jueves, 13 de febrero de 2020

BACK TO THE FUTURE IV T


Seguramente todos recordamos la película “Volver al Futuro”, en la que un adolescente que en 1985 vive con sus padres viaja al pasado a 1955, época en que sus padres se conocieron para intentar modificar algunos hechos del pasado.


En pleno siglo XXI en donde la tecnología puede lograr cosas sorprendentes, México está viajando al pasado para reproducir acciones y políticas de hace más de 40 años, sin considerar las consecuencias de las mismas.

En esa época, principios de la década de los setenta, México tuvo un presidente recordado, además de por los eventos de 1968, por la generación de encono social, la inestabilidad social derivada del surgimiento de grupos guerrilleros que impactaron en diversas zonas del país y una sensación de crisis económica. Quienes vivimos y trabajamos como funcionarios públicos en ese sexenio podemos notar algunas similitudes con el actual sexenio.

Su estilo era muy egocéntrico. Desde que era Secretario de Gobernación, Luis Echeverría personalmente verificaba que todo estuviera acorde a sus deseos y circunstancias. Se dice que si el presidente tenía planeado un recorrido, digamos de la entrada a Chapultepec al Monumento de la Independencia, Echeverría hacia el recorrido contando los pasos y tomando el tiempo en que debería hacerse, considerando temas de seguridad y prácticamente ejecutando las labores del Estado Mayor Presidencial.

Echeverría en la Facultad de Medicna
Desde su campaña Echeverría empezó a manejar un discurso de cambio. Ya como presidente muchas de sus decisiones eran viscerales poniendo en riesgo su seguridad. En 1974, Echeverría acudió a la Escuela Superior de Comercio y Administración del IPN para entregar diplomas a maestros eméritos. Al terminar el evento el Estado Mayor ya había dispuesto un operativo apoyado por los jugadores de futbol americano de los “Burros Blancos” para salir por la parte trasera del auditorio, pero el presidente decidió salir por el frente para saludar de cerca a los estudiantes metiendo en conflicto a los responsables de su seguridad. Un año después asistió a la Facultad de Medicina de la UNAM y al salir del auditorio recibió una pedrada en la frente causándole una herida.

Al inicio de su sexenio empezó a tener diferencias y enfrentamientos con los empresarios a quienes alguna vez dijo: “No basta con crear fábricas eficaces; es necesario canalizar los recursos económicos de los ricos y poderosos, de los banqueros e industriales de Monterrey, para resolver el problema de sus semejantes. Se dicen cristianos y no lo son porque no ayudan a sus semejantes…” y se refería a ellos como “emisarios del pasado”.

Como parte de sus decisiones, promovió la intervención del Estado en todo tipo de actividad, especialmente la económica, realizó diversas nacionalizaciones, compró empresas en quiebra para “sostener el empleo”, creo varias empresas paraestatales y acabó con algunas instituciones autónomas. Para combatir el narcotráfico, permitió operaciones encubiertas de agentes estadounidenses de la DEA, formalizando su presencia en México.

Con el apoyo de su esposa trató de revitalizar el nacionalismo mexicano e impulsar lo que consideraba los valores de la Revolución Mexicana y, como buen populista, ofrecía crecimiento económico y sacar de la pobreza a millones de mexicanos, y empezó a gastar desordenadamente el dinero público para lograr sus fines políticos buscando convertirse en el líder de los llamados países del tercer mundo. Asimismo  disminuyó la inversión privada, aumentó el gasto público, buscaba que la economía nacional dependiera del petróleo y creó instituciones educativas como el Colegio de Bachilleres y dio apertura a nuevas universidades y centros de educación media con admisión a todo público.

Las consecuencias de las políticas de entonces se empezaron a notar al tercer año de gobierno, cuando el modelo económico planteado comenzó a debilitarse. Por ejemplo, el déficit público empezó en 2.5 % del PIB en 1971 y en 1975 ya era de 9.3 %; la inflación que en 1970 era de 4.6%, terminó en 1975 en 11.3%.  Por supuesto, la deuda pública también creció significativamente. Al final del sexenio la política populista terminó con las reservas internacionales y con  ello terminaron 22 años de estabilidad cambiaria: el peso se devaluó y finalizó el tipo de cambio fijo de $12.50 por dólar.

El actual presidente también ha sostenido el discurso del cambio; al igual que su
Foto: 8 Columnas 
maestro, es egocéntrico, nada se mueve si él no lo ordena y si algo no le gusta lo cambia. Con sus decisiones de no usar el avión presidencial (o cualquier otro avión privado) pone en riesgo su seguridad y la de los pasajeros de los aviones comerciales que utiliza (afortunadamente el pueblo sabio que lo cuida son oficiales del ejército vestidos de civil).

Igual que Echeverría, al inicio de su sexenio empezó a tener diferencias y enfrentamientos con los empresarios y si bien no los llamó “emisarios del pasado” si los ha llamado “fifís” y los acusó (sin evidencia) de corruptos; si aquél sugirió canalizar recursos de los empresarios para ayudar a sus semejantes, este les ha pedido “buscar ganancias razonables y que se respete el marco legal, que se paguen impuestos; todo eso ayuda mucho”.

Similar a Echeverría, el actual presidente promueve la intervención del Estado en todo tipo de actividad, especialmente la económica, busca terminar con organismos autónomos o por lo menos controlarlos con incondicionales y basa mucha de su actividad económica en el petróleo (Aunque Pemex sea la empresa petrolera más endeudada del mundo). De la misma forma ofrece crecimiento económico (aunque ahora ya no le es tan importante como el desarrollo) y sacar de la pobreza a millones de mexicanos para lo cual ha empezado a gastar desordenadamente. Asimismo ha creado universidades y busca el acceso a las universidades de manera gratuita y son presentar exámenes.

Como en la película, México está regresando en el tiempo, pero no para corregir. Las similitudes con ese pasado son asombrosas; el actual presidente vivió esa época al igual que muchos ciudadanos que empezamos nuestra vida laboral en esa década, sólo que él inició esa vida de trabajo dentro de las filas del PRI que fue su escuela en la política y que ahora se llama Morena.

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