lunes, 30 de diciembre de 2013

LO POSITIVO DEL AÑO QUE TERMINA

El año que termina mantuvo ocupados a los medios de comunicación prácticamente desde que dio inicio y hasta los últimos días.

Hechos violentos, escandalosos y políticos -no necesariamente derivados unos de los otros- así como los efectos de fenómenos naturales en el país, ocuparon muchos de los espacios informativos en medios impresos, electrónicos y en línea. Se invirtió mucha tinta y minutos de radio y televisión reportando la explosión en el edificio de Pemex, la detención de Elba Esther Gordillo, las manifestaciones, toma y evacuación de la CNTE de la plancha del Zócalo, las varias reformas propuestas por el Presidente de la República, la detención del ex gobernador tabasqueño Andrés Granier, la violencia en Michoacán o las inundaciones en Guerrero, y a nivel internacional la renuncia del Papa Benedicto XVI, la designación sorpresiva del primer Papa latinoamericano, el trenazo en Galicia y las muertes de Chávez y Mandela.

Las redes sociales también estuvieron muy activas, especialmente con denuncias públicas y exhibiendo la prepotencia y excentricidades de algunas jóvenes y señoras relacionadas con la vida pública. Así, conocimos de #LadyProfeco, #LadySenadora, #LadyDubai, del inspector del Municipio de Centro, en Tabasco, que obligó a un niño indígena a tirar los dulces que ofrece y le decomisa cigarros argumentando que los vende un menor, del secuestro del Colombiano Jairo Guzmán, de las negligencias médicas de varios hospitales, o de los abusos de algunos maestros sobre sus alumnos.

Toda ella, el tipo de información que hace noticia y llena los espacios.

No obstante, el segundo semestre de 2013 puso en el panorama nacional e internacional otro tipo de noticia que ojalá ocupara más espacios en los medios pues, en lo personal, incrementa mi esperanza en un mejor país. El saber que los niños, sin distinción de niveles sociales, aprovechan las oportunidades que se les presentan, me habla de un futuro más promisorio para México, en tanto no sean influenciados, viciados o explotados por los dueños de los poderes económicos, políticos y sociales.

Por ello quiero cerrar el año recordando a Paloma Noyola, los pequeños basquetbolistas de la comunidad triqui del estado de Oaxaca y Daniela Liebman.

 

  • Paloma, estudiante de secundaria en la ciudad de Matamoros, tiene promedio dePALOMA diez, es la alumna más destacada en su clase de matemáticas y la revista Wired publicó su historia, en su edición de noviembre, en un artículo de portada, considerándola como la próxima Steve Jobs. Una niña que vive en una de las zonas más pobres de la ciudad y que diariamente se levanta a las 5:00 horas para llegar a la Secundaria en donde estudia, situada a 18 kilómetros de distancia. Su profesor de la primaria, Sergio Juárez Correa, usó técnicas de primer mundo en matemáticas con sus alumnos de sexto grado, lo que les valió que 10 de ellos alcanzarán el nivel más alto en la prueba Enlace, entre ellos Paloma.

 

  • Un día de octubre, los noticiarios televisivos nos presentaron a un grupo dTRIQUISe pequeños niños de la comunidad trique del estado de Oaxaca, cuya peculiaridad es  jugar muy bien al basquetbol, pero sin zapatos. Fueron descubiertos gracias a que ganaron un torneo en Argentina, luego de lo cual ganaron otro en República Dominicana. A principios de diciembre lograron una experiencia única: se presentaron en la Arena Ciudad de México para el evento NBA Cares, en donde el coach Gregg Popovich, de la NBA, conoció su historia y decidió cancelar la práctica de los profesionales para retar a los pequeños mexicanos. Jugadores como Tim Duncan, Manu Ginóbili y Tony Parker aplaudieron el nivel de los chicos, quienes, por cierto, se expresan muy bien ante los medios de comunicación.

 

  • Daniela Liebman, pequeña pianista jalisciense es presentada en primera plana deDANIELA un diario nacional reportando a que a sus 11 años debutó en el Carnegie Hall de Nueva York, bajo la dirección de David Bernard y acompañada de la Park Avenue Chamber Symphony, interpretando exitosamente el "Concierto para Piano No. 2", de Shostakovich. El Director Bernard comentó: “Lo más impresionante de Daniela es que, cuando la escuchas tocar, no se oye a una pianista 11 años, sino a un artista experimentado. El porte, la intensidad, la musicalidad, van mucho más allá delo que cabría esperar de alguien de 11años”. Daniela había participado antes en una clase magistral con el pianista chino Lang Lang en la Ciudad de México.

Seguramente hay en México cientos de niños que también están aprovechando sus capacidades y las oportunidades que se les presentan. Ojalá pronto sean descubiertos por los medios de comunicación, ya que, parafraseando un machacoso anuncio oficial, no se trata de qué país le vamos a dejar a nuestros hijos, sino de qué hijos le vamos a dejar a México, ya que hasta ahora, parece que sólo hemos dejado hijos egoístas.

Que 2014 sea un año de éxitos muchas noticias positivas.

lunes, 23 de diciembre de 2013

VACACIONES: ÉPOCA DE “VACAS FLACAS”

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Lectura 2012, menos del 12% de la población se dedica a leer en su tiempo libre; el 72.1% lo hace en casa y el resto durante sus traslados en transporte público hacia el trabajo o la casa. De ese porcentaje de lectores, el nivel más elevado de lectura de periódicos se da en los jóvenes de entre 18 y 22 años (49%) aunque dentro de sus preferencias no figuran los diarios especializados en negocios y finanzas.

Estos datos permiten dar sustento a una realidad que periódicamente enfrenuntitledtan los medios de comunicación y las fuentes informativas, especialmente del sector privado: el tiempo de vacaciones es igual a tiempo de “vacas flacas” en cuanto a noticias y audiencias.

Es incuestionable que durante las épocas de vacaciones, especialmente las de fin de año, disminuye la atención de las diferentes audiencias a los medios informativos impresos y electrónicos, ya sea porque se está en la fiesta, en las compras o en lugares turísticos que no permiten destinar tiempo para informarse.

No obstante que los públicos disminuyen, es un tiempo en que los medios de comunicación  siguen activos buscando información noticiosa, pero enfrentan una sequía informativa debido a que las fuentes informativas (especialmente del sector privado), reducen su actividad comunicacional. Paradójicamente es un momento es que los medios están abiertos a prácticamente cualquier información o entrevista, pero en lo general ninguna institución genera noticias porque se diluyen entre muy poca audiencia y no genera los impactos requeridos.

Como resultado de lo anterior, es común ver en estos días periódicos que funden sus diferentes secciones en una sola, dentro de mucho menos páginas, noticiarios televisivos con notas “de color” y hasta divertidas, noticiarios radiofónicos con entrevistas de todo tipo y con los más diversos personajes, aunque no necesariamente de primer nivel (directores generales, secretarios de estado, líderes políticos y empresariales, etc.), y programas especializados en radio y TV grabados con anterioridad al periodo vacacional. Inclusive la mayoría de los lectores de portales noticiosos se vuelven ocasionales.

Todo mundo está en la vacación y en la fiesta y con ello el reto grande lo tienen los medios de comunicación cuyos reporteros permanecen en “la línea de fuego”, atentos a cualquier evento que pueda convertirse en noticia. La época de “vacas falcas” de la información es también un momento para aguzar el ingenio, tanto por parte de reporteros como de agentes de relaciones públicas, para encontrar aquella información que les permita cumplir con la generación de notas que al menos puedan resultar de interés.

Seguramente muchos recuerdan la historia del viejo maestro que paseaba por un bosque con su discípulo, cuando llegó a un lugar muy pobre en donde vivía una pareja con tres hijos, todos vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado. Dirigiéndose al padre de la familia le preguntó cómo podían sobrevivir en un lugar en donde no había posibilidades de trabajo ni puntos de comercio, a lo que respondió: “Lo único que tenemos es aquella vaca que puede ver a lo lejos, es nuestra única fuente de ingresos y cambiamos por comida los litros de leche que nos da, o la venderlos a otras personas”. El maestro se despidió y reanudó el camino, y al pasar junto a la vaca flaca ordenó a su discípulo que la empujara hacia el barranco. Espantado y cuestionado sobre la orden empujó a la vaca y la vio morir.

Años después el joven regresó al lugar para pedir perdón y ayudar a la familia, pero el panorama había cambiado y ya no se percibía pobreza. Llegó a la casa, ahora transformada, de la familia y preguntó cómo habían mejorado el lugar y transformado su vida. El dueño respondió: “Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, y así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora.”

Podríamos decir que las “vacas flacas” de la información son las que dan la oportunidad a medios y publirrelacionistas para hacer cosas diferentes que permitan enfrentar el reto de la sequía informativa con resultados interesantes, en lo que regresa la época de “vacas gordas” alimentadas por declaraciones, eventos, inversiones, política, manifestaciones, activismo de toda índole y la puesta en operación de las reformas planteadas por el nuevo gobierno.

Por lo pronto: ¡Felices vacaciones!

lunes, 16 de diciembre de 2013

LAS EMPRESAS Y LA AGENDA DE LOS MEDIOS

Ver y escuchar noticiarios nocturnos y revisar diarios al empezar el día, es una tarea obligada para quien se dedica a la comunicación, ya sea en un medio, en una institución o en una agencia de relaciones públicas. Hacerlo cotidianamente permite obtener una visión sobre la posible agenda pública del día y posibilita mejores decisiones de trabajo.

Conocer la agenda es sencillo cuando hay temas de interés general: con ciertos matices, según los criterios y políticas editoriales de cada medio, se destaca la misma información. Ejemplo de ello fue el tema de la aprobación en México de la reforma energética propuesta por el Gobierno Federal:

  • I0000001_OCRAprueban diputados Reforma en ´fast track” (Reforma).
  • “Dan ´fast track´ a la Reforma Energética” (El Universal)
  • Reforma Supera cerco” (Excélsior)
  • La toma precipita la Reforma Energética” (Milenio)
  • Proyectan más inversiones con apertura energética” (El Financiero)
  • La cámara pasa la Reforma; el PAN reclama la Victoria” (La Jornada).

Pero en lo que podríamos llamar un “día normal”, los criterios para determinar la agenda varían en función al valor y peso específico que cada medio le da a las diferentes noticias en el contexto de sus propios intereses, independientemente del de sus públicos. Por ejemplo, el 15 de octubre (fecha seleccionada al azahar) los mismos diarios referidos arriba desplegaron los siguientes encabezados:

  • “Inundan Acapulco transas y descuido” (Reforma)
  • “ Crece 14% morosidad hipotecaria” (El Universal)
  • “Crece tensión por magisterio” (Excélsior)
  • “De que se la paga a la CNTE se le paga: Cué” (Milenio)
  • “Descarta el Congreso cruzada anti-empresarial” (El Financiero)
  • “Lanzan acciones preventivas contra el brote de cólera” (La Jornada)

Durante mi estancia en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Carolina del Norte, en 1980, conocí y compartí experiencias con el Dr. Donald (Don) Shaw quien, junto con Maxwell McCombs había desarrollado la teoría del establecimiento de agenda (agenda setting).Don me comentaba que la selección de las noticias por parte de los medios magnifica o pone en primer plano unas cuestiones y disminuye u oculta la importancia de otras, pero que la verdadera influencia de los medios radica en su capacidad para sacar a la luz temas que pueden ser objeto de debate. En su libro “The Emergence of American Political Issues: The Agenda Setting Function of the Press” (1977) afirma que “los medios no sólo seleccionan las noticias, sino que las jerarquizan y, con ello, valoran el interés de la agenda”.

En términos generales, la teoría del establecimiento de agendas mediáticas se refiere al hecho de que los medios de comunicación jerarquizan la información verificada de que disponen, a la que le asignan prioridades para su difusión con el ánimo de, más allá de informar, crear una percepción entre sus públicos sobre determinados temas o situaciones para generar o incentivar un debate público.

En ese sentido, las noticias que cotidianamente difunden los medios de manera destacada buscan influenciar en determinados sectores de la sociedad para generar la agenda y su efecto es mayor en tanto los públicos tengan menor conocimiento del o los temas de dicha agenda. Años atrás Bernard Cohen (1914-2003), en su libro “La Prensa y la Política Exterior” lo había expuesto en la siguiente frase: "La prensa no tiene mucho éxito en decir a la gente qué tiene que pensar pero sí lo tiene en decir a sus lectores sobre qué tienen que pensar" (1963, p.13).

EMPRESA-AGENDA-MEDIOS

Si se parte de la base de que lo que no figura en la agenda de los medios no existe, puede surgir la pregunta: ¿Hasta qué punto un medio de comunicación puede ser influido -de forma directa o a través de una agencia de relaciones públicas- por un organismo público o privado para establecer una agenda que favorezca a sus intereses?

A partir de un criterio de independencia editorial, la respuesta es negativa.

No obstante muchos temas que forman la agenda de los medios no son necesariamente producto de sus propias investigaciones. Sin violentar la independencia editorial, es posible que al compartir información fidedigna que puede convertirse en noticia, un medio pueda manifestar interés en hacer su propia investigación y explotarla de manera notable para establecer una agenda noticiosa propia.

En anteriores comentarios me he referido, por ejemplo, a temas como el falso mantenimiento a extinguidores. Una empresa productora de polvos químicos extintores ofreció información estadística sobre producción y consumo de de dicho elemento que mostraba una reducción en los volúmenes de compra por parte de las empresas encargadas del mantenimiento y recarga de dichos aparatos.

La información fue ofrecida secuencialmente a diferentes medios a los que podría importarle, hasta que a un diario le interesó para realizar sus propias investigaciones que incluyeron el envío, a diferentes empresas, de extinguidores “señuelo” para su mantenimiento y descubrir que, en efecto, ocho de diez aparatos sólo fueron “maquillados”. La información, desplegada en primera plana, estableció una agenda para dicho diario que impactó entre sus lectores en todo el país y que mantuvo el tema durante una semana, debido a la serie de declaraciones y réplicas que se produjeron por parte de diversos actores involucrados.

Otro caso es el de un organismo certificador a nivel internacional que buscaba sensibilizar a la sociedad sobre los riesgos de hacer instalaciones eléctricas navideñas con series de luces no certificadas, además de la importancia de mantener la humedad en los árboles de Navidad para disminuir los riesgos de incendio en árboles secos. La información se ofreció a un reportero de investigación de una televisora, con quien se realizó un reportaje que fue retransmitido en el noticiario más importante y cuyos efectos en la agenda pública llevaron al gobierno local a adelantar su programa de reciclado de árboles navideños debido a la respuesta del público por deshacerse de sus árboles secos.

Lo interesante de este tema es que las agencias de relaciones públicas tienen la posibilidad de influir en algunos medios de comunicación para establecer una agenda que permita a sus clientes cumplir algunos objetivos de negocio o, por lo menos, de sensibilización. Todo está en tener presente que para establecer la agenda es importante determinar el modo en que se contextualiza un tema y conocer los perfiles editoriales de los medios de comunicación para determinar los más viables para el establecimiento de la agenda.

lunes, 9 de diciembre de 2013

DOS VISIONES A CONCILIAR EN LAS RELACIONES PÚBLICAS

“No puso mi cita textual”, “De todo lo que le dije sólo tomo una frase”, “Le dio más espacio a mi competencia (o a quienes opinan diferente)”; “Ya pasaron dos días y no ha publicado”; “No me preguntó lo que esperaba.

Este tipo de expresiones las he escuchado muchas veces y por lo general son rematadas con algo así como: “por eso no quiero hablar con los medios”.

De otro lado, también he oído preguntas como: “¿Por qué no me pones al Director General?” “¿Ahora sí van a dar cifras?”, “¿Me quieren vender su responsabilidad social?”, “¿Será exclusiva?” “¿A cuántos más le estás dando la información?”, “¿Va a haber nota o es sólo evento social?” Las respuestas no siempre son del agrado de los medios de comunicación.

Dos visiones que el responsable de las relaciones públicas –y específicamente el de la relación con los medios- tiene que conciliar para obtener resultados que sean funcionales para ambas partes.

Si alguien se dedicó a la comunicación y las relaciones públicas porque lo suyo no son las ventas, entró en un área en la que, o se aprende a vender o se fracasa. La clave de una buena relación con medios es “vender” al cliente:

  • La necesidad de la apertura mediática.
  • La importancia de estar preparado para dar entrevistas o conferencias de prensa, aun cuando se corra el riesgo de una tergiversación o de compartir el espacio con otras fuentes.
  • El valor de disponer de información que pueda significar noticia, aún cuando eventualmente no se difunda.
  • La relevancia de un vocero entrenado para obtener el mayor provecho de un encuentro con medios de comunicación.

A los medios les preocupa tener información de primera mano con valor noticiopress confso. Facilitarla implica que el ejecutivo de relaciones públicas oriente al cliente y lo haga consciente de algunas realidades como:

  • Un reportero no puede asegurar que una información será publicada al día siguiente.- Él hace su trabajo, previene a su editor sobre el tema en que trabaja y, en su momento, envía la nota. No obstante, factores como: peso específico contra otras notas, demasiada publicidad (o esquelas) o circunstancias coyunturales, intervienen en la decisión de publicar.
  • Una información puede ser desplazada por situaciones coyunturales o por notas de mayor relevancia.- Esto implica que sea difundida en días posteriores, en tanto no pierdan su vigencia, o sea definitivamente descartada porque cuando hubo el espacio, se había perdido la actualidad.
  • La información se puede reservar para un reportaje especial o coyuntural.- Hay temas que requieren de tiempo para su investigación y redacción, así como de diversas entrevistas, por lo que una institución puede compartir espacio con otras fuentes informativas.
  • Los reporteros, cada vez más, trabajan en contra del tiempo.- En ese sentido son demandantes porque compiten en contra de la información on line o la de radio; una demora en obtener información puede llevar al periodista a buscar a terceros que, en el peor de los casos, podrían parcializar la información al mostrar sólo una parte de los hechos.

Cabe recordar que el consultor de relación con los medios tiene la responsabilidad de dar un buen servicio a reporteros y clientes en beneficio del público, y que para la mejor realización de su trabajo debe tener presente los factores que intervienen en la construcción de la información con la finalidad de brindar datos de interés público. Al respecto, el periodista Carlos Marín señala en su “Manual de Periodismo” los factores de interés periodístico más comunes:

“Actualidad: Referida al momento en que se conoce un hecho y no al momento en que se produce”. El responsable de la relación con los medios es el canal a través del cual un acontecimiento de su cliente puede ser difundido.

“Conflicto: Es el elemento más interesante para el público y el reportero”.

Mientras más conflicto genere una información por su afectación a grandes núcleos de población, mayor será el impacto que la noticia pueda tener.

“Expectación: Es el elemento por el cual una información puede mantenerse en los medios durante varios días”. Es el factor que más presente debe tenerse si es requisito que algunos temas del cliente mantengan un bajo perfil.

“Trascendencia: Lo constituyen todos los hechos que tienen repercusión en un sector o en la sociedad entera, los que afectan el porvenir, constituyen hechos trascendentales”.

Instituciones y medios de comunicación comparten el interés por la información. Las primeras, la tienen, las segundas la buscan a través de datos duros o declaraciones relevantes y de impacto noticioso. Fortalecer una relación con ellos requiere de información –hechos, datos, contexto y análisis– enviada de forma oportuna y conveniente, frecuente pero administrada.

Que el responsable de la relación con medios piense como periodista ayuda a que los clientes se conviertan en fuente de información sobre los temas que dominan a través de sus expertos. Tener presente estos detalles, hace que la relación con los medios de negocios sea más eficiente y se convierta en un ganar-ganar.

lunes, 2 de diciembre de 2013

LA CONGRUENCIA EN LA COMUNICACIÓN

Los diccionarios definen a la congruencia como “la relación lógica y coherente que se establece entre dos o más cosas”. Es sinónimo de “Coherencia”, “sensatez” y “Lógica” y entre sus antónimos figuran: “incompatibilidad”, “incongruencia”, “inconsistencia”, “discordancia”, entre otros. En términos de comunicación podría decirse que la congruencia es la armonía entre el pensar, el decir y el hacer, de manera responsable y consciente.

Lograr congruencia no es sencillo en un mundo en el que se compite por ser el mejor, el primero, el líder. En afán de llegar a ser reconocida por lo que no es, una institución puede inclusive violentar la filosofía de trabajo para reconfigurar una realidad y comunicar hacia el exterior una imagen que nada tiene que ver con la verdadera forma de pensar y actuar.

La congruencia implica dar testimonio público de lo que se es, se piensa y se cree, pero en ocasiones el proceso de comunicación no corresponde a la realidad que se vive dentro de dicha institución. Eso sucede incluso hasta en instituciones religiosas como la propia Iglesia, en la que en ocasiones sus integrantes jerárquicos no logran hacer vida a la exhortación que se les hace al momento de su ordenación: “Esmérate en creer lo que lees, enseñar lo que crees y vivir lo que enseñas”.libro

Lo anterior viene a cuento porque la semana pasada asistí a la presentación del libro “100  autores en 500 palabras”, editado con motivo del cuadragésimo aniversario de la Asociación Mexicana de Comunicadores, en el que encontré varios textos que manifiestan inquietud porque las empresas –y aún las entidades públicas- sean congruentes entre lo que comunican y la forma en la que actúan, tanto hacia el interior como al exterior de las mismas.

Una de las contribuciones de dicho libro que llamó mi atención fue la escrito por mi querido amigo Salvador Sánchez, introducido por una frase del periodista polaco Ryszard Kapuściński (4 de marzo de 193223 de enero de 2007): “Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante”.

Salvador, con la experimentada visión del comunicador dentro de las organizaciones, pone de relieve una verdad que por lo regular se soslaya: “Hay mucho dinero y poder de por medio. Por eso cada día ganan espacios los intereses que ‘hacen aliados’ a los periodistas, que convierten la ayuda al necesitado, la transformación de la sociedad y el cuidado del ambiente, en moneda de cambio, que pasan por encima de la verdad y reconfiguran la realidad para tapar abusos, ocultar crisis defender lo indefendible, crear y destruir reputaciones, debilitar voluntades.”

Reconfigurar la realidad con fines generalmente mercantilistas y utilitarios es no ser congruentes con los valores que muchas instituciones públicas y privadas dicen vivir como parte de su filosofía. Instituciones que se proclaman como “socialmente responsables” pero que en muchos casos limitan esa responsabilidad sólo a sus públicos externos por ser los que generan negocio y utilidades, sin preocuparse mayormente por aspectos como la dignidad humana, la equidad de género o las condiciones de trabajo de sus empleados, por sólo citar tres variables. Recuerdo el caso que expusieron las redes sociales, del empresario que golpeó a un valet parking; las preguntas que quedaron en el aire fueron: ¿así tratará a sus empleados? ¿Estarán temerosos de denunciar actos de violencia en su contra? ¿Habrá golpeado inclusive a alguna mujer?

mascara Luis Rey Delgado, otro de los participantes en el citado libro, lo expone de la siguiente manera: “No necesitamos profundizar mucho para descubrir hipocresía institucional o corporativa, resultado de una desconexión entre declaraciones y comportamientos o de fingir cualidades o creencias que no se poseen, muchas veces no de personas malintencionadas o que actúan para su propio beneficio, sino que es más cómodo hablar de valores, visiones e ideales, que llevarlos a la práctica. Organizaciones que públicamente expresan una cosa, pero a ‘puerta cerrada’ hacen otra. Empresas ‘reconocidas’ por ser ‘el mejor lugar para trabajar’ pero donde existe un desequilibrio práctico familia-trabajo…

En tono similar se expresa en el libro de referencia Raúl Camou, empresario en el campo de la publicidad: “Hoy más que nunca, las organizaciones corporativas, sociales y los gobiernos, igual que las personas que los conforman, deben ser congruentes en el decir y el hacer, porque si fue una práctica común hacer comunicación para generar percepciones positivas hacia el exterior sin importar que internamente las cosas no fueran como pintaban… no hay forma infalible de evitar que se fugue la información y se difunda lo que realmente está pasando en las organizaciones.

Muchas veces las instituciones olvidan que su personal no es sólo un trabajador que cumple con una labor; es también un vocero potencial de todo lo que sucede, más que lo que se dice, dentro de su ámbito laboral. Es el primero en detectar la no congruencia entre lo que escucha o le dicen sus superiores y la verdadera forma de actuar de los mismos. Seguramente muchos hemos conocido, vivido o al menos escuchado historias de empresarios y funcionarios públicos que ven la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Un colaborador de un importante noticiario radiofónico me contó hace algunos años que su jefe, quien invariablemente apuntaba con dedo de fuego a quienes cometían injusticias con sus empleados, no se preocupaba por las que se cometían con sus propios colaboradores. Seguramente también habremos sabido de instituciones que aseveran manejarse con criterios éticos y actúan en sentido opuesto a sus valores manifiestos.

Otro texto del libro en cuestión manifiesta su inquietud por los efectos que la incongruencia puede tener sobre los públicos receptores de la comunicación. Seguramente avalado por su larga experiencia en el periodismo, Jorge Camargo, otro buen amigo, comunicólogo y experimentador de nuevas formas de construir la comunicación institucional, expresa: “Si existe un elemento sobre el cual debe tenerse, yo diría, un obsesivo cuidado, es el riesgo de caer en contradicción. Los mensajes deben ser congruentes con la esencia de lo comunicable. Si nuestras acciones son contradictorias con los ejes rectores del plan de comunicación, con la reputación de nuestra institución y con la imagen real o proyectada de quienes la lideran, entonces estaremos generando un efecto indeseable que producirá un rechazo instantáneo por parte de los públicos”.

En fin, es bueno saber que existe preocupación entre algunos expertos porque las instituciones sean congruentes entre lo que comunican y la forma en que actúan. La congruencia es la armonía que debe existir entre el pensamiento, la creencia y la acción; esta última es el reflejo de las dos primeras. Es de esperar que los directivos de las instituciones públicas y privadas en cualquier sector en el que se desempeñen, incluido el de los medios de comunicación, se asuman como responsables de la congruencia entre la filosofía y valores de sus organizaciones y su actuar público.

Estoy convencido de que la práctica de la congruencia implica la disposición de hacerse responsable de la vivencia coherente de los valores que rigen la vida de cada institución y de cada persona.