inconsciente para intentar ganar confianza en situaciones de inseguridad.

El “nosotros”, como decimos en México, me suena a manada.

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