martes, 26 de noviembre de 2019

DÍAS SIN NOTICIAS



Su partimos del principio de que una noticia es algo que modifica el statu quo e impacta a una comunidad, sociedad o país, o como lo expresa Carlos Marín: “Información sobre un hecho actual, desconocido, inédito, de interés general y con determinado valor político ideológico” (Manual de periodismo. Grijalbo, 2003), las conferencias matutinas del actual presidente de la República difícilmente generan noticia.

Por ejemplo, la madrugada del pasado viernes  22 se aprobó el presupuesto de Egresos de la Federación y aun cuando hubo preguntas de los reporteros sobre las reducciones a ciertos sectores y el incremento en otros, el presidente no generó noticia. Al día siguiente los principales diarios de la Ciudad de México minimizaron el tema en sus primeas planas y algunos más bien se refirieron a la reducción de presupuesto para el Instituto Nacional Electoral (INE).

Prácticamente podría decirse que ese fue un día sin noticia presidencial. Pero lo mismo ha sido en prácticamente todas sus conferencias mañaneras: un discurso trillado y pocas noticias.

Cualquiera podría decir que en la época de las redes sociales no es posible en el mundo actual decir que un día determinado no hay noticia; hasta en días no laborables puede surgir algo que signifique noticia. No obstante ha sucedido, inclusive en esta década.

EL DÍA SIN NOTICIAS EN LONDRES

A las 20:45 horas del 18 de abril de 1930 el presentador del noticiario radial de la BBC dijo: "Buenas tardes. Hoy es Viernes Santo. No hay noticias". De inmediato la estación transmitió un concierto de piano durante los 15 minutos previstos para el segmento informativo.

Por aquel entonces la BBC, además de dar noticias, como medio público se encargaba de emitir anuncios oficiales del gobierno. La tarde anterior se había publicado en los periódicos una entrevista al Ministro del Interior, cuyo contenido  quería negar a toda costa el gobierno; como en Pascua no se publicarían periódicos el gobierno solicitó a la BBC que emitiese un comunicado.

En 2012 Helen Boaden, entonces directora de BBC News, al recordar este evento explicó: "El día sin noticias fue cuatro años después del final de la huelga general de mineros del carbón secundada por trabajadores del transporte y la industria en las principales ciudades de Reino Unido”.

En su explicación reconoció que en aquel entonces la BBC tenía un vínculo con el gobierno británico que no sería considerado imparcial bajo los estándares actuales. "El gobierno no le decía a BBC News qué emitir, pero había una idea aceptada sobre lo que el público debería escuchar. Bajo ese principio “no había nada significativo que el público debía escuchar" precisó.

SIN NOTICIAS EN EL MUNDO
Otro día sin noticias se dio el 11 de abril de 1954. El programador de computación británico William Tunstall-Pedoe realizó en 2010 una investigación donde determinó que en esa fecha no pasó nada significativo en el mundo que significara noticia en el lapso de 24 horas.

Dicha conclusión fue resultado de un programa de computación que diseñó denominado 'True Knowledge' ('Verdadero Conocimiento'), con el que analizó más de 300 millones de datos sobre personas, lugares, negocios y eventos del siglo XX sobre los que hay información en Internet. El algoritmo de Tunstall-Pedoe decretó la importancia y la jerarquía de cada día en función de cuántos hiperenlaces llevaban las piezas informativas correspondientes a cada día. Y fue el 11 de abril de 1954 el único que no tenía nada reseñable.

Al presentar su investigación Tunstall-Pedoe expresó que “Nadie destacable murió ese día, ni ningún evento importante tuvo lugar, y, aunque cualquier típico día del siglo XX acogió varios nacimientos de gente ilustre, por alguna razón ese día sólo podría reclamar esa categoría Abdullah Atalar, un académico turco”.

SIN NOTICIAS POR UNA CAUSA

En febrero de 2013 Getty Images lanzó la campaña #ADayWithoutNews para exigir justicia por la muerte continua de periodistas y fotorreporteros en zonas de guerra. La idea era presionar a gobiernos y tribunales con el fin de que persiguieran y juzgaran a quienes atacan a los miembros de los medios de comunicación.

La campaña surgió a raíz del décimo aniversario de la muerte del  reportero gráfico
José Couso. Foto: Diario de España
español José Couso a causa de los disparos de un carro de combate estadounidense contra el Hotel Palestine cuando cubría la guerra de Irak, y por el primer aniversario de las muertes de la corresponsal Marie Colvin y del reportero gráfico Rémi Ochlik en Siria.

Aidan Sullivan, entonces Vicepresidente de Proyectos de Fotografía, Colaboración Editorial y Desarrollo de Getty Images, además de creador de #ADayWithoutNews, denunció: “Es inaceptable que aquellos que intentan informar objetivamente desde las zonas en conflicto de todo el mundo sean deliberadamente señalados, apuntados y asesinados con impunidad, mientras los responsables de sus muertes no sufren ninguna consecuencia. Si estos periodistas no dieran su testimonio, las atrocidades cometidas en las guerras pasarían desapercibidas, y es igual de cruel que sus muertes no obtengan justicia. Ésta es una situación que tiene que cambiar. De lo contrario, llegará un momento en el que será demasiado peligroso para los periodistas acceder o informar desde zonas en guerra”.

Marie Colvin y Rémi Ochlink
Muchos corresponsales, fotógrafos y otros profesionales de los medios de comunicación se convierten deliberadamente en el blanco de las fuerzas combatientes cuando intentan cubrir conflictos en todo el mundo. Aunque este tipo de agresiones están consideradas crímenes de guerra, ha habido una escasa o nula aplicación de las leyes internacionales sobre derechos humanos en lo que se refiere a los periodistas.

Es lamentable que en México, que no es zona de guerra, el número de periodistas y fotógrafos asesinados se incrementa día a día. De acuerdo con la reciente Asamblea General de la SIP nuestro paísse colocó como el país con mayor número de asesinatos de periodistas, siete en los últimos seis meses y 11 en lo que va del actual gobierno”.

Pero esas no son noticias para el actual gobierno



martes, 19 de noviembre de 2019

RESILIENCIA DESPUÉS DE LA CRISIS




En marzo de 2016 escribí sobre la Resiliencia en las relaciones públicas. En ese entonces di como ejemplo el caso de Tylenol cuya empresa productora (Johnson & Johnson) logró una rápida y sorprendente recuperación de su reputación y expresé que un principio básico en la gestión de una crisis es empezar a rescatar la credibilidad y reputación desde que ésta se inicia.

Lograr superar la crisis de comunicación implica estar preparados de manera preventiva. La pregunta es: ¿qué tan preparados están los ejecutivos de una empresa para cuando toca enfrentar una crisis?

Contar con un manual no es suficiente especialmente si no está actualizado y no es conocido por quienes tendrían que participar en la gestión de la crisis. Realizar simulacros ayuda en tanto se hagan sistemáticamente en función de la rotación de personal que se tenga. Diseñar posibles escenarios también contribuye a la preparación pero tienen que ser revisados periódicamente conforme se generen cambios internos o externos que puedan afectar la operación de la empresa. Efectuar talleres de capacitación en comunicación también contribuye en tanto exista el compromiso de la alta dirección en apoyarlos y participar proactivamente.

James J. Donnelly, quien hace 25 años creó el equipo de gestión de crisis en la agencia Ketchum y actualmente es el Director de Gestión de Crisis en la agencia M Booth ejemplifica con una pirámide los cinco niveles de la resiliencia de una marca o empresa:

En la base se encuentran los planes y herramientas. Cerca del 90% de las marcas tiene disponible un conjunto de planes y herramientas que ayudan a garantizar respuesta rápida y coherente a cualquier crisis. No obstante los planes pueden quedar obsoletos y por tanto requieren al menos una revisión anual.

En el siguiente nivel se encuentran las capacidades probadas. La capacidad no se basa en el plan sino en el equipo de personas. Ello implica capacitar para garantizar que los ejecutivos que intervienen en la gestión de la crisis sepan aplicar adecuadamente los instrumentos disponibles y tomar decisiones. Según Donnelly aproximadamente el 60% de las empresas alcanzan este nivel de resiliencia.


En el tercer nivel se ubica la mentalidad positiva. En él, el liderazgo senior es el responsable de buscar y alcanzar la empatía con los demás miembros del equipo de gestión de crisis para contagiarlos de una mentalidad positiva; infundir la confianza de que se tiene el control de la situación y que se puede superar la adversidad. Sin este paso, dice Donnelly, “los planes y herramientas de crisis corren el riesgo de ser arrojados por la ventana una vez que una crisis es lo suficientemente grande.”

El penúltimo nivel se refiere a la gestión continua del problema. Sobre ello explica Donnelly: “Los problemas a largo plazo crean daños a la reputación y, a veces, se convierten en puntos críticos de crisis. Por lo tanto, la disciplina activa de la gestión de problemas debe ser un ingrediente clave en la combinación para una resiliencia de marca efectiva.” Comenta que desafortunadamente sólo alrededor del 20% de las marcas se dedican a la gestión activa de problemas.

En la punta de la pirámide se ubica el equipo de prevención cuya importancia radica en detectar amenazas que pueden surgir de las redes sociales que obligan a la empresa a tomar medidas mitigantes. Según él, menos del cinco por ciento de las marcas alcanzan el pico de la pirámide.

Un factor que ayuda mucho para entender por qué sí o no se solucionó adecuadamente la crisis y estar preparado para  gestionar de mejor manera una próxima situación crítica es la valoración de la gestión.

Ello implica reunir a los miembros del comité de crisis y a otros ejecutivos ajenos a este para revisar todo el material y las acciones tomadas durante la gestión de la crisis, incluyendo:
  • Las minutas de las reuniones. Qué acuerdos se tomaron y cómo se cumplieron.
  •  Las piezas de comunicación. Valorar si fueron comprensibles y adecuadas a la situación.
  •  Los reportes de llamadas. Determinar qué se preguntaba, de qué sector y si se dejaron algunas sin respuesta.
  • Todos los reportes de monitoreo en orden cronológico
  •  La bitácora del evento. Revisar puntualmente las acciones realizadas minuto a minuto


Ello permitirá valorar la efectividad de los esfuerzos de la organización, el efecto de la crisis a mediano y largo plazo, el empleo de los recursos asignados para respuesta y entrenamiento. Asimismo facilitará determinar la causa de la situación, el efecto, la respuesta, el tiempo transcurrido hasta la final restauración de la operación y elementos de acción, entre otras variables.

La revisión de todo el material es para evaluar, revisar y mejorar. Permitirá elaborar un listado de errores y aciertos y redactar un informe resumido para la Presidencia y la Dirección General de la empresa.

Reunir a participantes en la gestión de la crisis y a nuevos ejecutivos que vivieron el evento fuera de la gestión, permite revisar el incidente y hacer preguntas como:
  • ¿Qué hubiéramos hecho diferente?
  •  ¿Cómo aseguramos que este tipo de eventos no nos vuelva a suceder?
  •  ¿Qué tan útil fueron los simulacros y los entrenamientos?
  •  ¿Qué hubiera pasado si no hubiéramos tenido simulacros?

 Es probable que mucho de lo realizado sea criticado por quienes no participaron en la operación de la crisis. Pero no hay que perder el foco de los temas realmente importantes que permitirán la mejora. Lo importante es evaluar continuamente los puntos vulnerables y retroalimentar continuamente a la alta dirección sobre las posibles amenazas. Al final se hace una evaluación sobre los puntos de mejora para fortalecer los planes de crisis y ponerlos a prueba a la primera oportunidad en un nuevo simulacro.

Las acciones post-crisis ayudan a las organizaciones a que en el futuro puedan mejorar el plan de gestión de la crisis considerando alcanzar la resiliencia.

martes, 12 de noviembre de 2019

QUIÉN ES “NOSOTROS”



“Nosotros vinimos”, “nosotros vamos”, “nosotros creemos”, “nosotros sabemos”, “nosotros pensamos”, “nosotros sentimos”…. Todas son locuciones pronunciadas en primera persona del plural que generalmente escuchamos en voz de líderes y en discursos políticos pero que comunican mucho más de lo que expresan.

En un estudio publicado en 2013 en el Journal of Research in Personality (Volumen 47, Número 3), el doctor Johannes Zimmermann, profesor de Psicología de la Personalidad en la Universidad Kassel (Hesse, Alemania) señala que el hombre se conoce por la cantidad de pronombres que emplea en primera persona de singular y de plural: “Hablar en primera persona de plural supone que lo que opinamos es compartido y, por tanto, no es exclusivamente nuestro. Esto inconscientemente nos proporciona cierta protección. Si nos equivocamos, no estamos fallando, sólo nosotros, sino toda la sociedad.”

Por su parte en el libro “¿Quiénes Somos Nosotros? (Universidad La Salle, 2015) sus editores expresan: “Traspasar el umbral del yo para asumir el nosotros genera sospechas éticas… contrasta la abundancia de enunciados sociales, antropológicos, políticos e institucionales que han hecho del nosotros una instancia inevitable para la construcción de ideales éticos, políticas públicas y pertenencias territoriales o para el trámite cotidiano de las relaciones intersubjetivas”; en tanto James W. Pennebaker, psicólogo social y profesor centenario de Psicología en la Universidad de Texas en Austin expresa que “Una persona que miente tiende a usar el pronombre ‘nosotros’ sin mencionar ningún pronombre en primera persona de singular”.

Esta forma de expresión es identificada como Plural Mayestático que deriva del latín y significa “plural de majestad” pues era muy empleado en la antigua Roma y en especial por reyes y papas, inconsciente denota excelencia, poder o dignidad de la persona que habla o escribe. El Diccionario de la Real Academia Española lo define como el  “plural arcaizante empleado en lugar del singular para expresar la autoridad de reyes, papas, etc.” Se dice que el rey Enrique II se expresaba así para implicar que hablaba tanto en su nombre como en el de Dios.

A la mayoría de los líderes y políticos –igual que a muchos artistas y deportistas- les fascina hablar en primera persona de plural porque, inconscientemente, al incluir a otros que no son citados en el discurso implícitamente comparten su responsabilidad especialmente ante fracasos; se excusan en una masa anónima y aparentan un vínculo inexistente, todo lo cual les facilita fortalecer su demagogia.

Seguramente a una gran mayoría de mexicanos les son familiares las siguientes expresiones:
·        Nosotros no somos lo mismo.
·        No somos iguales.
·        Somos respetuosos.
·        No somos represores.
·        Vamos a resolver el problema (de inseguridad).
·        Vamos requete bien.

Estudiosos y especialistas dicen que el verdadero demócrata habla siempre en singular como manifestación de que no lo hace a nombre de un colectivo anónimo, sino a título personal asumiendo la responsabilidad y consecuencia de sus expresiones y de sus actos. Por el contrario,  el uso del plural genera confusión, siembra dudas y deja la impresión de una evasión de responsabilidad. ¿Quiénes y cuántos son los otros que resultan involucrados? ¿Participan de manera consciente? ¿Los otros son  internos, externos o familiares?

¿Quiénes son “nosotros”? Un estudio del filólogo y lingüista peruano José Luis Rivarola
José Luis Rivarola
de la Pontificia Universidad Católica del Perú plantea: “Yo existe porque habla, ‘nosotros’ no existe porque no habla. Pero entonces ¿qué nombra ‘nosotros’?, ¿qué clase de fantasma es éste que aparenta hablar?, ¿quién habla cuando ‘nosotros’ aparenta que habla?, ¿cuál es el parentesco entre ‘nosotros’ y ‘yo’?, ¿qué forma de existencia es atribuible a ‘nosotros’?


Comunicar en primera persona de plural  implica a varios o a muchos más que supuestamente  están de acuerdo con la forma de pensar y hacer de quien habla lo que le permite a éste cierta seguridad y protección. Si se cometen errores o no se alcanzan los logros propuestos, la culpa es de todos no de uno solo. Esta manera de expresarse es una forma de diluir la responsabilidad.

Hablar en primera persona de plural, como lo hacen casi todos los políticos y presidentes es anticipadamente “curarse en salud”. Por ejemplo, el actual presidente de México lo hace todas las mañanas al distribuir  responsabilidades a seres anónimos e inculparlos por lo que no sucede. Recodemos qué dijo ante la escasez de medicamentos: “¿qué sociedad somos, si la enfermera, si el médico, si el director del hospital, si cualquier ciudadano no toma la decisión de comprar el medicamento para que no pierda la vida la niña o el niño?”

Si a ello se agrega su comunicación corporal, se deja ver lo que realmente hay detrás de sus expresiones en primera persona de plural. En determinadas situaciones, al hablar o escuchar a algún funcionario de su gobierno, suele unir las manos por detrás de la espalda, lo que según los expertos, implica, por un lado confianza y ausencia de miedo al dejar expuestos puntos débiles como el estómago, la garganta y la entrepierna, pero al mismo tiempo puede ser un ardid inconsciente para intentar ganar confianza en situaciones de inseguridad.

El “nosotros”, como decimos en México, me suena a manada.

lunes, 4 de noviembre de 2019

EL SILENCIO



Ante una  crisis de comunicación el factor tiempo es primordial tanto para tomar decisiones (que marcarán el desarrollo del problema), como para gestionar la comunicación. El tiempo en que se empieza a informar públicamente y lo que se haga y diga desde ese inicio establecen el devenir de la comunicación; es prácticamente imposible cambiar de forma ética los primeros pasos dados y palabras expresadas.


La crisis se da en dos variables interconectadas, pero distintas: Por una parte está el problema en sí (accidente, falla, demanda, etc.), y por la otra los efectos que produce en medios de comunicación y en las audiencias. Por ello es muy importante que al atender el problema se mantenga una atención continua y sistematizada a los medios de comunicación respecto de toda información relevante (aunque no esté confirmada) que sea difundida y conservar permanentemente activo el sistema de comunicación interna. Resolver el problema no basta; es necesario, además, comunicar eficiente y eficazmente.
  • Anticipación: Abrir la comunicación con la información disponible antes de que otros lo hagan, para evitar vacíos informativos.
  • Agilidad: reaccionar con celeridad para evitar que el tiempo juegue abiertamente en contra.
  • Calidad informativa: información precisa, tranquilizadora y dinámica.
  • Veracidad: no mentir bajo ningún concepto. Si algo no se sabe, decirlo (y averiguarlo).
  • ¿Qué hicieron o dejaron de hacer para que estallara la crisis de comunicación?
  • Consideraron previamente todos los factores que al final desataron la crisis?
  •  ¿Reaccionaron lo suficientemente rápido para atender la crisis?
  • ¿Hay algo que hubieran hecho diferente?
  • ¿Los involucrados asumieron correctamente su responsabilidad en el área de su trabajo?

Uno de los factores más importantes de la comunicación en crisis es la velocidad con que se reúna información valiosa verificada, se fije una estrategia de contención y se atienda a los medios de comunicación. El silencio durante el desarrollo de la crisis suele traducirse en aceptación implícita de culpabilidad, en generación de rumores y especulaciones y en difusión de información alejada de la realidad.

El silencio prolongado de las fuentes informativas involucradas es cubierto por los medios de comunicación a través de otras fuentes relacionadas, no necesariamente conocedoras de lo que sucede. Esto deriva en daños a la imagen y reputación de la institución –cualquiera que ésta sea- y la de sus directivos. Mientras más tiempo transcurre en silencio se incrementa la percepción de manipulación de la información, de falsedad en las declaraciones y de indolencia hacia quienes son afectados de alguna manera por la situación.

Vale recordar: En el desastre del buque petrolero Exxon Valdez en 1989, luego de una semana la empresa no había comunicado nada. El Presidente de la compañía, bajo el escrutinio de los medios, sólo respondía no tener tiempo para entrevistas y finalmente renunció al cargo; el daño en la reputación de la empresa la llevó a perder mercado. En la explosión del transbordador espacial Challenger en 1986 (que millones de personas vieron por televisión), el director de vuelo ordenó el cierre de las comunicaciones lo que generó que los medios hicieran entrevistas que derivaron en citas contradictorias entre sí. Varias horas después el vocero de la Oficina de Asuntos Públicos del Centro Espacial Johnson expresó: “Tenemos informes del responsable de la dinámica de vuelo: el vehículo ha explotado”.

La crisis de seguridad que se vivió en Culiacán el pasado 17 de octubre se convirtió en crisis de comunicación debido, entre otros, a tres factores:

1.Soslayar el papel de la comunicación desde la planeación del evento a partir de  que la fiscalía solicitó al Centro de Justicia Penal Federal de Almoloya de Juárez la orden de detención provisional del hijo de El Chapo.
2. La ausencia de versiones oficiales ante la constante comunicación a través  de las redes sociales una vez iniciado el operativo para lograr la detención, y
3. La pésima gestión de la comunicación del Gobierno Federal: tardía, con vacíos de información,  llena de contradicciones, sin criterio en prioridades informativas  y con frecuentes descalificaciones a los medios por parte del Gobierno Federal.

El silencio gubernamental durante las primeras cuatro horas desde que inició la agresión a los militares generó la búsqueda de información por otras fuentes. Ni el Jefe del Poder Ejecutivo que domina la comunicación dio explicación alguna a su salida en el aeropuerto hacia Oaxaca y sólo dijo que  el gabinete de seguridad respondería. Esa respuesta tardó dos semanas que siguieron llenándose de especulaciones, cuestionamientos y críticas.

Aunque es poco probable que el presidente no tuviera información del operativo desde su reunión de las 6 de la mañana, tengo la impresión de que no hubo coordinación en la comunicación interna a lo largo del día y durante el operativo. Por eso pienso que el Secretario de Seguridad careció de información puntual y
que por ello, al dar la cara como responsable del gabinete de seguridad su información fue errónea e imprecisa, lo que trató de corregir varias horas después. Es curioso porque en ese momento lo acompañaban los titulares de Marina, de la Guardia Nacional, y del Centro Nacional de Inteligencia, alguno de los cuales seguramente sabía lo que realmente sucedió.

Luego vinieron nuevos errores de comunicación a lo largo de los días y ni la propia conferencia del día 30 de octubre resultó satisfactoria; sólo rebeló el poderío del grupo criminal de Sinaloa y logró que el presidente perdiera los estribos al fracasar en su intento de minimizar el tema.

La estrategia de respuesta informativa de una organización en crisis debe basarse en:

Toda crisis deja enseñanzas y posibilidades de resiliencia y crecimiento. Muchas organizaciones lo han comprobado. Es evidente que el Gobierno Federal careció de los puntos anteriores, por ello es tiempo de que las autoridades involucradas en la crisis de Culiacán se empiecen a preguntar:
El 71.47% de las crisis derivan de riesgos latentes y de decisiones equivocadas o indecisiones de los niveles de mando y/o directivos. Negligencias o envidias de poder pueden derivar en una crisis que se vea reflejada en la reputación institucional y personal y en severos daños sociales. 

En eso está el actual gobierno.