lunes, 29 de junio de 2015

LOS PRESIDENTES, LAS ENFERMEDADES Y LOS MEDIOS



A raíz de la reciente operación a que fue sometido el Presidente de México el pasado fin de semana, volvieron a surgir algunas especulaciones en los medios sobre su real estado de salud, así como comentarios sobre si el mismo debe considerase un asunto de estado o si debe quedar en el ámbito de lo privado.

Los presidentes tienen el poder político. Ni ese ni el poder económico evitan que un ser humano sometido a las presiones de un encargo tan relevante como el de presidente de una nación pueda sufrir algún tipo de enfermedad súbita o acentuar alguna situación crónica. Cuando hay vacíos de información al respecto, surgen las especulaciones mediáticas.

El pasado marzo el Presidente Ruso, Vladimir Putin, estuvo “desaparecido” durante una semana, lo cual provocó comentarios acerca de su salud. Las dudas terminaron cuando hacia el final de la semana, el presidente reapareció en la televisión en una reunión con el presidente del Tribunal Supremo, además de que la Presidencia rusa anunció varias actividades en los siguientes días. En Cuba se desconoció qué
Fidel Castro convalesciente
enfermedad padecía Fidel Castro, hasta el día en que delegó su cargo a su hermano Raúl. El 31 de julio de 2006, por televisión, luego de semanas de ausencia, y tras la designación de Raúl, se leyó un mensaje de Fidel en el que se dijo que sería operado de un problema intestinal por "múltiples causas".

En México algunos presidentes han sido herméticos respecto a su salud, seguramente para no mostrar debilidad: Adolfo Ruiz Cortines, fue operado del apéndice recién iniciado su mandato, pero inclusive se negó a recibir anestesia general para estar consciente y mantener “los hilos del poder”. De Adolfo López Mateos se dice que hacia la mitad de su mandato empezó a sufrir de fuertes dolores de cabeza y los medios especulaban, sin publicar, que el presidente estaba enfermo por algo en su cerebro. La Presidencia nunca informó nada al respecto; López Mateos falleció a causa de un aneurisma cerebral, cinco años después de terminar su mandato.

Gustavo Díaz Ordaz, sufrió desprendimiento de retina del ojo derecho hacia el final de su mandato. Fue inevitable darse cuenta de ello ya que apareció en
El Prexidente Díaz Ordaz
fotos con un parche posoperatorio. No obstante, la Presidencia mantuvo en secreto la historia del padecimiento por lo que surgieron especulaciones sobre la verdadera situación del Presidente.

Por el contrario, ha habido presidentes que han informado abiertamente sobre su situación de salud: Un día de 1997 Ernesto Zedillo llegó en silla de ruedas a una de las salas de la residencia de Los Pinos para narrar a los medios todos los detalles sobre la cirugía que le practicaron en la rodilla, ocasionada por un golpe que se dio jugando tenis. En 2003, Vicente Fox abrió las puertas de su cuarto de hospital a periodistas para informarles sobre la intervención quirúrgica que le practicaron para corregir una hernia discal. En 2008 Felipe Calderón, sufrió un accidente en bicicleta en los jardines de Los Pinos de lo cual se informó al día siguiente para explicar que tuvo fractura del hombro izquierdo, y una contusión en la rodilla izquierda.

TAMBIÉN EN OTROS PAÍSES

Personalidades de la política en otros países han ocultado sus enfermedades para dar tranquilidad a sus gobernados, llegando a sobrepasar algunos límites.

Franklin D. Roosevelt, intentó convencer a la gente de que se recuperaba de poliomielitis. Sujetó sus piernas y caderas por medio de abrazaderas de
Franklin D. Roosevelt
hierro y así aprendió a caminar distancias cortas con ayuda de un bastón. Sólo en la intimidad usaba silla de ruedas y en pocas ocasiones apareció públicamente en muletas. Creía que aparentando un buen estado de salud, podía permanecer en la política.

Virgilio Barco, quien fue presidente de Colombia entre 1986 y 1990, gobernó el país mientras padecía Alzheimer y la prensa nunca rumoró al respecto. Con el tiempo, esta enfermedad lo alejó de la vida política y pública porque había perdido sus facultades físicas y mentales. Murió en Bogotá, pero se informó que la causa de la muerte había sido un cáncer en el abdomen.

Mucho después de la muerte de John F. Kennedy se dio a conocer su historia clínica a través de varios periódicos estadounidenses. Entre 1955 y 1960 tuvo
una cantidad insólita de hospitalizaciones y tenía al menos siete altas en su expediente médico de la Casa Blanca entre 1961 y 1963. Se sabe que tenía
Presidente Kennedy apoyado en muletas
problemas en la espalda a consecuencia de heridas de guerra, que a veces lo
obligaban a caminar en muletas, pero nunca en público. Además era miope y siempre llevaba unos lentes en el bolsillo, que tampoco se atrevía a lucir ante la gente.

El rey Hussein de Jordania padeció de cáncer linfático. La noticia fue revelada en 1998 por el monarca en una carta a su hermano, el príncipe Hassan, y difundida al siguiente día por la prensa en Amman.  Por la importancia de Jordania para la estabilidad del Medio Oriente, y la privacidad de la Casa Real, los partes médicos de la enfermedad de Hussein se dieron a conocer hasta que el cáncer lo venció el 7 de febrero 1999.

Fernando Lugo no ocultó durante su periodo como Presidente de Paraguay (2008-2012) que padecía un cáncer linfático no-Hodgkin. Así lo informó la Presidencia en 2010. Los médicos dijeron que la enfermedad se había detectado tras una operación para extirparle un ganglio inguinal. Posteriormente el mandatario descartó su renuncia y sí aclaró que se sometería a quimioterapia en Brasil.

El expresidente galo François Mitterrand (1981-1995) sobrevivió a cáncer de próstata durante 18 años (murió en enero de 1996). A pesar de saberlo desde noviembre de 1981, como dijo su médico tras su muerte en 1996, el socialista anunció su candidatura para la reelección en 1988 la cual ganó a Jacques Chirac.

Presidente Peña Nieto al salir del hospital
Si se considera que un “asunto de Estado” implica un evento concreto que, por trascendente para un país, debe ser conocido por la ciudadanía dado que aborda aspectos que pueden afectarla, el estado de salud del presidente entra en esta categoría. Disimularla u ocultar una enfermedad delicada o progresiva para no inquietar a la sociedad, sólo abre el camino, como ha sucedido, a la especulación.

Si la decisión es mantener el estado de salud en el ámbito de lo privado, seguramente se transmite tranquilidad en la sociedad hasta en tanto la enfermedad no empiece a mostrar sus efectos en la condición física, momento en el que se tendrá que hacer pública la situación de salud del Presidente.

Los ciudadanos elegimos como Presidente a quien la mayoría considera que puede servir bien al país, lo cual implica que esté en buen estado de salud. En dos años se iniciarán las campañas políticas para renovar el Poder Ejecutivo. ¿Qué tal si, además de pedirle a los candidatos el compromiso de “Tres de tres por la transparencia”, también les exigimos sus historias clínicas?


lunes, 22 de junio de 2015

EL OLFATO PERIODÍSTICO HUELE LA NOTICIA

El sentido del olfato está menos desarrollado en el hombre que en muchos animales, quizás porque no depende de él para buscar alimento, hallar pareja o protegerse del enemigo. Sin embargo, el olfato humano es el más sensible de todos nuestros sentidos.

En su libro “La Inteligencia Emocional”, Daniel Goleman expresa que “La raíz más primitiva de nuestra vida emocional radica en el sentido del olfato” y recuerda que en tiempos remotos “el olfato fue un órgano sensorial clave para la supervivencia”. Quizá por analogía el periodismo acuñó la frase “olfato periodístico” para referirse a la aptitud para intuir (olfatear) el peso noticioso de los acontecimientos y sobrevivir frente a la competencia y, especialmente, ante los reporteros chacales.

Contrario al sentido del olfato, con el que todos nacemos y unos desarrollan más que otros, el olfato periodístico no es necesariamente nato a los reporteros y muchos han sufrido para entenderlo, desarrollarlo y capitalizarlo.

Una antigua amiga, Bertha Hidalgo, veterana periodista fallecida hace 10 años, publicó en 1995 el libro “Entre Periodistas”, en uno de cuyos capítulos narra algunas anécdotas sobre el tema de la carencia del olfato periodístico en jóvenes que pretendían iniciar su carrera como reporteros en una época en la que prácticamente no había escuelas de periodismo y los periodistas se hacían en la redacción. Estas son algunas de ellas:

Estar en medio de la nota y no darse cuenta


“Cuentan que siendo Subdirector de Excélsior (Víctor Velarde) envió a un joven periodista para que se hiciera cargo de cubrir un evento en un estado de la República. Por la noche el bisoño periodista llamó a su periódico y al comunicarse con Víctor, le explicó que no había podido recabar la información porque había caído una tromba y todo estaba inundado, que había numerosos cadáveres flotando en el agua y que las comunicaciones estaban interrumpidas, así
que le suplicaba que le consiguiera un vuelo en el primer avión que hubiera para regresar de inmediato, ya que ahí no había nada que hacer. Víctor, enfurecido, le dijo que se olvidara del avión y que investigara todo lo sucedido, número de muertos y daños causados por el siniestro y que pasara la información de inmediato, ya que estaba en medio de la noticia y no se había percatado de ello”.

Otra de las anécdotas es la siguiente: “Hace algún tiempo, allá por los años cuarenta aproximadamente, causó sensación la noticia de que se iba a realizar en el hermoso puerto de Veracruz la botadura del primer barco cargado de cemento. El día señalado para ese acontecimiento se congregaron en el puerto los representantes de todos los periódicos del país. Excélsior mandó a uno de sus reporteros para cubrir la información, la que nunca llegó, ya que al periodista le falló el olfato reporteril y al comunicarse telefónicamente con Víctor, sólo le dijo: ‘me regreso enseguida, jefe, no hay ninguna información porque en el momento de la botadura, el barco se hundió”.

Una más: “En otra ocasión, Víctor Velarde mandó a uno de sus reporteros a cubrir la noticia de otro desastre, provocado por una tormenta. El reportero se comunicó con Víctor dictándole la nota en los siguientes términos: ‘El cielo está ennegrecido, todo está inundado y sobre tanta desolación, Dios, desde lo alto de las montañas, contempla el desastre…’ a lo que Víctor contestó de inmediato: ‘¡Hombre, tiene usted suerte! Olvídese del desastre y entreviste a Dios.”

Un buen periodista desarrolla habilidades para saber qué es y qué no es noticia o para “hacer la noticia” a partir de un evento. Sabe cómo conseguir información, cómo estructurar todos los datos que va obteniendo, cómo entrevistar a los actores involucrados y, finalmente, cómo ordenar todos estos elementos para lograr una redacción que “atrape” al lector o al radio o televidente. Dicen que para trabajar una nota bien, hay que empezar pensando bien.

Este proceso pretende ser una forma sencilla de explicar lo que es el olfato periodístico y se traduce en la facilidad de decidir rápidamente y sin dudar, lo que el público debe y/o quiere saber. Lamentablemente no se enseña en las escuelas (aún no he visto una tira de materias en donde aparezca “Olfato 1, 2 y 3”), ni se compra en farmacias o tiendas de autoservicio. Es algo que se tiene que desarrollar a partir de la práctica y se perfecciona con la experiencia.

Una ayuda para ello es formarse el hábito de estar permanentemente informado. Esto implica empezar la mañana leyendo al menos los tres principales diarios (preferentemente si son de tendencias editoriales o ideológicas diferentes), incluyendo a sus principales columnistas y editorialistas, así como ver o escuchar los principales servicios de noticias matutinas de radio y televisión, todo lo cual es ahora más fácil gracias a las modernas tecnologías de internet.

Convertir esta práctica en una costumbre permite, entre otras cosas:
  • Conocer el universo informativo local, nacional e internacional.
  • Estar al corriente de la actualidad, reflexionar sobre ella y conocer el tratamiento que de ella hacen los medios.
  • Formar una opinión propia y reflexionar sobre la práctica periodística de cada medio.


En alguna ocasión, un maestro de periodismo me comentó que sus alumnos lo miran extrañados cuando les recomienda comprar diariamente el periódico. “Es absurdo; lo menos que puede esperarse de quien quiere ser periodista es que le gusten los periódicos. Si no te atraen los periódicos y todos los productos informativos, si no tienes la pasión de ver “cómo son por dentro”, estudiarlos, criticarlos y compararlos contra sus competidores, entonces mejor que estudien otra cosa”, decía.

Los periodistas de la vieja guardia así desarrollaban su olfato periodístico. Se hacían pasando por todos los niveles de la profesión empezando como ayudantes o “hueso” de la redacción, lo que les permitía conocer todas las áreas, desde la Dirección hasta los talleres de impresión, llenándose materialmente de tinta las manos y de ahí empezaban sus pininos hasta convertirse en reporteros.

En suma: el olfato periodístico no se desarrolla en las aulas sino en la práctica cotidiana. Se es periodista las 24 horas del día porque la noticia no tiene hora ni lugar específico para mostrarse esperando que un buen reportero la identifique y la “presente en sociedad”.


lunes, 15 de junio de 2015

LA MANIPULACIÓN Y LAS AGENCIAS DE RP

Una táctica de la publicidad comercial consiste en generar una necesidad para luego ofrecer el satisfactor a la misma. Esa táctica también la llegan a emplear algunas agencias de relaciones públicas para apoyar el lanzamiento o promoción de productos o servicios.

Hace 20 años la empresa PUR, fabricante de filtros de agua, planeó entrar a México. Para apoyar la introducción de sus jarras purificadoras en un
momento en que aún no proliferaban las marcas de agua embotellada, se diseñó un plan editorial para generar conciencia sobre las repercusiones de las enfermedades gastrointestinales. Previo al lanzamiento oficial del producto se publicaron en diferentes diarios entrevistas con un Maestro en Salud Pública, apoyadas con cuadros estadísticos sobre morbilidad, dejando ver la necesidad de tener mejores sistemas de purificación de agua para reducir estas enfermedades. De esa forma se generó la necesidad.

El vocero, era en efecto un médico con Maestría en Salud Pública y la información que transmitía era real pero había sido poco explotada. Dicho especialista, desde luego, sabía que la intensión de esas entrevistas era despertar crear conciencia sobre los efectos de las enfermedades gastrointestinales para apoyar la introducción del producto. De esta forma, sus mensajes tendían a generar preocupación al respecto. La necesidad estaba dada; el satisfactor fueron las jarras purificadoras. (La empresa fue vendida en 1999 a P&G, la cual la re vendió a Helen of Troy en 2012).

En tanto lo que se busque con la generación de la necesidad sea la venta de productos o servicios, el trabajo de las agencias de relaciones públicas es incuestionable en tanto no se falseé la información y todos los datos que se ofrezcan sean verídicos y comprobables. Pero hay veces en que ese trabajo busca sensibilizar a la audiencia para justificar fines bélicos o políticos y no siempre emplea recursos éticos y lícitos.

Nariyah

En 1990, durante la Guerra del Golfo Pérsico, en momentos en que la administración del Presidente Busch presionaba para ejercer acción militar para expulsar a Irak de Kuwait, una chica kuwaití de 15 años llamada Nayirah al-Ṣabaḥ, identificada por los medios de comunicación como “La Enfermera
Nayirah al-Sabah ante el Congreso de los EU
Nariyah”,
declaró ante el Congreso de los Estados Unidos que había testificado la matanza de niños en un hospital de Kuwait, por parte de soldados iraquíes durante la guerra del Golfo Pérsico. 

El caso, ampliamente comentado en internet, describe que la organización “Ciudadanos para un Kuwait Libre” contrató a la agencia Hill & Knowlton para lograr el apoyo de los Estados Unidos y que inclusive el gobierno de este país le pagó a la agencia 14 millones de dólares para ayudarle a promover la intervención militar.

La agencia realizó un costoso estudio a través de grupos de enfoque para determinar que la mejor táctica para influir en la opinión pública era poner énfasis en las atrocidades de los iraquíes, particularmente en contra de hospitales y de niños recién nacidos.

La generación de la necesidad se realizó a través del testimonio de Nayirah que fue filmado por la agencia de relaciones públicas y distribuido a más de 700 televisoras en Estados Unidos. Esa noche partes del testimonio salieron al aire en varias cadenas de televisión, alcanzando una audiencia de cerca de 53 millones de personas. Eso bastó para sensibilizar a la audiencia y al Congreso para alentar la guerra en Iraq: seis congresistas dijeron que el testimonio de Nayirah era suficiente para apoyar la acción militar y el Senado la aprobó por una votación 52-47.

La realidad es que la niña era la hija del embajador de Kuwait en los Estados Unidos y que su declaración era parte de la campaña mediática iniciada por la agencia de relaciones públicas. Frieda Construe-Nag y Myra Ancog Cooke, dos enfermeras del pabellón de maternidad del hospital, declararon tiempo después que nunca vieron por ahí a Nayirah y que jamás hubo algún atentado contra los bebés. El testimonio de la joven, que había sido creíble, con el tiempo se consideró como propaganda de guerra. Algo parecido sucedió con la supuesta existencia de armas de destrucción masiva que justificó la injerencia militar de Estados Unidos en Irak en 2003.
Moe Seagers

El periodista francés independiente Moe Seagers, ganador de un premio Golden Quill en periodismo de investigación en 1989 y de un premio de Derechos Humanos por la Universidad de Pittsburg explica: “Empresas de relaciones públicas y otros instrumentos de propaganda que pintan una realidad distorsionada, facilitando las invasiones militares promovidas por líderes políticos, no son una novedad. Mientras, se hace más urgente una efectiva comunicación, es muy fina la línea que separa a la verdad de lo que es una manifiesta manipulación”. 

Ketchum y los gobiernos

ProPublica, portal noticioso de periodismo de investigación, publicó que la agencia de relaciones públicas Ketchum estuvo envuelta en controversias al realizar “propaganda encubierta” para el gobierno de los Estados Unidos. En 2004 la agencia produjo noticias prefabricadas promocionando los cambios de Medicare del programa de beneficios del Presidente Busch, utilizando actores que se hacían pasar por periodistas y sin revelar al gobierno como la fuente de información.

Al año siguiente nuevamente prefabricó noticias acerca de La ley “Que ningún niño se quede atrás” (No Child Left Behind) aprobada por el Congreso de los Estados Unidos con la finalidad de ayudar a los estudiantes a obtener mejores resultados.

Tiempo después, en 2010, Pro Publica detalló que, ante la resistencia a los esfuerzos del Presidente Obama por lograr historias clínicas electrónicas, el Departamento de Servicios de Salud de los Estados Unidos contrató a Ketchum para tratar de ganar la confianza de los consumidores, a pesar de saber que tiempo atrás había estado en controversias por producir noticias falsas para la televisión.

De acuerdo con este portal, dicha agencia también tiene un contrato con el gobierno ruso para promover a Rusia como “un lugar favorable para la inversión extranjera”. Inclusive en septiembre de 2013 el primer mandatario ruso, Vladimir Putin, publicó un editorial firmado en el New York Times respondiendo a un discurso del presidente Obama. Detrás de ese editorial estaba Ketchum. Jackie Burton. Vicepresidente de Relaciones Externas de la agencia confirmó: “el artículo fue escrito por el Presidente Puttin y nosotros lo enviamos en su nombre para ser considerado por el New York Times”.

Ambas agencias, al igual que la mayoría de las grandes firmas internacionales de relaciones públicas, tienen operaciones en México y aparentemente su desempeño se ha mantenido en niveles de ética y honestidad. No obstante, no sería raro que ellas, o alguna otra agencia, eventualmente haya incurrido en algún tipo de recursos no muy transparentes para apoyar a alguna empresa o gobierno para despertar necesidades en las audiencias y ofrecer los respectivos satisfactores.
 

martes, 9 de junio de 2015

¿SABÍA EL PRESIDENTE LO QUE SUCEDERÍA?

Con un breve boletín de 47 palabras, el 29 de mayo la Secretaría de Educación Pública comunicó: “Se suspenden indefinidamente los procesos de evaluación para ingreso, promoción y permanencia en educación”.

En general pocos son los temas que generan un seguimiento mediático tan intenso y durante tanto tiempo. El actual gobierno mexicano parece empeñado en batir sus propios récords de permanencia cuestionable en los medios de comunicación. Desde Ayotzinapa hasta, por lo pronto, la evaluación al personal del magisterio, cada nuevo tema se prolonga en el tiempo en los medios de comunicación.

La novedad en esta ocasión es que el tema de la suspensión de la evaluación al magisterio ha logrado un consenso sin igual a través de los medios de comunicación: analistas, opinadores, organizaciones de la sociedad civil, el Rector de la UNAM y hasta el Congreso de la Unión, han cuestionado la decisión y han solicitado por todos los medios dar marcha atrás a la medida y puesto de manifiesto que el mismo gobierno está violando la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y sus leyes secundarias, además de poner en riesgo no sólo la Reforma Educativa sino todas las reformas estructurales que están en vías de implementación.

Ante la presión por la medida, cuatro días después, durante la inauguración de un centro comercial en el Estado de México, el Presidente se limitó a expresar a los medios de comunicación: “La Secretaría de Educación Pública (SEP)
Periódico Reforma, junio 7, 2015
será quien responda las inconformidades generadas por la suspensión de las evaluaciones a los docentes de educación básica y media superior”, dijo el Presidente y agregó: “hay que seguir adelante”. Aún el lunes después de las elecciones (una semana después) el vocero presidencial expresó en entrevista radiofónica que el tema está en la competencia de la Secretaría de Educación y que el Presidente es respetuoso de la Constitución. Hasta ese momento la SEP no había dado explicaciones.

El sentido común indica que una decisión de esa naturaleza, especialmente por sus implicaciones políticas y sociales, fue tomada por el propio Presidente. La pregunta es si el Presidente tenía calculado el escenario que derivaría de dicha decisión y si dentro del mismo estaba considerada la reacción generalizada en contra y la no respuesta de su Secretario de Educación y, en dado caso, los pasos subsecuentes.

La política es como un juego de ajedrez en el que se traza una estrategia en donde se contemplan los posibles escenarios que se podrían presentar ante cada movimiento y se define si la táctica será intercambiar piezas o perderlas a cambio de un esfuerzo más agresivo.

En política, como en comunicación, los escenarios se diseñan a partir de una realidad actual sobre la que se construye una probable secuencia de situaciones, acciones y reacciones, que pudieran presentarse. Se trata de una metodología prospectiva en la que se pone en blanco y negro situaciones que tienen una cierta probabilidad de ocurrencia. Para cada una se diseña un plan de acción, las posibles preguntas que pudieran surgir de parte de los actores involucrados y los mensajes clave para responder a dichas inquietudes. Los escenarios no predicen el futuro pero ayudan a tener un mejor control de la situación cuando ese futuro nos alcanza.

¿Habrá calculado el Presidente la generación de comentarios como los siguientes:
  • Ricardo Raphael, El Universal: “… el problema va más allá de la incomprensión: el funcionario nunca leyó los textos aprobados por el Congreso. Y probablemente tampoco su jefe, el presidente Enrique Peña Nieto, quien lo autorizó para que procediera de manera tan desastrosa. Quienes acribillaron a quemarropa la reforma educativa son los mismos que hipócritamente la presumieron y de manera falsa protestaron defender a la Constitución y las leyes que de ella emanan.
  • José Cárdenas, Excelsior: “El gobierno federal nos mintió. El secretario de Educación Pública faltó a la verdad al garantizar la aplicación puntual de la ley educativa; la reforma estructural es moneda de cambio ante “otra” urgencia. Pero lo más grave es la violación al artículo tercero de la Constitución y sus leyes reglamentarias. Con este golpe a la Reforma Educativa la administración de Peña Nieto se “dobla” ante la presión de la CNTE, y termina por socavar su propia autoridad.”
  • Isaac Kats, El Economista: “La decisión de la SEP invade las atribuciones del INEE y es una muy grave violación a la Constitución por parte del Poder Ejecutivo federal. Grave que el gobierno haya cedido al chantaje de algunos miembros del magisterio con fines puramente electorales”.
  • Sergio Sarmiento, Reforma: “¿Qué podemos esperar en el futuro de un mandatario que no pudo resistir la presión y se rindió a las exigencias de uno de los muchos grupos de poder? Un gobernante que escoge la rendición incondicional como su forma de gobernar está condenado a terminar mal su gobierno”.
  • Ricardo Alemán, El Universal: ”El presidente Peña Nieto violentó la Constitución al avalar que por miedo a las amenazas de la mafia CNTE, se diera el tiro de gracia a la reforma educativa. ¿Quién sancionará al Presidente? ¿Cuál será la sanción?”
  • Dennis Maerker, El Universal: “Los mensajes: Que este gobierno no respeta la ley. .. este gobierno (ya lo saben los chinos) puede modificar de un plumazo las reglas del juego de cualquier proceso por complejo, peleado e importante que sea. Que este gobierno es débil. A este gobierno si lo aprietan es capaz de echarse para atrás incluso tratándose de sus logros más cacareados.
  • Katia D’Artigues, El Universal: “La “joya” de la corona de las reformas del sexenio de Enrique Peña Nieto echada por la borda. ¿Quién puede creer ahora que quieren mover a México? La recuperada rectoría del Estado Mexicano en la educación se volvió, de un momento a otro, un chiste”.
  • Alicia Salgado, Excélsior: “La ausencia de detalles sobre la decisión tomada obliga a creer que es un acto de debilidad de la administración Peña, y respuesta al "permanente chantaje" de la CNTE que incluye boicot electoral y expresiones violentas”.

La respuesta es que seguramente sí lo tenía contemplado. Evidentemente se trataba de una maniobra política que permitiera un desarrollo más pacífico del proceso electoral. 

Finalmente el Secretario de Educación dio una explicación poco convincente sobre cuestiones técnicas que llevaron a la suspensión indefinida del proceso de evaluación: “Cabe precisar que suspenderlos no significa otra cosa más que diferir por un tiempo y de ninguna manera quiere decir cancelar la evaluación de los maestros".

Además, en una contradicción comunicativa, luego de que había explicado que la suspensión de los procesos tuvo como fundamento razones de carácter técnico y político, para no interferir en el desarrollo del proceso electoral en curso, afirmó que con respecto al aviso difundido la semana pasada, se mantuvo prudencia y discreción para no vulnerar el desarrollo del proceso electoral de gran trascendencia para el país, “prudencia que se fincó en las leyes electorales y no en el capricho”, acotó.



martes, 2 de junio de 2015

ELECCIONES: PALO CON JUAN…


Finalmente, esta semana dejaremos de escuchar y ver, especialmente quienes no tenían la posibilidad de cambiar de estación o de canal, los spots de los partidos políticos en su afán por salpicarse de lodo unos a otros con tal de llegar a una posición desde la cual se supone que darán servicio a los mexicanos.

En tres meses de bombardeo, nunca se escuchó una propuesta, un compromiso alcanzable y medible o una acción que pusiera de manifiesto la honestidad de sus intenciones para llegar a una curul, una gubernatura, o a una presidencia municipal o
delegación política. Fuera de esos segmentos repetitivos avalados por el Instituto Nacional Electoral, que nunca fueron noticia, los medios de comunicación se ocuparon más bien del análisis situacional, del contexto en que se dieron las campañas y, eventualmente, en detonar, exhibir y/o dar seguimiento, ese sí informativo, a las irregularidades, reales o creadas, de algunos de los candidatos.

En tanto los políticos –o aspirantes a ello- buscaban por todas las formas ganar el voto de los ciudadanos para llegar “al poder”, los medios de comunicación hacían su trabajo de observar, investigar, preguntar y verificar la veracidad de sus fuentes para detectar, analizar y en su caso denunciar o comentar públicamente posibles abusos, injusticias, fraudes, errores, torpezas u omisiones que pusieran de relieve la calidad de dichos aspirantes, sea experimentados o noveles.

Así nos enteramos de los aviones rentados por una candidata, del enriquecimiento ilícito de algunos gobernadores, de candidatos ligados a carteles de

narcotraficantes, de supuestos sobornos a candidatos para declinar a favor de otros, etcétera. Posiblemente en los días que faltan para las elecciones o poco después de éstas, algún medio nos revele algún otro descubrimiento que ponga en evidencia a algún candidato, seguramente ganador.

Mi madre solía expresar “Palo con Juan… y Juan pegado”, cuando, a pesar de que alguien era molestado por otro, el primero seguía buscando al segundo. Una expresión que puede aplicar a la relación que existe entre los políticos y los medios de comunicación.

Excepto que exista una ceguera ideológica o un compromiso, las relaciones entre medios y políticos no son fáciles. Generalmente existe cierto temor en los hombres públicos de que algún medio –o cualquier rival a través de algún medio- pongan de relieve debilidades, actos de corrupción, riquezas “inexplicables”, complicidades obscuras o actos amorales, que pongan en cuestionamiento sus aspiraciones políticas. No obstante, también buscan a los medios y están abiertos a entrevistas con afán de darse a conocer y buscar que su nombre genere alguna recordación por parte de los electores para alcanzar la posición deseada.

DR. GABRIEL COLOMÉ
En esta relación los protagonistas en ambos lados buscan ganar: los medios una noticia, los políticos un espacio por el que sean recordados. El Doctor Gabriel Colomé, Doctor en Ciencia Política y Director de la Maestría en Marketing Político de la Universidad Autónoma de Barcelona lo expresa así: “El contacto con los periodistas se torna una rutina cotidiana para el sistema político. No obstante, esta necesidad posee una naturaleza bilateral. En consecuencia, los periodistas requieren, asimismo, de los sujetos políticos para llevar a cabo su trabajo. Éstos les proporcionan una gran cantidad de materia prima para la elaboración de sus productos informativos, llegando a convertirse en verdaderas fuentes privilegiadas de la actualidad periodística. Los políticos constituyen un foco constante de generación de noticias al que la profesión periodística difícilmente puede renunciar”.

¿Cómo entender esta relación?

El doctor Andreu Casero-Ripollés, Profesor titular del Departamento de Ciencias de la Comunicación y director del Grado en Periodismo de la Universidad Jaume I de Castellón, realizó un estudio denominado “Modelos de relación entre periodistas y políticos: La perspectiva de la negociación constante”, en el que menciona algunos patrones de la relación entre periodistas y políticos:

El primero es el modelo “adversarial”, en el que el periodismo se concibe como un cuarto poder o un verdadero “gobierno en la sombra” cuya función es supervisar sistemáticamente la actuación del sistema político e informar de la misma a los ciudadanos, para que éstos puedan obrar en consecuencia. Es un modelo en el que los periodistas sólo deben lealtad a su público. Como resultado, la relación entre ambos ámbitos se articula a partir de la rivalidad y la desconfianza mutua que derivan en frecuentes enfrentamientos y en la puesta en práctica de campañas de hostigamiento

El segundo es el modelo colateral, caracterizado por el predominio del paralelismo político: los periodistas son como portavoces de puntos de vista similares a los sostenidos por partidos e instituciones políticas, convirtiéndose en paladines de ideas y posiciones defendidas por los políticos. Pese a que conservan su independencia, actúan respondiendo a pautas trazadas por la clase política. Se trata de un periodismo “complaciente”. No obstante, un exceso de control político puede redundar en fenómenos de pérdida o deterioro de la credibilidad de los periodistas.

El tercer modelo es el de la competencia, en el que ambos ámbitos pugnan por controlar la definición de los problemas políticos que afectan a la ciudadanía y de las percepciones públicas a ellos asociadas. En este contexto, las organizaciones mediáticas buscan un poder de influencia alternativo al detentado por los partidos e instituciones políticas. En esta lucha los periodistas “hacen política” con los mismos objetivos de los políticos: el liderazgo de la opinión pública, el consenso, la credibilidad y la legitimación.

La cuarta variante de la relación entre periodistas y políticos corresponde al modelo del intercambio. Su punto de partida estriba en la mutua dependencia existente entre ambos sistemas que provoca que medios y políticos prefieran el acuerdo al conflicto. Bajo una visión pragmática se instaura una colaboración táctica a largo plazo, orientada a la obtención de beneficios para ambas partes. Así, por ejemplo, un medio televisivo ofrece un tratamiento informativo favorable al
Gobierno y, paralelamente, arremete contra sus rivales políticos como pago por la obtención de nuevas concesiones administrativas o licencias de emisión para abrir nuevas estaciones de radio o establecer nuevos canales de televisión.

No obstante, el enfoque del intercambio no excluye los enfrentamientos y rivalidades, lo que implica que, a pesar de su interdependencia, ambos sistemas preservan su autonomía relativa y no se hallan en una posición de subordinación a priori.

Me parece que a lo largo de los meses anteriores, el modelo de relación medios-políticos que ha prevalecido en México ha sido el primero, sin soslayar que en algunos casos se haya dado alguno de los otros o una combinación entre el primero y los demás.

Independientemente de ello, y sin afán de generalizar, lo importante es que a través de esta relación hemos podido conocer y reflexionar sobre algunos de los candidatos o candidatas a puestos de elección y, por lo menos saber de qué pie cojean. En cada votante estará el decidir si quiere seguir como “Juan pegado”.