lunes, 31 de marzo de 2014

LOS COLORES DEL PERIODISMO


El poeta español Ramón de Campoamor (18717-1901) expresó: «En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira», con lo que quiso significar que todo es subjetivo, arbitrario y relativo. El periodismo ofrece cristales de varios colores a través de los cuales nos informamos.
Con lo anterior me refiero a la manera en que se identifica un estilo de redacción o el tipo de contenido de una información, cuyo color puede ir desde lo transparente hasta lo rojo, pasando por algunas otras tonalidades de las que seguramente las más conocidas son las amarillas y las rojas. Veamos:

La nota de color
Curiosamente este tipo de notas informativas son las que menos color tienen. Es la descripción de un acontecimiento señalando el modo en que se desarrolla, el contexto en el que se da y los actores circunstanciales que intervienen en el evento; más que informar, narra y por tanto sus recursos de redacción resultan más literarios que periodísticos.

El desaparecido periodista Mitchell Charnley, en su libro “Periodismo Informativo”, la describe de la siguiente manera: «El color en la noticia, para expresarlo de otro modo, no es su vitalidad sino su vida, sus matices, sus resonancias, su regusto, su aspecto. Es el estado de ánimo de la concurrencia que asistió al discurso inaugural; la escena de las regatas; la batahola en el salón de la convención política. Es el trasfondo humano y emotivo que asigna a los hechos principales un relieve que ayuda a la comprensión. El color no es decoloración. El color es el hecho. Color es realidad; color es reflejar con total autenticidad lo que el disertante dijo.
El objeto de este tipo de nota es meter al público en el sitio y el ambiente en el que comienza y evoluciona el acontecimiento; hacerle sentir como si hubiera sido testigo presencial y transmitirle lo que se hablaba, gritaba o vociferaba, la aglomeración, el miedo, el silencio o el pesar. Redactar la nota de color es, pues,  todo un reto.

La nota amarilla
Hace casi un año, con motivo de la entrega de los premio Pulitzer, comenté en este blog que una de las herencias de Jospeh Pulitzer fue el amarillismo; la información que él publicaba navegaba entre notas escandalosas y sensacionalistas e información infundada con el afán de ganarle a la competencia. El color se debe a un personaje de caricatura llamado “El Niño Amarillo” con la que inició una guerra en contra de William Randolph Hearst, nutrida de historias escandalosas pero carentes de veracidad.

Lo que hizo popular el amarillismo, y en cierta medida es un criterio que prevalece en algunos medios, impresos y electrónicos, era el desprecio a la objetividad con tal de dar la noticia y atraer la atención con encabezados sensacionalistas en primera plana, a veces más llamativos por su tamaño que por su contenido.

En la actualidad seguimos viendo la denominada “prensa amarilla” que, independientemente de sus motivos, difunde notas escandalosas, muchas de ellas infundadas, para llamar la atención del público, y alimentar el morbo.
No obstante, por su impacto, la prensa amarilla ha puesto de relieve situaciones que afectan a grandes grupos sociales, lo mismo que ha exhibido a funcionarios públicos y empresarios que han abusado de su poder político y económico, respectivamente, a favor de intereses personales por encima de los de las mayorías. Para  el profesor peruano Sandro Macassi, Jefe de proyecto del Instituto de Opinión Pública de Lima, la prensa amarilla es un proceso dinámico en el que están involucrados otra oferta de prensa, otros medios audiovisuales y un sistema político”.

La nota roja
Contrario al amarillismo, que busca el sensacionalismo, la nota roja tiene que ver, fundamentalmente, con hechos sangrientos: homicidios, actos violentos, violaciones, promiscuidad, tortura, criminalidad, robo, hechos escalofriantes, etcétera. En este tipo de información se dice que “Si no hay sangre, no hay nota”.

La nota roja les da cinco minutos de fama a personas hasta entonces desconocidas aunque con ello, la mayoría de las veces ensalzan la maldad y la depravación. Se dice que en algunos países este tipo de información se publicaba en secciones de color rojo separadas de los diarios para prevenir que el contenido podría ser ofensivo.

Aún cuando este tipo de información cuenta con un público muy específico, es de reconocer que su cobertura requiere de carácter y que constituye una “escuela” para quienes empiezan a trabajar en medios informativos ya que requiere de estar atentos, aprender “mañas” para obtener la información, ser observador, estar dispuesto a no dormir, tener algo de psicólogo y habilidad para redactar de forma rápida y concisa el acontecimiento. De hecho fue una de las primeras fuentes que me tocó cubrir al inicio de mi carrera.

Enrique Morán, reportero de nota roja comenta en un video en el portal Yahoo que: “La nota roja es una especialidad como lo es la de deportes o la de política y no es fácil ya que requiere  de carácter, especialmente para lidiar con los policías aunque en la calle no tenemos que pedir permiso para acceder al lugar del evento; pero también requiere de sensibilidad para tratar con las familias de las víctimas. Es un trabajo de 24 horas, y tenemos que valernos de mañanas para ganar la nota, como es el uso de los rastreadores de la frecuencia policíaca, ya que también hay rivalidad para ganar la nota”.

A fines del año pasado, algunos alumnos de la Universidad Iberoamericana, realizaron un video para su clase de Periodismo de Investigación, en el que captan algunas experiencias de reporteros de este tipo de notas.

 La nota Rosa
Finalmente, el color rosa, referido al periodismo que informa y “chismea” sobre la vida de celebridades del medio social y, especialmente de la farándula. Los antecedentes de este tipo de notas son las viejas páginas que describían lo mismo matrimonios, embarazos y natalicios, que peleas familiares, divorcios y defunciones, pasando por eventos sociales, pasatiempos y vacaciones de las celebridades en terrenos como el deporte, las finanzas, la política o los espectáculos. Su público es, fundamentalmente femenino y su propósito, más que informar, es conmover o emocionar. Adicionalmente, más que los textos, sobresalen las fotografías, por lo que muchas celebridades venden la exclusiva de sus bodas a algún medio de comunicación, especialmente revistas de sociedad.

No hay mucho más que decir de este color. Lo importante es que en la gama cromática del periodismo siempre habrá un lugar lo mismo para las grandes empresas y sus dirigentes, que para los funcionarios públicos y sus familias, por lo que el continuo monitoreo de la información es esencial para prevenir cualquier posible crisis de comunicación.

martes, 25 de marzo de 2014

ESTABLECER LA AGENDA: EL CASO DE LA LÍNEA 12

El tema de las deficiencias en la línea 12 del metro de la ciudad de México, dadas a conocer en forma destacada por un importante diario capitalino, se puede ver desde diferentes ángulos. En lo personal me llevó a las teorías de lo que se denomina el establecimiento de la agenda mediática, y me recordó el choque de dos trenes del metro en la estación Viaducto el 20 de octubre de 1975.

El martes11 de marzo, bajo el encabezado “Se ‘descarrila’ Línea 12”, el diario Reforma publicó en primera plana lo sustancial de un estudio que obtuvo el día 4 del mismo mes, elaborado por la firma alemana ILF Consulting Engineer, que revela que “las fallas técnicas y estructurales de la Línea Dorada ponen en riesgo a los 435 mil pasajeros…” Con ello estableció un tema de agenda que a partir del día siguiente, fue seguida por prácticamente todos los medios de comunicación de la ciudad de México desde diferentes ángulos que van de lo técnico a lo político, pasando por lo financiero y lo social.

Las teorías del establecimiento agenda estudian la influencia que los medios de comunicación ejercen sobre sus públicos al determinar qué historia posee interés informativo y cuánto espacio e importancia se le dará; el punto central es la responsabilidad de los medios para priorizar la información y determinar qué espacio y peso específico se le asignará al tema para obtener mayor audiencia, más impacto y una determinada conciencia sobre la noticia.

De ahí que las teorías mencionan que al hablar del establecimiento de agenda en realidad se debe pensar en tres agendas que se interrelacionan entre sí dentro del proceso de comunicación:

·         La de los medios, cuya principal variable es el impacto esperado que un tema puede alcanzar.

·         La del público, consiste en el grado o jerarquía de importancia que las audiencias dan a determinados temas noticiosos durante un periodo de tiempo. Es decir, cuando existe la intensión, los temas mediáticos se convierten en temas importantes para el público

·         La política, centrada en las respuestas y propuestas que las instituciones públicas o políticas ofrecen ante un determinado tema mediático, o bien en los temas con los que algún sector político buscar influir en la agenda de los medios. De hecho, para el doctor Jim Dearing, de la Universidad de Michigan (Agenda-setting research: Where has it been? Where is it going?) esta agenda representa la "llave maestra" de todas las agendas ya que es la encargada de generar temas nuevos que influenciarán en las otras dos agendas.

En el proceso del establecimiento de la agenda intervienen factores como:

·         Involucrar o no a un actor o actores, considerando su peso político, social o económico dentro del proceso de comunicación.

·         Tamaño o extensión, referida al número de páginas en un periódico, extensión de la nota, o el espacio televisivo o radiofónico que se le de al evento.

·         Tiempo, representado por el día para difundir la nota, considerando el que puede ser de mayor audiencia, y la expectativa de repercusiones y permanencia en el medio que la difunde y otros que le dan seguimiento.

·         Posición en el cuerpo informativo, es decir, el lugar físico de la publicación en un diario o el segmento en que se ubica dentro de un noticiario de radio o televisión.

El caso de la línea 12 del metro es un ejemplo de cómo se interrelacionan las tres agendas en un evento:

·         El diario obtuvo la información y se dio el tiempo para estudiarla y, seguramente, constatar los efectos de las mencionadas deficiencias.

·         Era claro que por su importancia social y política el tema fijaría agenda, quizá por ello decidió no involucrar a ningún actor del Sistema de Transporte Colectivo o del Gobierno del D.F.

·         Se dice que lunes y martes son los días de mayor índice de audiencia de los diarios. La información se publica en martes.

·         El tema ocupó el espacio principal de la primera plana, generó impacto y conciencia sobre la noticia para que se le diera seguimiento

·         Con lo anterior influyó en la agenda del público y en la agenda política del Distrito Federal.

EL METRO EN 1975 Y MÁS

Alrededor de las 9:40 de la mañana del día 20 de octubre un tren número 10 del metro capitalino de la Línea 2 impactó al tren número 8, detenido en la estación Viaducto, dejando  31 muertos y 70 lesionados.

En su edición del 20 de octubre de 2008, el diario El Universal hizo un recuento de dicha tragedia y menciona que “Oficialmente la colisión se debió a un error del conductor, un hombre de extracción humilde quien purgó una pena de entre nueve y 10 años. Extraoficialmente, la defensa del inculpado y el sindicato del metro denunciaron una serie de inconsistencias e irregularidades, pero fueron apabullados por el México de los años 70: una comisión especial –conformada por el procurador Horacio Castellanos Coutiño, el director del Metro, Jorge Espinosa Ulloa, y el Secretario General de Gobierno del Distrito Federal –creada por orden del presidente Luis Echeverría, encontró un único culpable en apenas cinco días”.

Con el tiempo se corrieron rumores de que el accidente había sido ocasionado por la carencia de un “pilotaje automático” y que, inclusive, había sido deliberadamente provocado para presionar al gobierno a la adquisición de uno de esos sistemas y prevenir accidentes.

Aún cuando ha sido el más aparatoso, no ha sido el único accidente en este sistema de transporte y en algunos casos su operación deja mucho que desear. Entre los percances que causaron mayor afectación figuran: En enero de 1981 un tren averiado retrasó la operación en Hospital General y el servicio fue suspendido más de 2 horas entre La Raza y Zapata. Antes de la inauguración de la extensión de línea 1 a Pantitlán y la 2 a Cuatro Caminos, el Metro sufrió un severo apagón que afectó a las entonces líneas existentes: 1, 2, 3, 4, 5 y 6.

En octubre de 1985, el reventón de unos neumáticos de un tren nuevo dejó varios lesionados e intoxicados con humo en la estación Pino Suarez de la línea 2. En 1987 la línea 3 se paralizó en su tramo sur debido a que en la estación Viveros un tren "botó" la energía eléctrica dejando varios tramos de vía sin corriente .

En 1990 en la línea 3 explotaron ocho neumáticos de un carro de un tren en la estación Centro Médico dejando varios intoxicados y lesionados por caídas al correr por andenes y escaleras. En

septiembre de 1991, una falla eléctrica afectó el Sistema de Pilotaje Automático que originó un corto circuito en el enlace con la línea 3 en Centro Médico desquiciando al resto de las líneas y a la ciudad completa.

Todos estos incidentes, presentes en la memoria de miles de usuarios del metro, fueron factor que seguramente contribuyó al establecimiento de la agenda de la línea 12.

En resumen:

La expresión “establecer la agenda” cada vez es más común escucharla en la esfera política y especialmente en los medios de comunicación. Los líderes políticos y empresariales saben que quien logre fijar la agenda captará la atención de la opinión pública y logrará modificar la agenda del público, pero establecer la agenda es más fácil cuando una institución tiene frentes abiertos en sus servicios o productos.

lunes, 17 de marzo de 2014

DE “CHAYOS”, “CHACALEOS” Y OTRAS EXPRESIONES


Cuando la semana anterior empezó a correr el rumor de que el gobierno había acabado con “El Chayo”, dicen que dentro del medio periodístico mexicano surgió inquietud. El portal SDP escribió: “Por lo pronto muchos “periodistas” entraron en pánico cuando anunciaron oficialmente la muerte del Chayo, sudaron frío, se imaginaron buscando trabajo, llamando a sus contactos para que no los eliminen de las nóminas  gubernamentales, en fin la zozobra reinó por unos días entre el gremio de “informadores”.

 “Chayo”,  “Embute”, “Chacaleo”, “Borregos”, “Voladas” y algunas otras expresiones son todavía de uso común en el periodismo en México y todas ellas tienen una razón de ser y un origen, a veces no muy claro o confuso por las diversas versiones al respecto.

Estas son las más conocidas:

EMBUTE
Se trata de una dádiva, ya sea en dinero o en especie, con la que se busca influir en reporteros, editores y directores de medios informativos para que la información difundida sea favorable. La palabra  no existe en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua y su práctica  tiene un origen poco cierto.

 Hay quien dice que se remonta a la época porfirista (o quizá desde antes) al atribuirle a Porfirio Díaz la frase ‘’maicear a los periodistas’’, significando con ello la institucionalización del embute. Según el periodista veracruzano Luis Velázquez, durante el régimen presidencial de Porfirio Díaz se publicaban en el país cientos de periódicos de los cuales “sólo unos pocos  le eran críticos. El resto tiraba agua bendita al paso de Porfirio Díaz. Y, claro, cada vez se aparecían puntuales, puntualitos, en la oficina de la Presidencia de la República, un número incalculable de reporteros a cobrar el embute”.
Entre los periodistas de la segunda mitad del siglo pasado era tema obligado en las giras con los funcionarios públicos y ocasión de chistes y frases como “En defensa del embute, ni un paso atrás”,  ‘’Embute que no te corrompa… ¡agárralo!’’, “Primero el embute y después la gira”, “Suspendan los salarios, pero autoricen manos libres pa’l el embute’’.

CHAYO
Es una forma “moderna” de llamar al “Embute” y es apócope de Chayote. Sus derivados son: “Chayotero” y “Chayotear”, significando, respectivamente, a quien acostumbra vivir de él y a quien lo da sistemáticamente, por lo regular el “El Jefe de Prensa” de la respectiva Unidad de Comunicación  Social de una dependencia pública.

Se supone que la expresión deriva de que hace muchos años la Presidencia de la República entregaba el “embute” en la residencia oficial de Los Pinos por manos de una señora llamada Rosario; si el pago era considerable se decía que recibían un "chayote", si era mediano entonces era un "chayo" y si era muy pequeño, "chayito", pero cuando los atendía el presidente en persona, dicen que lo que recibían era un "Rosario de bendiciones".
En otra versión, en su libro “Los Presidentes”, Julio Scherer
García ubica el origen del chayote en 1966, cuando en una ceremonia de inauguración de un sistema de riego en Tlaxcala, en las épocas de Gustavo Díaz Ordaz, un funcionario de la Presidencia entregaba a los reporteros el “embute”, semioculto entre plantas de chayote. “¿Ves aquel chayote?”, decían los reporteros; “Están echándole agua. Ve allá”.

El “Chayo” también es objeto de chistes y frases como: “El chayo es de quien lo trabaja” o “Un jefe de prensa no vale nada si no tiene dinero para repartir… “, expresada por Humberto Romero,  cuando era director de Relaciones Públicas del Departamento del Distrito Federal.

CHACALEO
Es la acción mediante la cual un reportero busca ganar una nota a sus compañeros de otros medios a través de una entrevista improvisada o “banquetera”.  La reportera radiofónica  Martha Alicia Villela  lo describe en su blog
como: “las entrevistas atropelladas, de banqueta, que realizan reporteros en bola rodeados de camarógrafos y fotógrafos;  en las que el entrevistado dice lo que quiere sin importar cuál es la pregunta, y los reporteros lanzan preguntas atropelladas, a veces sin siquiera esperar la respuesta”.

El término deriva de la zoología, referido a un mamífero carnívoro de África y Asia, especialista en robarle la presa a depredadores menores que con esfuerzo han realizado su caza. Originalmente era la entrevista no programada que un sólo reportero hacía a un funcionario o personaje público al finalizar un evento  y la utilizaba como exclusiva para su medio informativo. Así, el “chacal” ganaba la nota a los demás reporteros.  Con el tiempo empezaron a ser varios los reporteros que orillan al personaje al término de un evento, lo que ha llevado a la descripción que hace Martha Alicia y que ha generado frases, entre los propios periodistas, como: "¡Tuve la nota en el chacaleo!", o "¡Me chacalearon!".

VOLADA
Una “volada” es una información que se da por cierta sin haber sido investigada. Es una historia inventada por el periodista que, si está bien hecha, puede ser creíble y alcanzar niveles insospechados. Desde luego, es también una violación a la mínima ética profesional no obstante lo cual, se dan con relativa frecuencia en todos los medios.

La periodista Bertha Hernández explica: “Volar es cruzar esa franja que separa al buen periodismo de la literatura; rara vez los efectos son estrictamente noticiosos,  eso sí, son de un dramatismo muy llamador. Hay “voladas” memorables, como la de aquel reportero que llegó a su periódico con una espléndida crónica de la escenificación de la Batalla del 5 de Mayo allá en el Peñón… misma que se había suspendido. Los reporteros que vuelan han inventado asesinos de delincuentes y extraterrestres, y eso por hablar de los casos más llamativos.

Un reportero conocido por sus “voladas” fue Jayson Blair, del New York Times, muchas de cuyas falsas historias fueron de primera plana.

BORREGO
Finalmente, un comentario sobre los “borregos”. Se trata de una historia, sin sustento y tendenciosa, pero con algún grado de verosimilitud que se hace correr por algún medio con algún fin interesado o simplemente para “ver qué pasa”.

Aún cuando no hay relatos sobre su surgimiento y el por qué se denomina de esta manera a estas informaciones, es probable que se refiera al hecho de que si la historia “pega” puede ser seguida por otros medios, como borregos, contribuyendo con ello al logro de los fines de quien lo generó.
Los códigos de ética de muchos medios han llevado a una reducción de estas prácticas, aunque son todavía muchos quienes las mantienen, tanto en lo individual como en lo institucional.

lunes, 3 de marzo de 2014

LA COMUNICACIÓN DE LOS ACTIVOS INTANGIBLES


“Nuestro activo más valioso son los recursos humanos”, “somos una empresa de calidad”, “Somos Socialmente Responsables”, “nuestra marca lo dice todo”, “Esta es una empresa bien comunicada”, “Somos responsables con el medio ambiente”, “Somos un gran lugar para trabajar”.
 

A lo largo de mi vida profesional he escuchado este tipo de expresiones, que llenan de orgullo a los empresarios. Se trata de los “activos intangibles” que distinguen a una corporación de las demás y que le dan un valor específico, pero que, precisamente por ser intangibles, son los más difíciles de medir y de percibir tanto por los propios empleados como por los medios de comunicación. De hecho, dentro de las propias corporaciones aún no hay una clara medición de su impacto en las utilidades y son los activos más difíciles de comunicar.

Más allá de la marca, algunos expertos consideran que una cuarta parte del valor de muchas empresas lo representan sus intangibles: reputación, responsabilidad social, comunicación, experiencia, talento humano, sustentabilidad, etcétera. Por eso no es de extrañar que en diciembre de 2011 la Bolsa Mexicana de Valores lanzó al mercado el Índice IPC Sustentable para las empresas listadas que destacan en sustentabilidad (Medios ambiente, responsabilidad social y gobierno corporativo), bajo el criterio de que “los inversionistas buscan más a compañías sustentables para invertir sus recursos en ellas, al considerar  que una empresa sustentable generará valor a largo plazo”.

Que dentro y fuera de la organización se conozca el valor de sus intangibles no es tarea sencilla y el intento de darlos a conocer puede resultar contraproducente:
  • Por un lado, prácticamente ninguno de estos activos intangibles significa noticia para los medios de comunicación, quienes los perciben como una forma disimulada de publicitar algo que es obligación de toda empresa profesional y responsable y por ende los ven como una forma de mercadotecnia gratuita. Asimismo las mediciones que diferentes instituciones (incluyendo algunas revistas de negocios) hacen de estos intangibles, pierden objetividad al estar basadas en información proporcionada por  los directivos de las propias empresas medidas.


  • Por otro lado, aun cuando internamente a los empleados se les presentan estos intangibles a través de los programas de inducción y de comunicación organizacional enmarcados en la misión, visión y valores de la empresa, por lo general los colaboradores  son incapaces de enunciarlos y mucho menos de explicarlos. La razón, la mayoría de las veces, es porque no hay una vivencia real de los mismos. Si una organización afirma que su activo más importante son sus  recursos humanos, pero en la cotidianeidad se despreocupa de los problemas y situaciones que estos enfrentan tanto en lo laboral como en lo personal, el resultado puede ser una comunicación negativa que tiene como fuente emisora a los propios colaboradores.

Dar a conocer el valor empresarial de estos intangibles requiere de una gestión de comunicación estratégica que lleve el mensaje de adentro hacia afuera de la organización. La condición básica es el compromiso claro de la alta dirección de la empresa para actuar conforme a esos activos, para proyectarlos como acciones y actitudes testimoniales entre sus públicos relacionados internos y externos. Si el activo es su responsabilidad social, los empleados deberán vivirla; si se declara gran lugar para trabajar, los empleados deberán ser los primeros en comunicarlo públicamente; si es sustentable, las comunidades en torno a la empresa serían las primeras en manifestarlo públicamente.

Sin embargo, el primer activo intangible que pierde credibilidad es el de la propia comunicación interna y externa. El informe 2012 “La Comunicación Empresarial y la
Gestión de los Intangibles en España y Latinoamérica” dirigido por el catedrático Justo Villafañe, señala que en más de 70% de las organizaciones participantes en la investigación, la comunicación tiene menos importancia que otras áreas. “Por ejemplo, en 29% de los casos analizados, la comunicación depende de la dirección de recursos humanos, y en 22% de la dirección de asuntos corporativos. Sólo en 19% de las compañías usadas en la muestra los responsables de la comunicación se encuentran en un área independiente y reportan directamente a la presidencia o dirección general”.
Adicionalmente, el estudio señala que las áreas de comunicación corporativa crecen en personal y cada vez más se le asignan tareas que no son ni estratégicas ni relevantes para la comunicación de intangibles, “como es la elaboración de press clipping u otras tareas de relaciones públicas convencionales como la organización de eventos corporativos, publicaciones…”


Otra evidencia del nivel de compromiso de la alta dirección con las tareas de comunicación, especialmente de los activos intangibles la dio recientemente Anne Gregory, Presidenta de la Alianza Global de Relaciones Públicas y Comunicación, al anunciar la realización del Foro Mundial de Comunicación 2014 que se realizará en España. Expresó que los CEO´s tienen un nuevo papel que debe estar regido por la autenticidad y el corazón: “Si declaramos cuáles son nuestros valores y la forma en que hacemos las cosas, la gente espera que así sea; ya no es buena idea decir una
cosa y hacer la contraria porque tarde o temprano alguien, en algún lugar del mundo, lo descubrirá y lo expondrá a la luz pública”.

Responder al reto de comunicar los activos intangibles y lo que estos representan para cada organización requiere por principio que la alta dirección de la empresa los considere importantes en su actividad y actúe de conformidad con los mismos. Hay que tener presente que el mayor intangible de una empresa es su capacidad para motivar y generar sentido de pertenencia y credibilidad entre sus públicos relacionados, principalmente clientes, empleados, proveedores y aliados. De la forma en que estos públicos perciban y vivan los activos intangibles que forman parte de la identidad de una empresa, será la comunicación hacia otros públicos y la imagen que estos se formen de la corporación.

En resumen: aun cuando la gestión de la reputación y la comunicación de activos intangibles van adquiriendo mayor relevancia entre directivos, académicos e inversionistas, el tema parece todavía lejos de de ser estratégico para la generalidad de las empresas, cuyos directivos continúan actuando de forma distinta a lo que expresan y comunican internamente. Como le expresa Villafañe: “Si se quiere que la comunicación empresarial tenga un carácter estratégico que contribuya a la creación de valor en cada compañía, cualquier política sensata de comunicación corporativa debe establecer, como prioridad, la gestión de sus recursos intangibles …”