jueves, 31 de julio de 2014

LA COMUNICACIÓN EN UN NUEVO ECOSISTEMA


Desde el año 2006 -con fuerte énfasis en 2008/2009 por la crisis económica mundial y el crecimiento de las redes sociales-, diarios, revistas y medios electrónicos en todo el mundo se han reconfigurado en afán de sobrevivencia. Algunos han cambiado de dueño como el Washington Post, pero muchos no lo han logrado y han cerrado sus operaciones. 
 
La doctora Iliana Rodríguez publicó en el portal de Forbes (agosto 12, 2013): "La venta y cierre de diarios en Estados Unidos en los últimos años asciende a cerca de 120 periódicos por motivos económicos, situación que se ha agravado no sólo por las secuelas de la crisis del 2008 que llevó a la quiebra a diarios como el Tribune, que publica Los Ángeles Times y el Chicago Tribune, sino también por la decisión de los anunciantes de ir a medios digitales, haciendo insostenible la operación de la prensa impresa".

En efecto, en la industria de los medios de comunicación actual, se combinan dos peculiaridades: las nuevas tecnologías (tabletas, teléfonos inteligentes, libros electrónicos, etc.) y la creciente participación de las personas en las redes sociales, en lo que desde poco menos de una década se conoce como "cambios en el ecosistema mediático".
El profesor argentino Carlos Alberto Scolari, investigador de la comunicación experto en medios digitales, interfaces y ecología de la comunicación explica qué es el ecosistema mediático:
"La llegada de la World Wide Web y la digitalización de los procesos de comunicación han modificado el ecosistema mediático. Las reglas ya no son las mismas y, como sucede en los ecosistemas biológicos, al incorporar una nueva especie cambia todo el sistema. La llegada de nuevos medios/especies como los blogs, Twitter, Facebook, Youtube, videojuegos, aplicaciones móviles, etc., están cambiando al ecosistema mediático. Una cosa es clara: los medios masivos no volverán a ser los de antes".

LOS EFECTOS DEL CAMBIO
La adaptación al nuevo ecosistema en México se ha dado en diferentes momentos de la evolución de los medios:
  • La llegada de la televisión presupuso la desaparición de la radio y los diarios: La
    radio aprovechó su inmediatez y los diarios percibieron, en ese memento, que la televisión sería un medio de entretenimiento.
  • Cuando la TV inició sistemas informativos, su principal fuente de noticias fueron los principales diarios en circulación.
  • Al generarse noticiarios televisivos con estructuras editoriales propias, la radio empezó a hacer lo propio y los diarios los aprovecharon para monitorear noticias y asegurar que no perdieron "la nota".
  • Al generar contenidos propios, los diarios empezaron a ser un referente de agenda a seguir por los noticiarios electrónicos.
  • La aparición del Internet capitalizó un poco de cada medio: la instantaneidad de la radio, las imágenes de la televisión y los diarios y la generación de nuevas
    aplicaciones que han convertido al medio digital en el canal para información de última hora.      
  • Cada nueva aplicación que ha surgido en este entorno (páginas web, alertas de e-mail, Google News, Twitter, aplicaciones de móvil convertidas en redes sociales) ha servido para aumentar la capacidad de respuesta de Internet a las noticias de última hora.      
  • Con la tecnología estamos pasando de una familia sentada frente televisor, a una situación en la que cada miembro de la familia disfruta de un contenido audiovisual en un dispositivo propio.
  • El desarrollo de las redes sociales ha permitido, según el estudio de Pew Research sobre la situación de los medios en 2014, que el 50 por ciento de los usuarios de las redes sociales comparta noticias, imágenes o videos, y que otro 46 por ciento comente asuntos o eventos noticiosos en las redes sociales, ocupando un rol de periodistas ciudadanos. "Aproximadamente uno de cada diez usuarios de redes sociales han subido videos noticiosos grabados por ellos mismos".
Pero hay otros efectos que inciden directamente en los medios impresos. De acuerdo con el "Barómetro de Confianza 2014", elaborado por una reconocida agencia de relaciones públicas, "el 80% de los países confían menos en los medios de comunicación con respecto al 2013. Los medios de comunicación se encuentran por debajo de los negocios y las organizaciones no gubernamentales (ONG). En contraste, los niveles de confianza en los medios de comunicación digitales aumentaron". Los datos para América fueron elaborados con información de Argentina, Brasil y México, y revelaron que la ciudadanía confía más en medios digitales y redes sociales que en la prensa, radio o televisión, tendencia que se manifiesta desde 2006.

En el caso de las revistas, también los grupos editoriales se están reconfigurando, provocando fusiones o adquisiciones, desaparición de algunos títulos, reducción de personal y una marcada inclinación a recibir menos propuestas comerciales envueltas en piel de contenido editorial y dar más énfasis a publicidad pagada.

¿Y…?
Las instituciones y las agencias de relaciones públicas también tienen que adaptarse al cambio del ecosistema.
Esto significa un reto para las agencias de relaciones públicas que con cierta facilidad promocionaban productos y servicios de sus clientes en las páginas de revistas y diarios y ahora tendrán que adaptarse, aprender y dominar los conocimientos y técnicas necesarios para moverse en un ecosistema en donde las nuevas conversaciones, noticias, comentarios y opiniones se están dando a través del internet y de las redes sociales, sin olvidar que en un ecosistema funcional, las nuevas especies no eliminan a las anteriores sino que se adaptan y optimizan.

Los medios impresos no tienen la interactividad que demandan los nuevos lectores. La adaptación al cambio implica generar nuevas ideas, nuevos formatos y nuevos productos editoriales acordes al nuevo ecosistema. Quien pretenda seguir influyendo en las decisiones y hábitos de los consumidores tiene que aportar valor en el mundo digital y para ello no hay que perder de vista la observación y el análisis de los cambios que está generando la era digital.

Como expresa Gustavo Entrala CEO de la agencia española de Publicidad 101, especializada en el mundo digital: "Para diagnosticar el presente, tenemos que fijarnos en lo que las personas hacen, pero para proyectar tendencias, hay que escuchar lo que dicen."

martes, 29 de julio de 2014

LOS VACÍOS DE INFORMACIÓN EN LAS CRISIS


Cuando se genera una crisis en una empresa o en cualquier institución, por lo regular los medios de comunicación, en afán de ganar la primicia, tienden a especular y a dar por sentado situaciones sin previa verificación y confirmación.
El derribo del avión de Malasyan Airlines el pasado 17 de julio, logró evitar la especulación debido a una grabación revelada por el gobierno ucraniano, a las pocas horas del percance. Pero no siempre  ocurre así. Muchas instituciones, sean públicas o privadas, prefieren ocultar información –o darse tiempo para tener certeza sobre lo que ocurrió- generando un vacío informativo que por lo regular es llenado por los medios o por otras instituciones.
Un ejemplo de ello es el caso del vuelo 800 de TWA que en 1996 cayó a poco de haber despegado del aeropuerto JFK de Nueva York. Era víspera de los juegos olímpico en Atlanta, lo que generó la especie de que terroristas armados con misiles tierra-aire derribaron el avión, teoría que cobró fuerza por el testimonio de testigos presenciales, como Naneen Levine, quien dijo que vio un proyectil rojo que ascendía como un fuego artificial y que explotó al llegar a la posición en donde se encontraba el avión, versión que dieron cientos de testigos más.
Asimismo el ex corresponsal de ABC News, Pierre Salinger, quien había sido secretario de prensa del Presidente John Kennedy, opinó en una rueda de prensa que un barco de la marina de Estados Unidos había derribado el TWA 800 con un misil. Salinger llegó a esta conclusión por un documento en internet formulando esta denuncia. El peritaje oficial informó que la causa fue la chispa de un cable en el tanque de combustible principal, localizado en la “panza” del avión.

LA INFORMACIÓN
Si, por un lado, está la responsabilidad de la institución inmersa en una crisis, por el otro, está el tema, por parte de los medios de comunicación, de informar de inmediato sin perder objetividad ni generar especulaciones.
Cuando un hecho se produce, se presupone en el periodista la constatación del mismo antes de informar a sus audiencias. Sin embargo, en muchos medios de comunicación la descripción de un hecho no se realiza de manera “pura” pues en ello influye la política editorial o los intereses particulares de cada medio para comunicar una noticia de una forma determinada o, inclusive, para silenciarla.
Por otro lado, en la mayoría de los casos, los periodistas sólo son intermediarios que no conocen la realidad de manera directa o por sí mismos, sino que se limitan a reproducir lo expresado por fuentes "confiables", en cuyo caso sólo son responsables de la veracidad de la noticia conforme a la información que reciben de parte de esas fuentes.

 La verdad periodística tiene que ser la verdad real, a fin de evitar el que, por la múltiple existencia de verdades sobre un mismo hecho, el periodista informe a su mejor parecer. De ahí la importancia de, cuando se entra en una situación crítica, evitar el vacío de información al que me refiero líneas arriba.
Mientras más tiempo transcurre en que estalla la situación de crisis y se genera la información hacia los medios de comunicación, el vacío de información se va agrandando; la información que se va difundiendo por parte de los medios de comunicación a partir de testimonios de terceros ajenos a la situación y su magnificación a través de las redes sociales, genera una percepción de las cosas que se va distanciando de la realidad, y mientras más largo es el lapso, más complicado es ajustar esa percepción a la realidad.
Por ello, una institución que entra en situación crítica –o su agencia de relaciones públicas- deberían tener en consideración los siguientes puntos:

      Reunir toda la información lo más pronto posible y no informar sin el conocimiento previo y la aprobación de la alta dirección o, en su caso, del comité de crisis.

      No apresurarse a comunicar por la presión de los periodistas u otros grupos, pero tampoco negar que algo ha sucedido ni mentir al respecto, preparando previamente los mensajes a comunicar.

      Determinar el formato de la comunicación (boletín, carta, reuniones con representantes, conferencia de prensa, etc.) y considerar en ello a todos los medios de comunicación (impresos electrónicos, en línea y agencias de noticias), y no sólo a los más allegados.

      Establecer un monitoreo inmediato de todos los medios para comprobar el alcance de la crisis.

      Determinar la secuencia y la consistencia de los mensajes, en caso de que se trate de una crisis que se prolongue en el tiempo, sin reservar datos con el ánimo de minimizar el problema o hacer sentir que ya se está saliendo del periodo crítico. A fin de cuentas, toda información tiende a salir a la luz.

      Ir configurando un plan de acción para el relanzamiento de la imagen corporativa que contemple a todos los públicos, una vez superada la crisis.

 Nunca está de más tener en cuenta que las mejores decisiones son las que se toman racionalmente, aunque en momentos de crisis es difícil guardar la calma. Pero también se tiene que considerar que los intereses de la compañía por salvaguardar su negocio, deben equilibrarse por las necesidades emocionales de los afectados por los acontecimientos.

 El caso del vuelo 800 de TWA, a pesar de haber ocurrido hace 18 años, ha cobrado nuevos bríos recientemente. Las inquietudes que quedaron insatisfechas llevaron el año pasado a ex investigadores de ese accidente a solicitar a la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB por sus siglas en inglés) a reabrir la investigación del caso ante nuevas evidencias de que el avión fue derribado por un misil y que el FBI obligó a ocultar información. Inclusive se filmó un documental al respecto: “vuelo 800 de la TWA”, según reportó Univisión.

Cualquier situación crítica de una institución puede volver a salir a la luz si, durante el proceso de comunicación, se guardó deliberadamente alguna información para influir en las audiencias sobre  las causas o la solución de la misma.

 Por cierto, el derribamiento de un avión comercial por misiles militares se ha dado en varias ocasiones durante los últimos 40 años.
  • El 21 de febrero de 1973 cazas del Ejército aéreo de Israel atacaron el Boeing 727-224 de la compañía aérea libia ‘Libyan Arab Airlines’. 
  • El 27 de junio de 1980 el vuelo 870 de la compañía aérea italiana Aerolinee Itavia fue derribado entre las ciudades de Bolonia y Palermo durante un combate aéreo entre cazas que acompañaban el avión del líder libio Muamar Gadafi y aviones de combate de la OTAN. 
  • El 1 de septiembre de 1983 el Boeing 747 de la compañía aérea Korean Airlines violó el espacio aéreo de la URSS sobrevolando una serie de objetivos militares soviéticos antes de ser derribado por un caza Su-15.
  • El 3 de julio de 1988 el avión Airbus A300B2-203 de la compañía aérea iraní ‘Iran Air’ fue atacado por el Ejército aéreo de EE.UU. poco después de su despegue. El Gobierno de EE.UU. declaró que el avión iraní había sido identificado por error como un caza F-14 de la Fuerza Aérea iraní.
  • El 4 de octubre de 2001 Ucrania derribó un Tu-154 ruso que cubría el vuelo 1812 entre Tel Aviv y Novosibirsk (Siberia) con 66 pasajeros y 12 tripulantes a bordo. El avión comercial ruso Tu-154 de la empresa aérea 'Sibir' que realizaba un vuelo de Israel a Siberia, cayó en el mar Negro.

martes, 22 de julio de 2014

EL RETO DE LA MOVILIDAD EN LA CIUDAD DE MÉXICO


El tema que la semana pasada ocupó espacio significativo en las secciones citadinas de los medios de comunicación fue la promulgación de la Ley de Movilidad Urbana por parte del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
En lo general, la mayoría señaló como puntos fundamentales de esta legislación: el peatón es primero, restricciones a vehículos de carga, seguros de daños contra terceros, exámenes teórico-práctico y médico para obtener licencia de conducir, la desaparición de las concesiones de transporte público, la creación de un órgano regulador y la construcción de ciclovías y bici-estacionamientos.

Desde luego falta el complemento a la Ley: reglamentos, programas, decretos de creación y lineamientos para generar movilidad en la ciudad de México, considerando, según establece la propia Ley, que se maximicen los desplazamientos ágiles con los mínimos efectos negativos sobre la calidad de vida y el medio ambiente y el uso adecuado y eficiente de la vía pública.

Independientemente de que la difusión y generación de conciencia sobre la Ley y sus reglamentos significa un reto, me parece que el tema de la movilidad no tendrá grandes avances en materia de cuidado de la calidad de vida y el medio ambiente,  si se pierden de vista algunos datos.

Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, movilidad es “cualidad de movible” y ésta la define como “Que por sí puede moverse, o es capaz de recibir movimiento por ajeno impulso”. En otras palabras, la movilidad es la capacidad para moverse, es decir, desplazarse, trasladarse. Cualquier obstrucción, obstáculo o eventualidad que impidan la movilidad de forma fluida, generará afectaciones en la calidad de vida y en el medio ambiente, impidiendo el cumplimiento a esta ley.

¿Qué circunstancias pueden interferir?

TOPES
Según el Doctor René Drucker titular de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno del DF, en la zona metropolitana circulan más de 4 millones de automotores y “en alguna ocasión hace unos cuantos años escuché a un funcionario decir que había alrededor de 30 mil topes (seguro que ahora hay aún más) –Febrero 21 de 2012”.
Los topes afectan las suspensiones, especialmente cuando no están pintados o la señalización respectiva está justo en donde está el tope, pero también frenan a los autos, contribuyendo a la contaminación. El doctor Arón Jazcilevich, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, explica que “cuando un auto arranca desde una velocidad cero, se incurre en un pico de emisiones (de CO2); pero cuando reanuda la marcha después de un tope, las emisiones se elevan entre cinco y ocho veces más en microgramos por segundo. En otras palabras, cada vez que arrancamos a partir de un tope, un vehículo emite de 50 a 80 microgramos de CO2 cada 10 segundos.
Los topes hacen perder tiempo, incrementan el consumo de combustible, provocan desgaste y desperfectos, afectan la movilidad y sólo son una medida restrictiva que no promueve la educación, ni vial, ni cívica.

BACHES
Según la Secretaría de Obras y Servicios del Gobierno del DF, durante la segunda semana de marzo de este año atendió 5 mil 299 baches (47, 500 metros cuadrados de vías primarias y secundarias de la capital).

Se estima que en promedio en la ciudad de México se producen más de 60 mil hoyos por año solo en vías primarias y secundarias, sin considerar los de las miles de calles que no considera la autoridad como primarias o secundarias, que son la mayoría de las calles. No obstante Alberto Hernández, gerente de operaciones de una empresa proveedora de asfalto comentó: “la cifra de 5 mil baches por mes que dio la Secretaría de Obras y Servicios se queda corta ya que el 80% de toda la carpeta asfáltica en la ciudad de México tiene fallas por la mala calidad del producto que se utiliza. Bajita la mano estarías hablando de mucho más de 100 mil baches por año…”

Al igual que los topes, los baches incrementan la contaminación, con el agravante de que los vehículos pueden quedar descompuestos entorpeciendo la movilidad e incrementando la contaminación.

MICROBUSES
En septiembre de 2013, según la entonces denominada Secretaría de Transporte y Vialidad (Setravi), había más de 22 mil microbuses en el DF, el 80 por ciento de los cuales tiene fallas mecánicas, a pesar de lo cual circulan con normalidad. En su caso, la normalidad es en doble y tercera fila, subiendo y bajando pasaje en cualquier punto de la calle y sobre el arroyo u ocupando dos carriles al quedar en diagonal a la acera.
El doctor Héctor Riveros Rotgé, investigador del Instituto de Física de la UNAM y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, asegura en 2006 la Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal publicó un estudio, coordinado por él, que muestra que el transporte público de pasajeros es el más contaminante del parque vehicular, incluso señala: “Esta situación es preocupante toda vez que no sólo son unidades con mayor tasa de emisión (de monóxido de carbono, hidrocarburos y óxidos de nitrógeno), sino que son automotores con recorridos entre cuatro y cinco veces mayores que las unidades particulares”. Contaminantes per se y obstruyendo las vialidades, afectan la calidad del aire y la calidad de vida del ciudadano.

ESQUINA, BAJAN
Las paradas del transporte público en las esquinas es otro factor que interferirá en el cumplimiento de la nueva Ley. Los autos que pretenden virar a la derecha tienen que frenar y esperar a que el transporte público avance, o bien intentar abrirse a la izquierda para rebasar, generando obstrucción a la vialidad y con ello, incremento en la contaminación, tanto de su vehículo como de todos los demás que tienen que detenerse. La situación es peor cuando, una vez que se abre para rebasar, el transporte público comienza a avanzar.
He estado en ciudades en donde el transporte público tiene paradas obligatorias a mitad de la cuadra para permitir el flujo vehicular que quiere girar hacia la derecha. Ello conlleva además el beneficio para el usuario del transporte, de tener que caminar (hacer un poco de ejercicio) para llegar a la parada obligatoria.
 A estas circunstancias habría que agregar otras tan comunes como: la obstrucción de los cruces por no respetar los semáforos; la manipulación de éstos por parte de los policías viales; los influyentes (o sus choferes) que se estacionan en donde quieren obstruyendo las vialidades; las marchas, mítines y plantones de cada día en la capital del país, los accesos y salidas de la autopista urbana por el deficiente equipo electrónico y la mala planeación vial, las bases de taxis a las puertas de centros comerciales y tiendas, y, desde luego, la falta de educación vial de todos quienes vivimos en la ciudad de México.

La nueva Ley señala entre las atribuciones del Jefe de Gobierno: “Fomentar en la sociedad, las condiciones generales para la implementación y desarrollo sistematizado de la cultura de la movilidad”, y que la nueva Secretaria de Movilidad “promoverá en la población la adopción de nuevos hábitos de movilidad encaminados a mejorar las condiciones en que se realizan los desplazamientos…”.

El reto lo pueden compartir las autoridades con agencias de relaciones públicas, de mercadotecnia y de publicidad para desarrollar campañas creativas que puedan contribuir a mejorar la movilidad y la calidad de vida de los habitantes de la ciudad de México.

lunes, 14 de julio de 2014

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA INFORMATIVA II



La moneda sigue en el aire respecto al tema de la semana pasada sobre la pregunta de si las agencias de relaciones públicas desesperan a los medios o viceversa. Algunos comentarios recibidos coinciden en que la moneda mostró más la cara en torno a los medios de comunicación que a las agencias de relaciones públicas.

Según el estudio de News Aktuell citado la semana pasada, el 10 por ciento de las agencias de relaciones públicas están convencidas de que los periodistas no son ya “estrictamente necesarios” para el desempeño de su trabajo. Aún cuando no se especifica la razón de ello, es posible que se deba a ciertas circunstancias, muchas de ellas de cortesía profesional, que los reporteros pierden de vista en afán de obtener la materia prima para su trabajo: información y entrevistas.

Las siguientes son algunas cosas que desagradas a las agencias de relaciones públicas en su trato con los medios.

Invitaciones, confirmaciones y asistencia a eventos
Por lo regular las invitaciones a eventos y conferencias de prensa se hacen con la anticipación suficiente para que los medios la agenden y generalmente se solicita confirmar asistencia. ¿Cuál es la incomodidad?
  1. Salvo en casos excepcionales, los medios per se no confirman la asistencia.
  2.  Durante las llamadas de confirmación, algunos medios solicitan se les reenvíe la invitación.
  3. Al final, se genera un listado de medios que confirmaron, que se comparte con el cliente. Sin embargo, por diferentes circunstancias no siempre aparecen en el evento todos los que confirmaron y la mayoría de los que asisten llegan, escalonadamente, después de la hora de la cita.
El resultado de lo anterior se traduce en una expectativa de asistencia que no siempre se ve cumplida, tensión en el ejecutivo de la agencia de relaciones públicas y, por lo general, disgusto en los clientes.

Solicitudes de entrevista
La entrevista es la herramienta fundamental de los periodistas. La necesidad de solicitar una con algún directivo de empresa puede obedecer a la agenda del propio reportero, a una orden del editor o a un tema coyuntural. Si la labor de la agencia de relaciones públicas es obtenerla y asesorar al cliente respecto a la solicitud. ¿Cuál es la incomodidad?

  1. Inmediatez. Eventualmente algún reportero puede solicitar realizar una entrevista en las siguientes dos o tres horas porque: se le había olvidado, se acerca el “cierre” y no tiene información o, en el caso de programas o noticiarios en medios electrónicos, porque se le “cayó” una entrevista programada y necesita llenar el espacio, generando presión en la agencia de RP. Mientras no exista una situación de crisis, las entrevistas se pueden programar en lapsos razonables que no afecten el trabajo del reportero ni compliquen la agenda de los clientes. Aun en situaciones coyunturales, a veces los clientes requieren de tiempo para prepararse y hablar con bases fundamentadas.
  2. Puntualidad.- Las más de las veces la agenda de los directivos de empresas están saturadas y es complicado abrir un espacio para conceder una entrevista a algún medio, especialmente si es presencial; por su parte, el ejecutivo de relaciones públicas tiene que realizar  ajustes en sus actividades para acompañar al medio durante la entrevista. Si por alguna razón el reportero llega demorado, el directivo podría ocuparse en otra cosa y: limitar el tiempo para la entrevista, cancelarla, o iniciarla minutos más tarde. A la postre, la agenda del ejecutivo de relaciones públicas sufre modificaciones.

 Visita a instalaciones fuera de la ciudad
Es común que las empresas permitan visitas de medios a sus instalaciones fabriles o de otra índole fuera de la ciudad.
La operación es similar a la de las invitaciones a eventos, excepto que las cosas se complican si alguno de los medios invitados incurre en circunstancias como:

  1. El medio confirmó pero llega tarde o no asiste.- Si el trayecto se hace por la vía aérea el ejecutivo de relaciones públicas será el último en abordar, hasta no localizar al invitado y conocer su situación, lo que en sí mismo genera tensión y pérdida del boleto. Si el viaje es en transporte rentado, la espera genera demoras en el programa de actividades pudiendo afectar inclusive las operaciones cotidianas de la planta a visitar.
  2. Fotógrafos y camarógrafos desean tomas específicas.- Muchas empresas tienen políticas estrictas respecto a los accesos a ciertas áreas, sea por seguridad o por confidencialidad. Los reporteros gráficos requieren de tomas exclusivas que ilustren la visita conforme a los criterios editoriales de sus medios, y eventualmente pueden insistir en acercarse a zonas restringidas. La presión es para el ejecutivo de RP quien, por un lado, quisiera apoyar a los medios, pero por otro, debe cumplir y hacer cumplir las normas de la empresa.

Viajes al extranjero
Un viaje al extranjero puede presentar diversas situaciones por parte de los periodistas invitados generando inconvenientes y presiones en los ejecutivos de relaciones
públicas. Entre ellas se pueden mencionar las siguientes:

  1. Pasaporte.- Eventualmente algún reportero confirmado puede percatarse al último momento que su pasaporte o visa están vencidos o a punto de ello, con la probabilidad de no ser aceptado en el país de destino. Empieza la presión para realizar los cambios respectivos en als reservaciones.
  2. Escala en los Estados Unidos.- Si el trayecto tiene una escala en Estados Unidos y el periodista no tiene visa, tendrá que pasar el tiempo en una oficina de migración sin que el ejecutivo de relaciones públicas pueda hacer algo por él, salvo confiar en que llegará a tiempo al vuelo de conexión. Empieza la presión cuando el invitado no aparece a la hora de abordar.
  3. Extravío del periodista.- Si por alguna razón el cliente decide enviar a los medios sin la presencia del ejecutivo de relaciones públicas, podría suceder que un reportero “se pierda” en la escala de conexión, ya sea porque fue retenido en migración sin acceso a teléfono, o porque se le fue el tiempo en la tienda, restaurante o bar. La situación genera gran tensión entre los ejecutivos de la agencia de RP, quienes tendrán que actuar vía telefónica considerando al cliente, los otros invitados y la familia del “desaparecido”.
  4. Extravío de equipos.- En el destino es posible que algún periodista pierda o deje a bordo del transporte algún equipo (cámara, laptop, tablet, grabadora, etc.), de lo cual depende para realizar su trabajo. La presión empieza para el ejecutivo de relaciones públicas quien hará todo a su alcance para recuperar el equipo, con una afectación a la agenda de trabajo.
 
Todas estas son situaciones que se han presentado en la realidad y son sólo un ejemplo de por qué los medios podrían desesperar a los ejecutivos de las agencias de relaciones públicas.

En mayo del año pasado escribí sobre el trabajo de las agencias de relaciones públicas en el que expresé y ahora reitero: “Dennis L. Wilcox, autor del libro “Relaciones públicas: estrategias y tácticas” lo pone de esta manera: “los directores de periódico y redactores, por un lado, y los relacionistas públicos por otro, se necesitan mutuamente. Los medios de comunicación necesitan material e ideas procedentes de fuentes de relaciones públicas, y los especialistas en comunicación empresarial necesitan a los medios como lugar para exponer su material.” 

martes, 8 de julio de 2014

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA INFORMATIVA

Un conocido refrán expresa que “cada quién habla de la feria según le fue en ella”. Un mismo hecho o situación puede ser vista y descrita de forma diametralmente diferente por dos personas, dependiendo de la manera en que la experimentó.
Con esta frase en mente ¿Las agencias de relaciones públicas desesperan a los medios de comunicación? O bien: ¿Los medios de comunicación desesperan las agencias de relaciones públicas?
Quienes hemos estado de ambos lados del escritorio, seguramente hemos vivido un diálogo telefónico parecido al siguiente:

RP.- Hola, Fulanito. Te habla Perengano de la agencia XXXXX. Sólo quiero estar seguro de que recibiste el boletín de prensa que te envié hace algunos minutos sobre XXXXXX.
MEDIO.- Hola, qué tal. ¿A qué correo me lo enviaste? Luego no veo el del periódico.
RP.- Para asegurarme te lo envié tanto al periódico como al personal.
MEDIO.- OK. No lo he visto todavía, pero déjame checar ahora que termine la nota que estoy redactando.

Algunos minutos después:

RP.- Fulanito, de nuevo te habla Perengano para preguntar si recibiste el boletín sobre XXXXXX.
MEDIO.- Sí. Ya vi que está en la bandeja de entrada pero no lo he abierto. ¿Cuál es la noticia?
RP.- Es sobre (comienza una somera descripción del contenido, tratando de “vender” la nota).
MEDIO.- Suena interesante. Déjame checarlo para ver si lo presupuesto.
RP.- OK, gracias. Si necesitas información adicional o alguna precisión, estoy a tus órdenes.

El ejecutivo de relaciones públicas queda tranquilo y confía en que habrá publicación. El mismo diálogo se repite por cada medio que le interesa que publique (alrededor de seis u ocho). Resultado al día siguiente: Una nota pequeña publicada en el medio de menor circulación e impacto.

 EL OTRO LADO DE LA MONEDA

MEDIO.- Hola Perengano, te saluda Fulanito del diario XXXXXX. Te molesto para ver si me puedes conseguir una entrevista de 5 minutos con el Director General de la empresa XXXX.
RP.- Claro, con mucho gusto. Déjame localizarlo para ver cómo anda su agenda. ¿La quieres para hoy? Si él no puede, te consigo la información.
MEDIO.- Pues sí, me urge un poco. ¿Crees que sea factible la entrevista?
RP.- Seguramente. Si quieres, para ir agilizando, por qué no me envías las preguntas básicas. Si no podemos dar la entrevista, por lo menos te respondemos lo que necesitas.
MEDIO (Resignado).- OK, ahora mismo te las estoy enviando, pero ojalá se pueda la entrevista.

Después de varios minutos

MEDIO.- Hola Perengano, soy otra vez Fulanito. ¿Se podrá lo de la entrevista?
RP.- No he podido localizar al Director porque anda en juntas, pero ya tengo tus preguntas y ya te las están trabajando.
MEDIO.- OK, pero por favor insiste en el tema de la entrevista. Sólo le robo 5 minutos.
RP.- Sí, no te preocupes.

Ante la posibilidad de no tener ni entrevista ni respuestas, el reportero empieza a buscar otras fuentes alternativas de información. Después de algunas horas le avisan que no será posible la entrevista pero que le enviarán las respuestas, mismas que finalmente llegan a la  hora del cierre de la edición. El reportero se queda insatisfecho con la agencia, aunque cubrió la nota con otras fuentes, y el ejecutivo de relaciones públicas logró evitar que su cliente fuera citado ante un tema delicado.

¿QUIÉN PIERDE EL VOLADO?

Cuando se habla de la relación entre periodistas y ejecutivos de relaciones públicas, éstos, generalmente, salen mal parados. Un estudio realizado hace dos años por la agencia alemana News Aktuell revela que muchos periodistas reconocen sentirse acosados por sus colegas de las agencias de relaciones públicas, pero que también los ejecutivos de RP están cada vez más “hartos” de los periodistas. Según el estudio, el “desinterés” y la “desgana” de los periodistas constituyen un obstáculo para el 40% de las agencias de relaciones públicas.

Aparentemente unos están hartos de los otros, pero el trabajo de ambos es bastante interdependiente: las agencias proveen de material que puede significar noticia (y posicionamiento de su cliente), y los medios lo solicitan y las difunden. No obstante, me parece que las agencias necesitan más de los medios y que por ello es necesario tener presente en la relación algunas cosas que desagradan a los periodistas en el trato con las agencias:

  1. Las llamadas continúas para dar seguimiento a la información y a convocatorias a eventos.
  2. Que no tengan idea del perfil editorial que tiene el medio al cual están llamando.
  3. La impuntualidad para comenzar un evento, que genera la del periodista para cubrir otras notas.
  4.  Información que no significa noticia y que más bien parece un comercial
  5.  El incumplimiento a los ofrecimientos de información o entrevistas por parte de las agencias
Del otro lado de la moneda, también hay cosas que los medios consideran de utilidad por parte de las agencias:
  1. Cuando se ofrece un contenido que tenga una historia, no folletos de venta o mercadotecnia.
  2. Cuando se nota el esfuerzo por apoyar al medio para cumplir con su cometido informativo, haciéndoles inclusive parte de la tarea.
  3. Cuando tiene buenos tiempos de respuesta,  tramita las solicitudes de información o entrevistas de manera eficiente y antes de la hora del cierre.
  4. Cuando respeta los tiempos de los medios y no llama en horas críticas como son la del cierre o las de las juntas editoriales.
Finalmente, un buen ejecutivo de relaciones públicas es el que tiene, entre otras, las siguientes características:
  1. Inteligente en la manera de abordar al periodista.
  2. Hábil para proponer temas con contenido noticioso.
  3. Minucioso en el conocimiento del medio, para ofrecer información acorde con los contenidos editoriales.
  4. Intuitivo, persuasivo y proactivo.
Entablar buenas relaciones entre los periodistas y los relacionistas públicos es una ardua tarea y, en todo caso, los ejecutivos de relaciones públicas tienen que estar conscientes de que, en beneficio de la relación, la mayoría de las veces hay que perder el volado y, de alguna manera, quedar mal parado.