“Nosotros vinimos”, “nosotros vamos”, “nosotros creemos”, “nosotros
sabemos”, “nosotros pensamos”, “nosotros sentimos”…. Todas son locuciones pronunciadas
en primera persona del plural que generalmente escuchamos en voz de líderes y
en discursos políticos pero que comunican mucho más de lo que expresan.
En un estudio publicado en 2013 en el Journal of Research in Personality (Volumen 47, Número 3), el
doctor Johannes Zimmermann, profesor de Psicología
de la Personalidad en la Universidad Kassel (Hesse, Alemania) señala que el
hombre se conoce por la cantidad de pronombres que emplea en primera persona de
singular y de plural: “Hablar en primera persona de plural supone que lo que
opinamos es compartido y, por tanto, no es exclusivamente nuestro. Esto inconscientemente
nos proporciona cierta protección. Si nos equivocamos, no estamos fallando, sólo
nosotros, sino toda la sociedad.”
Por su parte en el libro “¿Quiénes Somos Nosotros? (Universidad La
Salle, 2015) sus editores expresan: “Traspasar el umbral del yo para asumir el
nosotros genera sospechas éticas… contrasta la abundancia de enunciados
sociales, antropológicos, políticos e institucionales que han hecho del
nosotros una instancia inevitable para la construcción de ideales éticos,
políticas públicas y pertenencias territoriales o para el trámite cotidiano de
las relaciones intersubjetivas”; en tanto James W. Pennebaker, psicólogo social
y profesor centenario de Psicología en la Universidad de Texas en Austin
expresa que “Una persona que miente tiende a usar el pronombre
‘nosotros’ sin mencionar ningún pronombre en primera persona de singular”.
Esta forma de expresión es identificada como Plural Mayestático que
deriva del latín y significa “plural de majestad” pues era muy empleado en la
antigua Roma y en especial por reyes y papas, inconsciente denota excelencia, poder o dignidad de la persona que
habla o escribe. El Diccionario de la Real Academia Española lo define como el “plural arcaizante empleado en lugar del
singular para expresar la autoridad de reyes, papas, etc.” Se dice que el rey
Enrique II se expresaba así para implicar que hablaba tanto en su nombre como
en el de Dios.
A la mayoría de los líderes y políticos –igual que a muchos artistas y
deportistas- les fascina hablar en primera persona de plural porque,
inconscientemente, al incluir a otros que no son citados en el discurso implícitamente
comparten su responsabilidad especialmente ante fracasos; se excusan en una
masa anónima y aparentan un vínculo inexistente, todo lo cual les facilita
fortalecer su demagogia.
Seguramente a una gran mayoría de mexicanos les son familiares las
siguientes expresiones:
·
Nosotros no somos lo mismo.
·
No somos iguales.
·
Somos respetuosos.
·
No somos represores.
·
Vamos a resolver el problema (de inseguridad).
·
Vamos requete bien.
Estudiosos y especialistas dicen que el verdadero
demócrata habla siempre en singular como manifestación de que no lo hace a
nombre de un colectivo anónimo, sino a título personal asumiendo la
responsabilidad y consecuencia de sus expresiones y de sus actos. Por el
contrario, el uso del plural genera
confusión, siembra dudas y deja la impresión de una evasión de responsabilidad.
¿Quiénes y cuántos son los otros que resultan involucrados? ¿Participan de
manera consciente? ¿Los otros son internos, externos o familiares?
¿Quiénes son “nosotros”? Un estudio del filólogo y
lingüista peruano José Luis Rivarola
José Luis Rivarola |
Comunicar en primera persona de plural implica a varios o a muchos más que
supuestamente están de acuerdo con la
forma de pensar y hacer de quien habla lo que le permite a éste cierta
seguridad y protección. Si se cometen errores o no se alcanzan los logros
propuestos, la culpa es de todos no de uno solo. Esta manera de expresarse es
una forma de diluir la responsabilidad.
Hablar en primera persona de plural, como lo hacen
casi todos los políticos y presidentes es anticipadamente “curarse en salud”. Por
ejemplo, el actual presidente de México lo hace todas las mañanas al distribuir
responsabilidades a seres anónimos e
inculparlos por lo que no sucede. Recodemos qué dijo ante la escasez de
medicamentos: “¿qué sociedad somos, si la enfermera, si el médico, si el director
del hospital, si cualquier ciudadano no toma la decisión de comprar el
medicamento para que no pierda la vida la niña o el niño?”
Si a ello se agrega su comunicación corporal, se
deja ver lo que realmente hay detrás de sus expresiones en primera persona de
plural. En determinadas situaciones, al hablar o escuchar a algún funcionario
de su gobierno, suele unir las manos por detrás de la espalda, lo que según los
expertos, implica, por un lado confianza y
ausencia de miedo al dejar expuestos puntos débiles como el estómago, la garganta
y la entrepierna, pero al mismo tiempo puede ser un ardid inconsciente para intentar
ganar confianza en situaciones de inseguridad.
El “nosotros”, como decimos en México, me suena a
manada.
"¿Nosotros, quimosabi?"
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