martes, 30 de octubre de 2018

LA COMUNICACIÓN PRESIDENCIAL



Un asunto que terminó denominándose “La controversia (o el escándalo) Whitewater fue revelado por el New York Times. El diario reportó que Bill y Hillary Clinton habían invertido y perdido dinero en la Whitewater Development Corporation, pero que la operación afectó los intereses de una financiera de préstamos y ahorros Guaranty Savings.
Un memorando dirigido al Presidente Clinton el 24 de marzo de 1994, titulado “Puntos clave sobre la conferencia de prensa Whitewater”, hacia varias recomendaciones para cualquier comparecencia, especialmente ante los medios.
La primera, “derivar el tema Whitewater hacia el tema de gobernar”, pero como inevitablemente habría muchas preguntas sobre la citada corporación, además de formular preguntas esperadas y respuestas sugeridas, recomendaba algunos mensajes clave:
  • Tú y Hillary no han hecho nada indebido.
  • Defiende a Hillary destacando su ética y sus logros como abogada y en trabajo social.
  • Total cooperación con el Congreso y con el Consejero Independiente que solicitaste.

 El mismo New York Times comentó después que la exposición de Clinton fue "abierta, franca, pero sobre todo imperturbable...el mensaje real era su actitud y su porte. El tono confiable y su relajada expresión corporal...inmediatamente atrajo críticas aprobatorias.”

En su Diccionario de Retórica y Poética, Helena Beristain Retama, Investigadora Emérita del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. (1927-2013), refiere que “la interrogación o pregunta retórica es una figura de pensamiento por la que el emisor finge preguntar al receptor, consultándolo y dando por hecho que hallará en él coincidencia de criterio; en realidad no espera respuesta y sirve para reafirmar lo que se dice.”


Este mecanismo retórico fue empleado por George W. Bush en sus discursos sobre Irak, luego del ataque a las torres gemelas en 2001, para enviar mensajes que fueran creíbles y convincentes que motivaran a los norteamericanos a estar de acuerdo con él para iniciar un ataque. 

Por ejemplo, refiriéndose a Saddam Hussein preguntaba: ¿tiene algún sentido para el mundo que esperemos a confrontarlo mientras él se vuelve más fuerte y desarrolla armas aún más peligrosas?

Como es sabido, Bush persuadió a casi todo el mundo de que Hussein poseía armas de destrucción masiva.

Cuando Barak Obama llegó a la mitad de su primer mandato, a través de una entrevista para CBS hizo una reflexión pública sobre lo que hasta ese momento consideraba su más grande error: la comunicación con los ciudadanos. “La naturaleza del despacho es también comunicar al pueblo todo aquello que le de un sentido de unidad y optimismo, especialmente en épocas difíciles”, comentó. Obama empezó a hacer las cosas de manera diferente, lo que contribuyó a que ganara la reelección.

Tres casos en los que la comunicación presidencial logró convencer a las audiencias para alcanzar objetivos determinados. Hubo planificación, mensajes estructurados acorde con las audiencias, convicción en la voz, sensibilidad y comunicación no verbal (corporal) positiva; todo ello unido para convencer.

Estamos a pocos días de que finalice un gobierno que, entre otras cosas, se caracterizó por un excesivo gasto en publicidad y promoción, pero una mala comunicación personal y directa con los públicos, además de convertirse en referente negativo en las redes sociales debido a las frecuentes expresiones erróneas o fuera de lugar del presidente y su equipo. 

El primer año de gobierno la comunicación sólo se centró en enfatizar las reformas estructurales a través de campañas de mercadotecnia. A partir de 2014 empezaron los problemas de comunicación: primero con la ejecución de 22 personas dentro de una bodega en Tlatlaya en junio, a lo que el presidente se refirió hasta septiembre en respuesta a un reportero de The Associated Press en Nueva York: “La Procuraduría General de la República está ahondando en la investigación y será la instancia que dé respuesta a este tema”.
Luego vino el conocido y aún vigente caso de Ayotzinapa acaecido el 26 de septiembre.
El presidente guardó silencio y la noche del 28 el presidente canceló una gira que tenía en el Estado de Guerrero “por cuestiones de clima (meteorológico)” en tanto el de violencia crecía. Hasta el 1 de octubre Peña hizo una primera declaración en respuesta a pregunta de un reportero: "Es muy claro que el Gobierno federal no puede sustituir las responsabilidades que tienen los propios gobiernos estatales", y un mes después hizo una visita al Estado de Guerrero de donde salió la tendencia en redes de “#yasupérenlo”.


Luego vinieron otros temas que se convirtieron en crisis de comunicación para el gobierno. Por citar algunos:
  • El departamento de lujo de la Primea Dama en Miami cuyos impuestos eran pagados por el dueño de una de las competidoras por los contratos del gobierno para desarrollar los puertos marítimos de México. El presidente lo justificó como un evento aislado dado que su esposa es amiga del dueño de la empresa y no podía ir personalmente a hacerlo. Olvidó que los pagos de todo tipo ya se pueden hacer por internet.
  • El plagio en la tesis profesional del presidente, lo que el vocero presidencial calificó como "errores de estilo".
  • La casa blanca de la Primera Dama, tema en el que el presidente envió a su esposa a dar la cara con un mensaje poco creíble además de “regañar” a la ciudadanía.
  • La visita del candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, criticado por subestimar el resentimiento social y no exigir una disculpa pública por las expresiones xenófobas del candidato americano hacia el pueblo de México.
  • El silencio de la transición tersa, que sólo ha comunicado debilidad y cero defensa a los logros alcanzados en su sexenio.
En comunicación, el sexenio que termina careció de sensibilidad. Al parecer no había planeación estratégica de la comunicación; en muchas ocasiones se olvidó el contexto social dentro del que se hacían declaraciones o se lanzaban campañas; no había claridad en muchos mensajes y no se consideraban las posibles preguntas de los medios ni las repercusiones de ciertas declaraciones; muchos mensajes no eran creíbles ni convincentes; no se  alcanzaba a transmitir optimismo ante las crisis que se enfrentaron y parece que hubo poca reflexión sobre lo que se estaba haciendo mal.

Mucho tiene que reflexionar el próximo presidente sobre su estilo de comunicación (que debe ser diferente al del líder de un partido), y la congruencia entre sus mensajes y los de sus colaboradores y su actuar en el ejercicio de sus funciones.


lunes, 22 de octubre de 2018

AEROPUERTO Y POPULISMO


Mientras más se acercan los días para la “consulta” ciudadana sobre la ubicación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, son cada vez más los cuestionamientos y críticas que se publican en diferentes medios, especialmente por parte de columnistas y articulistas.

Los comentarios son de todo tipo, pero coinciden en que se trata de un dudoso ejercicio de democracia directa. Por ejemplo, el 10 de octubre, Ricardo Rocha
escribió en El Universal: “La consulta sobre el nuevo aeropuerto será la primera prueba de fuego para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que en los hechos ya ha comenzado. Lo marcará como un hombre de Estado o como un populista”; días después, el 18 de octubre, Pascal Beltrán del Río escribió en Excélsior: “…para decidir la suerte del nuevo aeropuerto, uno tiene que concluir que hicieron a un lado los más elementales rasgos de la democracia participativa.”

Al revisar medios de comunicación y alguna bibliografía para documentar este tema, dado lo que es evidente que se trata de una simulación para justificar una decisión autoritaria y populista, encontré un libro que me llamó la atención: “Dictadura en América Latina; Nuevas Aproximaciones Teóricas y Conceptuales” (Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Estudios Regionales / Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Cuernavaca, 2017).

Se trata de un estudio realizado por la maestra en Sociología Histórica y Política
María Victoria Crespo, Profesora Investigadora de tiempo completo de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, de origen argentino, cuyos padres vivieron la dictadura de Rafael Videla en 1976, lo que generó su inquietud por el tema de las dictaduras en Latinoamérica.

Dentro del capítulo de Democracia y Dictadura, la doctora Crespo comenta que los populismos contemporáneos “Fundaron su legitimidad en una alternativa política frente a los partidos históricos” y que varios de los regímenes populistas introdujeron “nuevos mecanismos constitucionales de ‘democracia directa’, tales como la ‘consulta popular’ y la ‘revocatoria de mandato´; agrega que “la legitimidad de estos regímenes derivó de la identificación del pueblo, constituido políticamente a partir de una situación de exclusión política, social y cultural, con el líder o la lideresa presidencial.”

Luego refiere que, fundados en sus mayorías democráticas, “los presidencialismos populistas han deteriorado la separación de poderes, obteniendo efectivamente la mayoría en el congreso, y cooptando a los jueces. En este sentido es que se producen yuxtaposiciones con formas autoritarias e inclusive dictatoriales.”

 Más adelante, la autora refiere que la dinámica de inclusión/exclusión política y social es el motor del populismo y comenta que “en estos regímenes la dimensión económica y la política son entremezcladas y frecuentemente confundidas. Un aumento del ingreso real, ya sea vía subsidios o mejores condiciones económicas momentáneas en las clases populares no significó necesariamente mayor autonomía política (al contrario, por lo general genera más dependencia del Estado, lo que es explotado políticamente por el partido en el poder), y viceversa, una mayor visibilidad discursiva y política de los sectores anteriormente excluidos, no implica un mejor posicionamiento económico y social en el mediano y largo plazo.“

Refiere que en un régimen populista “la democracia es entendida como la expresión mayoritaria del ‘pueblo real’, unido simbólicamente por nociones de ‘unidad total’ y ‘homogeneidad’, y articulado por una idea de justicia, equidad o un líder que encarna estas ideas.”

Los siguientes párrafos son textuales de su libro: “La política cotidiana en el populismo se transforma en una aclamación permanente del líder a través de diversas formas de expresión pública: marchas, discursos, actos convocados por el líder. El modelo populista también admite manifestaciones autoritarias del poder político, por lo general provenientes del poder ejecutivo. El o la presidenta tienen la capacidad política, basándose en su legitimidad mayoritaria, de sobrepasar los límites constitucionales de la separación de poderes, a través de súper-mayorías en el Congreso y nombrando o cooptando jueces ‘amistosos’.

“Otro exceso autoritario del populismo es el desdibujamiento de la separación de poderes por medios políticos y la centralidad del poder ejecutivo con tendencias mesiánicas. La principal justificación ideológica detrás de esta práctica es que el ejecutivo debe ser más fuerte que los poderes fácticos tales como los medios de comunicación, el capital financiero internacional, los holdings privados, y, a su vez, que la oposición política, para poder llevar adelante su proyecto “revolucionario” –el “giro revolucionario” indica el momento más fuerte del régimen populista, antes de entrar en su ciclo de decadencia. Por otra parte, el “giro autoritario” de los regímenes populistas contemporáneos, por lo general se hace más evidente en la medida en que comienzan a desgastarse y a entrar en crisis, momento en que se exponen los aspectos coercitivos y violentos de estos regímenes.

“En realidad la dictadura u otras amenazas autoritarias, lejos de clausurarse, son siempre una posibilidad sobre todo bajo el esquema presidencial que domina los gobiernos latinoamericanos.

“Soy consciente de que es muy polémico hablar de dictadura en la América Latina contemporánea. Sin embargo, argumento que estamos frente a un fenómeno nuevo en el que algunas democracias latinoamericanas admiten formas o manifestaciones fragmentarias, zonificadas, discontinuas y solapadas de autoritarismo e inclusive de la dictadura.

“A diferencia de los regímenes dictatoriales oligárquicos o del estado burocrático-autoritario, no hay violencia o represión masiva; los poderes púbicos continúan funcionando, las elecciones se continúan celebrando. Pero hay zonas, espacios, esferas, agujeros donde la clandestinidad, la violencia, la opresión, la vigilancia, el control, así como la ausencia del estado de derecho, de controles judiciales y de mecanismos de rendición de cuentas dominan. Y en los que la normalidad y la excepción, la democracia y la dictadura, el Estado funcional y el Estado fallido, coexisten.”

Luego de leer este estudio reafirmo mi convicción de que más de 30 millones de
esperanzados mexicanos, incluyendo una gran cantidad de jóvenes con formación universitaria, votaron, con la fe en un cambio que es necesario, por una opción que, en efecto, transformará al país pero no en lo que se espera del ahora presidente electo. Espero estar equivocado por el bien de esos electores y del resto del país.




lunes, 15 de octubre de 2018

LOS COMPROMISOS PRESIDENCIALES


A lo largo de su campaña y durante el lapso de transición, el ahora presidente electo de México ha hecho una serie de ofrecimientos, varios de los cuales seguramente se convertirán en compromisos a la hora de rendir protesta ante el Congreso de la Unión. Varios medios de comunicación han listado los principales de los muchos ofrecimientos que ha realizado a lo largo del tiempo, algunos de los cuales ya empiezan a tomar forma.

El presidente electo ha ofrecido: erradicar la corrupción, respetar la Ley, amnistiar para lograr la paz, combatir la inseguridad y el narcotráfico, gobernar para el pueblo, respetar la democracia sindical,  generar una nueva reforma educativa, construir un tren maya, generar una constitución moral, no perseguir a personajes de la “mafia del poder”, restructurar la administración pública federal, cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, presentar un plan de austeridad, ser ejemplo de amor y solidaridad, y un largo etcétera.

Si se revisan los compromisos expresados en su toma de posesión por los nueve presidentes que México ha tenido en 50 años, en todos ellos, incluido el actual presidente electo, ha habido coincidencias en compromiso sobre diversos temas. Estos son algunos de ellos:

Gustavo Díaz Ordaz (1964 – 1970), citó el tema de la violencia: “La violencia no sirve para
solucionar problemas… por agudos que sean siempre pueden hallar solución en la paz”; asimismo habló de incrementar el ingreso anual por persona y al referirse al cumplimiento de la Ley expresó: “… al margen o en contra de las leyes se puede vivir por un período más o menos corto, pero no indefinidamente”.
 
Luis Echeverría Álvarez (1970-1976, “Arriba y Adelante”) habló de gobernar para el pueblo, modernizar la red ferroviaria y de iniciar su gobierno “bajo augurios de concordia y buena voluntad”. Expresó que velaría “…porque se garantice la autonomía sindical” y acerca de la educación dijo: “Una auténtica reforma educativa exige revisar, profunda y permanentemente, los objetivos, los conceptos y las técnicas que guían la docencia. La reforma educativa es, en gran medida, una autocrítica del magisterio”. 

José López Portillo (1976 – 1982, “La Solución Somos Todos”), heredero de una crisis económica dijo: “No cacemos culpables, ni achaquemos errores”. Luego habló sobre austeridad y reducir el gasto “a lo indispensable eliminando el prescindible por duplicatorio, ocioso o dispendioso”. Se comprometió a reordenar las Secretarías de Estado y sobre la educación manifestó: “Incrementaremos el impulso hasta ahora dado a la educación”. Hacia el fin de su mensaje reiteró, sobre culpas y errores: “Luchemos por dar fin al odio, al rencor, al miedo y a la impaciencia…”
 
Miguel de La Madrid Hurtado (1982 – 1988, “La Renovación Moral de la Sociedad”) también habló de austeridad: “La austeridad es obligada; vigilaremos que se cumpla … para evitar dispendio, desperdicio o corrupción”. Comprometió la cancelación de proyectos: “Cancelaremos proyectos cuando sea evidente su carácter suntuario…”. También se comprometió a reestructurar la administración pública federal y sobre su lema de campaña expresó: “La renovación moral de la sociedad será compromiso y norma de conducta… Aspiro a inducir con el ejemplo del Gobierno, empezando con el mío…”. Finalmente mencionó el evitar negocios ilícitos en los contratos de obra y remató: “Promoveré sistemas que acaben con las compensaciones al margen de la ley…; regularé las prestaciones a que éstos (los funcionarios)  tienen derecho”.

Carlos Salinas de Gortari (1988-1994, “Solidaridad”), además del “Programa Nacional de Solidaridad Social” insistió, como sus predecesores, en la austeridad: “Mantendremos los hábitos de ahorro, productividad y eficiencia. Ratifico enfáticamente: en mi administración habrá estricto control del gasto”.

Novedades en su discurso fueron el tema de seguridad: “… renovaremos las corporaciones policiales del país y reajustaremos severamente su estructura a fin de garantizar control, honestidad y eficacia” y el asunto del narcotráfico: “El narcotráfico se ha convertido en un grave riesgo…; crearé en la Procuraduría General de la República una unidad dedicada a su exclusivo combate, con más personal y mayor adiestramiento…”, temas que desde entonces han permanecido en estos discursos.

Sobre Educación, prometió convocar a padres de familia y organizaciones responsables para integrar un programa “que permita realizar la gran transformación del sistema educativo”.

Ernesto Zedillo Ponce de León (1994 – 2000, “Bienestar para la Familia”) priorizó en su discurso la educación de la que dijo “será una prioridad indiscutible en mi gobierno”. También habló sobre la criminalidad, a la que prometió combatir mediante “una honda y genuina reforma a las instituciones encargadas de la procuración de justicia”. También mencionó la honestidad y tras expresar que se fiscalizaría que los funcionarios actuaran con responsabilidad, honestidad y eficiencia, remató: “El gobierno no es lugar para amasar riqueza”.

Vicente Fox Quezada (2000 – 2006, “El voto del cambio”) asumió el compromiso de “siete reformas medulares” (Política, Social, Educativa, Económica, Administrativa, de abatimiento a la inseguridad y una que anule la corrupción y el engaño).

Comprometió combatir la corrupción con el imperio de la Ley “… pero también con la fuerza sencilla y poderosa del ejemplo”. Sobre actos de corrupción en el pasado expresó: “… ningún acto relacionado con el pasado estará inspirado por resentimiento alguno, venganza, ansias de reivindicación personal o aspiraciones a reinterpretar la historia”. No obstante previno a sus funcionarios que les exigiría cuentas por actos de corrupción.

Sobre la delincuencia  declaró no descansar “hasta que vivamos seguros, sin temor ni angustia…” y acerca de la educación manifestó que sería la columna vertebral del desarrollo y que la haría llegar a todas las mexicanas y mexicanos.

Felipe Calderón Hinojosa (2006 – 2012, “Pasión por México”) manifestó que la solución a los problemas debía construirse por la vía de la paz y la legalidad, y sobre sus prioridades dijo: “Una de las tres prioridades que voy a encabezar en mi Gobierno es, precisamente, la lucha por recuperar la seguridad pública y la legalidad.”

Instruyó a su gabinete de seguridad para que en 90 días presentara un programa de seguridad al tiempo que ordenó a los secretarios de Marina y de Defensa “a redoblar el esfuerzo para garantizar la seguridad nacional por encima de cualquier otro interés…”

Igual que otros de sus antecesores habló de austeridad; comprometió que “En la primera semana de mi Gobierno emitiré un decreto de austeridad en los gastos del Poder Ejecutivo y reduciré el salario del Presidente y de los altos funcionarios de mi Gobierno…”. La reducción de gastos incluiría el de campañas electorales y el financiamiento público a los partidos políticos.

Enrique Peña Nieto (2012 – 2018, “Mi compromiso es contigo”) habló de combatir la impunidad y hacer que prevalezca la justicia y la paz; propuso varios ejes de su gobierno, empezando por “poner al ciudadano y a su familia en el centro de las políticas de seguridad” e instruyó a su gabinete para la la creación de un Programa Nacional de Prevención del Delito.
 
Luego expuso su intención de lograr un México con educación de calidad para todos y de proponer la Reforma Educativa en la que “se establecen las bases para el Servicio Profesional de Carrera Docente.” Mencionó el compromiso de desarrollar trenes de pasajeros y de trabajar con austeridad económica y financiera: “Expediré un decreto que establezca medidas de austeridad y disciplina presupuestal en el ejercicio del gasto público. Un Gobierno eficaz debe ser capaz de hacer más con menos”.

Promesas oímos, resultados no sabemos, o como dijo Cantinflas en una de sus primeras películas: “A la hora de votar, puras promesas; a la hora de cumplir, puros pretextos”. Esperemos que el próximo régimen deje buenas cuentas.

Los textos completos de los discursos de toma de posesión y otros se pueden encontrar en:

viernes, 5 de octubre de 2018

EL CONTROL DE LOS MEDIOS Y DE LA INFORMACIÓN


A dos semanas de haber sido declarado presidente electo, el ganador de las elecciones presidenciales de México expresó en conferencia de prensa: “Se va a concentrar toda la comunicación del gobierno en una sola entidad”, e informó que todavía no se decide si las conferencias de prensa mañaneras serán a las 6 ó 7 de la mañana. Esta idea generó especulaciones sobre la verdadera intensión de controlar la comunicación, como lo hizo cuando fue Jefe de Gobierno del DF, pero ahora a nivel nacional. 

El tema del control de la comunicación y de los medios lo ha vivido México en diversas etapas de la historia. En el México moderno son citables, por ejemplo,  Gustavo Díaz Ordaz (GDO) y Luis Echeverría (LEA), directamente responsables de la tragedia de Tlatelolco.

Luego de la masacre en la Plaza de las Tres Culturas, GDO propuso un impuesto por el que se pensaba tomar el control de la radio y la televisión, como una especie de castigo a quienes dieron voz e imagen a los actores del conflicto estudiantil. El resultado derivó en el famoso 12.5 por ciento del tiempo de transmisión para mensajes oficiales, vigente hasta la fecha.

En cuanto a LEA, Ilán Bisberg y Lorenzo Meyer, en “Una Historia Contemporánea de México: Actores”, expresan que  “…intentó desde su campaña crear la idea de que en su gobierno ocurrirían cambios sustanciales, mediante lo que él mismo denominó política de
‘apertura democrática’, pero tal ‘apertura’ resultó un artificio retórico, para esconder un autoritarismo igual que el anterior”. Desde el inicio de su gobierno creó la Subsecretaría de la Presidencia y la Dirección de Información y Relaciones Públicas con las que buscó ejercer control directo sobre la información y los medios.

LEA llegó al extremo de adquirir una televisora (Canal 13), suspender cerca de 40 programas de televisión, declarar ilegales un centenar de revistas so pretexto de que  eran pornográficas, y orquestar el “golpe de estado” en contra del Director General del diario Excélsior.

No solo en México.
Regímenes autoritarios y democráticos buscan ejercer control sobre la información y sobre los medios, especialmente en favor de la imagen de sus presidentes. Algunos ejemplos:
  • En Venezuela, una ley aprobada por el gobierno de Hugo Chávez en el 2000, establece sanciones a aquél contenido que “cuestione a la autoridad legítimamente constituida”. Reporteros Sin Fronteras mencionó, bajo ese amparo, arrestos arbitrarios de periodistas, la expulsión de reporteros extranjeros y varios enjuiciamientos por difamación; por su parte, según el Instituto Prensa y Sociedad
    Venezuela (IPYS), el regulador nacional de telecomunicaciones (CONATEL) cerró 40 estaciones de radio en el año 2017, citando irregularidades en sus licencias. Con ese panorama se ha dejado la cobertura cada vez más en manos de los medios controlados por el Estado que dominan la radio y la televisión, cubriendo las actividades oficiales del presidente Maduro. “Lo que va quedando, los escombros (...) de los medios burgueses”, dijo Maduro en el acto por el Día del Periodista el 27 de junio.
  • En Nicaragua, Eduardo Enríquez, jefe de redacción de 'La Prensa', periódico de 92 años de existencia, comentó el pasado 30 de julio que “a nivel empresarial experimentamos bloqueos extraoficiales en la importación de papel, y agredieron a
    distribuidores." A su vez, el Diario El Mundo señaló que “Cuando al inicio de su Gobierno tomaron el control de empresas de prensa, radio y televisión, (la Vicepresidenta Rosario) Murillo alegó que era necesario contar con medios "del poder ciudadano" porque así saldría la información "incontaminada". Pero no hay más que seguir esos medios para constatar que se han vuelto meros portavoces de la propaganda oficial”.
  • Desde que asumió el poder, el gobierno de Evo Morales ha aumentado sustancialmente su participación en el mercado de la comunicación. Edita el diario Cambio, abrió más de 30 radioemisoras comunitarias, fortaleció la red de radio Patria Nueva y el canal estatal Bolivia TV. BBC News reportó el pasado mes de julio que La Asamblea Legislativa, controlada por el presidente, aprobó  una nueva ley de telecomunicaciones que deja en manos del Estado, los indígenas y los movimientos sociales, el control de dos tercios de los medios audiovisuales del país, dejando al sector privado con sólo un 33 por ciento de participación. 
  • En Turquía, la empresa Dogan Media, dueña de una cadena de diarios y canales de televisión fue vendida en marzo de este año a Demiroren Holding, cuyo dueño, Erdogan Demiroren, tiene estrecha relación con el Presidente  Recep Tayyip Erdogan. Al referirse a esa operación, Atilla Yesilada Analista de la firma Global Source Partners, expresó: “Demiroren seguramente hará con Dogan Media lo que hizo cuando compró los diarios independientes Milliyet y Vatan para convertirlos en voceros del gobierno. Así que ya no queda nada en los medios de comunicación para quien esté buscando información independiente”. A su vez, un destacado periodista turco, Kadri Gursel, tuiteó: “El proceso de unir a la industria turca de medios en una sola mano, según el modelo de (Vladimir) Putin se ha completado”.
  • En Ottawa, Canadá, ha habido debates sobre la forma en que el gobierno controla a los medios de comunicación. En 2013 se lanzó una campaña denominada “Liberen a la CBC de interferencias políticas” cuyo énfasis estaba en la interferencia del gobierno en la información transmitida a través de la Canadian Broadcasting Corporation (CBC). La intención es permitir difundir información que oculta el gobierno, partiendo de la premisa de que si hay una necesidad de influenciar a los espectadores es porque hay algo que ocultar.
  • En Estados Unidos, la personalidad del actual presidente lo pinta como un demodictador. Sobre él, Elena Yeste, coordinadora del Máster Universitario en Comunicación Política y Social y Peré Franch Puig, Director del
    Master de Periodismo Internacional de la Universidad Ramon Llull (URL) de Barcelona, concluyen en un estudio que “Trump elogia a los medios afines y critica a los que según él le son hostiles, a los que muy a menudo califica de fake news. Con ello, Trump sortea el papel mediador de los medios y niega la misión de control del poder político que se les atribuye en los sistemas democráticos”.
Finalmente, para no prolongar demasiado, el editor del Servicio Ruso de la BBC, Famil Ismailov, recuerda en un artículo del pasado mes de marzo que Putin tomó control de los medios de comunicación pocos meses después de asumir el poder. De este modo el gobierno se aseguró un manejo efectivo de la información: por ejemplo, para deshacerse de críticos como el magnate de los medios Vladimir Gusinsky; filtrar lo que se decía sobre la guerra en Chechenia; "inflar" los índices de popularidad; proyectar una imagen grandilocuente de la nueva Rusia y su líder, y señalar a los "enemigos del Estado".

Actualmente en Rusia hay 3.000 emisoras de televisión. La mayoría de ellas no cubren noticias políticas y, cuando lo hacen, son sometidas a un estricto control del gobierno.

Veremos hasta dónde llega el nuevo gobierno de México.