martes, 29 de enero de 2013

DE MONTAJES Y PREFABRICACIONES NOTICIOSAS

El montaje mediático en el caso de Florence Cassez no es el primero en el mundo de montajes, “refritos” “voladas”, “borregos”, noticias falsas, prefabricadas plagiadas. En realidad se ha vivido frecuentemente.

Sea porque lo planea y ejecuta un medio, un reportero o una autoridad, se han dado casos que parecen tomados de guiones de series televisivas como “Misión Imposible” o “los Simuladores”.

Algunos ejemplos de ello:

Historia de racismo

En 1995 Ruth Shalit, una joven reportera (24 años) de la revista quincenal “The New Republic (TNR)”, escribió un artículo titulado “Racismo en la redacción: El Washington Post en blanco y negro”, en el que “documentaba” una “creciente reacción contra las políticas discriminatorias del Post”.

Shalit admitió "errores graves" en el artículo, como el haber afirmado que un contratista -que nunca había sido acusado de delito alguno- había cumplido una condena por corrupción, y que no había citado correctamente a algunos reporteros del Post o que algunos puestos en ese diario sólo eran reservados para empleados negros.

Poco después de esta publicación se descubrieron algunas notas de Shalit en las que se “fusilaba” textos de otros reportajes, por lo que fue despedida de TNR por plagio.

De Hackers e inmoralidades

Nuevamente The New Republic fue sorprendida ahora por Stephen Glass, otro joven reportero (26 años) que en 1998 publicó la historia de un supuesto hacker de 15 años que había sido presuntamente contratado por una gran compañía para trabajar como consultor de seguridad después de haber entrado en su sistema informático y expuesto sus debilidades.

Poco después de la publicación, el reportero Adam Penenberg, de Forbes.com, hizo sus propias investigaciones y no encontró evidencias de la existencia de la empresa Jukt Stephen-Glass-499x600Micronics o de las personas citadas por Glass, quien, al ser confrontado, alegó que había sido engañado. Luego, una investigación interna de TNR reveló que Glass también había creado un sitio web y una dirección de correo electrónico para la inexistente Jukt Micronics, con la intención de despistar al departamento de confirmación de datos de TNR, a quienes también presentó notas inventadas y tarjetas de visita falsificadas. Incluso creó un boletín hacker en su esfuerzo por cubrirse.

Un año antes, Glass había sido acusado por el comité Nacional Republicano por la publicación de una historia que describía borracheras e inmoralidades en la Conferencia de Acción Política Conservadora de 1997; la organización Educación para la Resistencia contra el Abuso de Drogas (Drug Abuse Resistance Education, D.A.R.E.) lo acusó de falsedades en un artículo encabezado "Don't you D.A.R.E. (No te atrevas)" y el Centro para la Ciencia de Interés Público (Center for Science in the Public Interest, C.S.P.I.), hizo público un comunicado de prensa en el que señalaba tergiversaciones, manipulaciones y posible plagio en el artículo de Glass llamado "Hazardous to Your Mental Health".

Posteriormente TNR determinó que al menos 27 de las 41 historias escritas por Glass para la revista contenían material infundado.

Hasta en el New York Times

balir1Quizá el caso más conocido por tratarse de un medio tan importante como el New York Times fue el de Jayson Blair, reportero que ingresó en 1999 y salió penosamente el 11 de mayo de 2003, luego de que el periódico publicó en primera plana que su reportero estrella había redactado noticias falsas, inventado historias, plagiado otras, había hecho suyas noticias y fotos de agencias, y había modificado algunas fotografías para darle más veracidad a las historias que contaba.

Sus relatos nunca hicieron sospechar a Howell Raines, director ejecutivo del periódico, que mentía. Al renunciar, Blair reconoció no haber sido fiel a la verdad en 36 de las 73 noticias publicadas, entre las que se encontraban una de ataques de francotiradores en los suburbios de Washington.

Como consecuencias de este evento, el New York Times incorporó 20 periodistas a su plantilla para lavar la imagen y Arthur Sulzberger Jr, presidente del diario, pidió perdón a sus aproximados 100.000 lectores diarios y confesó que ni en 1896, cuando el periódico se fue a la bancarrota, habían vivido un momento tan penoso como en esos momentos.

También en el Medio Oriente.

En agosto de2011, cuando las protestas de los opositores al gobierno de Muamar El Gadafi fueron duramente reprimidas provocando la rebelión que terminó con su muerte, Ben Wedeman, corresponsal de la CNN en El Cairo desde 1998, mostró un video que el “super” titulaba “Bajo Ataque en Libia Occidental”. En él se ve un pequeño grupo de personas, presumiblemente reporteros, que buscan huir de un tiroteo. Hay violentos movimientos de cámara, se escucha que una voz dice que alguien murió, buscan subirse a un transporte y finalmente a bordo del mismo se dan más movimientos de cámara hasta que se encuadra a Wedeman agazapado en el asiento, quien habla de un tiroteo alrededor de ellos por parte de las fuerzas de Gadafi y pregunta si la otra unidad va detrás de ellos.

Pero hay algunos detalles que hacen ver que esta situación es un montaje. Por un lado ex

CNN en Libia
combatientes dieron testimonio de que un tiroteo se escucha totalmente diferente afuera que dentro de un vehículo –especialmente con los vidrios cerrados- y en este caso el nivel de audio es el mismo; por otro lado el camarógrafo no busca encuadrar la fuente de los disparos como generalmente lo hacen a un alto riesgo, pero lo más significativo es la presencia de alguien que no se inmuta por el tiroteo y habla tranquilamente por teléfono. Vean el video.

Y en Rusia

Protestas ¿en Rusia?
Ese mismo año, los medios de información en el mundo daban seguimiento a los mítines electorales en Rusia. Entre ellos, el Canal Fox mostraba calles en llamas, enfrentamientos violentos y bombas incendiarias lanzadas contra los agentes de seguridad, pero con un problema importante: ¡las imágenes no son de Rusia, sino de Grecia! Vean el video.

Pero México no podía faltar

Además del asunto Cassez, han existido casos en los que las versiones oficiales no son convincentes para el grueso de la sociedad y otros en los que definitivamente se ha probado el montaje.

Recientemente, al comentar el Pacto Por México, Ricardo Alemán recordaba en su

web “La Otra Opinión” el caso del entonces gobernador de Oaxaca José Murat: “Resulta que la mañana del 19 de marzo de 2004, el vehículo en que viajaba el todavía gobernador sufrió una emboscada. Sin embargo, luego de investigaciones periciales –que enredaron más lo de por sí enredado– jamás se supo si el de Oaxaca había o no sufrido un atentado. Al final del día, la versión con más solidez fue la que sostenía que los disparos contra el priísta venían del interior de la camioneta en que viajaba y que todo era un montaje”.

Por su parte en octubre de 2010 Jenaro Villamil recordó en su blog: “La opinión pública nacional se conmocionó con el caso de la niña Paulette. Entre marzo y mayo de este año la desapariciócasopaun y posterior aparición del cadáver de la menor generó un interés mediático inusitado. Las autoridades de la procuraduría del Estado de México quisieron darle “carpetazo” al asunto con una decisión carente de toda credibilidad entre los ciudadanos y las audiencias: la única responsable de su muerte fue la niña…”

Luego cita al periodista Martín Moreno: “nos guía en su breve libro-reportaje a través de lo que apunta a un enorme montaje: desde la desaparición, hasta las denuncias en redes sociales, las entrevistas de la madre en medios, la investigación de los peritos, la conferencia del procurador Bazbaz y luego las hipótesis de Alfredo del Castillo del autoembalsamamiento”.

Y qué decir del caso de Francisca Zetina Chávez, La Paca a quien en 1997 se le detuvo por la siembra, en la Finca “El Encanto”, de una osamenta que se suponía era la de Manuel Muñoz Rocha, supuesto cómplice de Raúl Salinas en el asesinato del político José Francisco Ruiz Massieu.

El 11de julio de 2008 El Universal publicó una entrevista con ella en la que declara que fue utilizada por el gobierno de aquel entonces y reconoce por primera vez: “Yo sólo les hice el favor de acudir a la finca El Encanto, donde ya estaba el montaje. Yo tengo pruebas de toda la verdad…”

Como se ve, ningún medio de comunicación, por mucho pedigrí que tenga, está a salvo de verse involucrado o generar, voluntaria o involuntariamente, noticias que pueden ser cuestionables. Queda latente que en el periodismo se debería poner en práctica la frase de “estudiamos historia para no cometer en el futuro los errores que se cometieron en el pasado”.

Como expresó el famoso poema de Ramón de Campoamor: «En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira», el cual supone una pesimista pero bella manera de expresar, y admitir, que nada vale, que ningún valor es inmutable, y que inevitablemente impera el subjetivismo, la arbitrariedad, y el relativismo, en todas las facetas de nuestro mundo (por ello, traidor, según el poeta).

miércoles, 23 de enero de 2013

EL ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN


Los “análisis” tradicionales de presencia en medios pretenden reportar al cliente el alcance y penetración del trabajo de la agencia de relaciones públicas. ¿Lo logran?
En general, estos “análisis” suelen incluir cualesquiera de estas variables o una combinación de ellas:
  • Presencia.- La empresa o su director son mencionados en el cuerpo de la información.
  • Valoración.- Calificación (positiva, negativa o neutra) de la información difundida.
  • Equivalencia publicitaria.- Cuánto hubiera tenido que pagar el cliente por el mismo espacio en el medio respectivo.
  • Espacio.- Extensión de la información en líneas ágata o centímetros (en medios impresos) o tiempo aire en el caso de radio y televisión.
  • Competencia.- Comparativos de número de publicaciones contra las de los principales competidores (con su respectiva calificación).
  • Contenidos.- Principales temas que fueron abordados por los diferentes medios.
  • Alcance.- Estimado de la audiencia que leyó/vio/escuchó la información.
  • Medios.- Nombres de diarios, revistas, portales, agencias y noticiarios de radio y televisión en los que aparece la información.
measurin pr¿Qué le dicen estos parámetros a los clientes? ¿Miden sus resultados con respecto a los objetivos buscados? ¿Implican alguna utilidad para toma de decisiones en comunicación y relación con medios?
Katie Delahaye, autora del libro Measuring Public Relationships: the Data-Driven Communicator’s Guide to Success, hace un planteamiento con respecto a algunas de estas preguntas.
Se dice que estos “análisis” miden la  gestión de prensa, pero la verdad es que sólo son un monitoreo o seguimiento. Dice la autora que “Para hacer medición hay que tener metas, indicadores, referencia y una línea de tiempo. Usted tiene que construirlos en su plan, y no sólo añadirlos al final de su ejecución. La medición real tiene que ver también con hacer algo con los resultados”.
En cuanto a redes sociales, dice, sólo se cuentan seguidores, es decir, el número de personas a las que les gusta un publicación o la cantidad de seguidores que una empresa tiene en cualquiera de las redes sociales, pero ello no evalúa el vínculo emocional que se quiere construir con esos seguidores. Para katie lo importante es lograr que un seguidor en redes sociales haga algo más que simplemente ver lo que se publicó y generar un comportamiento que puede ser un comentario (entre más positivo, mucho mejor), o  iniciar o participar de una conversación.
En la actualidad se mide lo que resulta más conveniente o más práctico, pero no se evalúa lo que realmente interesa y le agrega valor a una empresa. Por ejemplo, se contabiliza el número de notas difundidas a través de los medios, se le da una valoración subjetiva y una equivalencia publicitaria, pero en realidad no se hace el análisis de la información publicada:
  • Los mensajes clave ¿fueron transmitidos adecuadamente o sufrieron tergiversación.
  • La ubicación de la nota en el cuerpo informativo del medio ¿fue atractiva? ¿posibilitó una mayor penetración del mensaje?
  • ¿Con  qué criterios se hizo la valoración  (positiva,negativa,neutral)? Lo “positivo” ¿realmente es positivo para el cliente? 
  • ¿Qué relevancia cobra la información difundida de acuerdo al propio medio y al género periodístico con que se trata la mención?
  • ¿Qué representa para el cliente la información publicada?
  • ¿Hay en esa información elementos que permitan tomar decisiones sobre la comunicación en general o la relación con los medios en particular?
Delahaye va más allá. Para ella, lo realmente necesario es indagar la función que cumplen los medios. ¿Qué están contribuyendo a transformar en la empresa? ¿De qué manera apoyan la modificación de actitudes, comportamientos, opiniones o creencias sobre la organización? ¿De qué manera están ayudando a fortalecer la reputación de la empresa y sus relaciones con los grupos de interés?

Otro experto, Walter K. Lindenmann, consultor independiente especializado en servicios de medición y evaluación en relaciones públicas, ha sugerido que el profesiomeidicon 1nal en relaciones públicas debe emplear un conjunto de técnicas de evaluación para ofrecer un trabajo más completo y de utilidad para el cliente. Determina tres niveles de medición y evaluación:
1. En el nivel más básico está la contabilidad de la distribución de mensajes y de la aparición en medios de comunicación.
2. El siguiente nivel requiere técnicas más sofisticadas y en él se mide el grado de concientización, comprensión y retención de un mensaje por parte del público.
3. El nivel más elevado es la medición de los cambios de actitudes, opiniones y comportamientos.
Creo que, salvo alguna que otra excepción, la mayoría de los trabajos de análisis de medios en México, difícilmente pasan del nivel básico.

En resumen: El análisis de medios es una modalidad de estudio orientada al seguimiento y análisis de contenidos mediáticos, usando herramientas estadísticas y teniendo en cuenta variables del entorno que repercuten o pueden repercutir en las actividades de los clientes y de cuyo resultado se pueden desprender recomendaciones para los mismos.
Presentarle al cliente, de manera periódica, la información que se ha difundido, en qué medios y, en algunos casos, un cuantitativo mensual, habla del esfuerzo que se realiza en relación con los medios de comunicación, pero carece de una consecuencia estratégica.
Lo importante para los clientes es recibir un valor cualitativo y estratégico a través de verdaderos análisis que permitan:
  • Medir la efectividad de las estrategias y planes de comunicación.
  • Prevenir situaciones mediáticas que pudieran afectar a los clientes.
  • Vislumbrar oportunidades para posicionar en los medios, los mensajes de estos clientes.






martes, 15 de enero de 2013

YA NO ES COMO ANTES

Palabras como “linotipos”, “galeras”, “tipómetro”, “hueso” “télex”, seguramente suenan raras para las nuevas generaciones de reporteros, pero significaban mucho en el periodismo impreso de la segunda mitad del siglo pasado.

Sin celulares e internet: ¿Cómo se enviaba información desde el lugar de los hechos? ¿y las fotos y los videos para televisión? ¿cómo se hacían llegar boletines a los medios? Y sin computadoras y laptops: ¿Cómo se corregían textos?

Hoy todo es diferente: las salas de redacción lucen modernas, con el mismo tipo de mobiliario bien distribuido; las máquinas fueron sustituidas por computadoras, las grabadoras ya no son ni de carrete ni de casete; las cámaras fotográficas almacenan digitalmente muchas imágenes y ya no usan ni rollos ni focos de bulbo y las de video ya no dependen de pesados estuches para carretes de 2 pulgadas.

Pasar adelantos informativos -o la nota completa- ya no depende de un teléfono fijo  para el que había que esperar turno, ni las imágenes para televisión requieren de procesos de internegativos de películas de 16 milímetros para salir “al aire”. Los boletines de prensa que ahora se envían electrónicamente, antes se imprimían y enviaban (con fotos inlcuídas) con mensajeros. Hasta la forma de diagramar y preparar el material para impresión se apoya en la electrónica y ya no más en lo mecánico.

Para tener una idea de cómo eran las cosas, digamos a fines de los años sesenta, basta recordar mis inicios en esta profesión (oficio, dirían los clásicos con mucha razón).
redaccion el universal mex
La sala de redacción del diario en el que empecé mi carrera  era muy parecida a la de esta foto que pertenece a una de las primeras redacciones de El Universal, el decano de la prensa de la ciudad de México (1 de octubre de 1916): Escritorios de metal o de madera, muy cerca unos de otros, sobre los que se amontonaban boletines, libros, lápices, uno que otro adorno y una papelera con suficiente papel y hojas de papel carbón. (Hoy sólo sigue habiendo montones de papeles y libros, pero no papel carbón).

Aderezaban el ambiente gritos de los reporteros solicitando la presencia de un ayudante para entregar sus notas ya redactadas y risas por chistes y bromas entre los propios reporteros, especialmente cuando habían hecho pagar alguna novatada, sobre todo en la fuente de policía. (Una de ellas era enviar al reportero novato a averiguar sobre varios muertos en Ave. Cuauhtémoc 408, en la colonia Buenos Aires de la ciudad de México, y burlarse de él a su regreso, una vez que constató que ese domicilio es del Panteón Francés de la Piedad).

Pero lo más notable en el ambiente de la redacción eran las máquinas de escribir de diferentes marcas, tamaños, modelos y edades (similares a las del video) por el escandaloso ruido que, en conjunto, producían.
Antigua máquina Remington
El reto era “luchar” contra las teclas de la máquina cuando se atoraban o conseguir que el ayudante llevara un nuevo carrete de cinta de tinta.
A lo anterior, había que agregar el ruido de los teletipos de las agencias noticiosas que continuamente transmiten información nacional e internacional. Máquinas y teletipos se unían en una discordante sinfonía que implicaban un reto para la concentración. Sólo basta activar simultáneamente los dos videos para tener una idea de esto.Con ello, las continuas equivocaciones eran comunes.
Teletipo de la agtencia AP

Hoy los errores al escribir se corrigen con una tecla que dice “supr” o con otra que dice “retr”. Pero entonces ¿Cómo corregir las equivocaciones sobre el original y las copias? (las notas se redactaban en original y dos copias al carbón).  El reportero va en contra del tiempo y no había posibilidad de repetir la hoja sin correr el riesgo de volver a equivocarse en algo. ¿La solución?: tachar y continuar.

Cuando la nota estaba lista, se gritaba “hueso” y un ayudante de la redacción corría a recoger las hojas que el reportero entregaba enrolladas como simulando un hueso. El ayudante las llevaba a los jefes, quienes hacían corrección de estilo de puño y letra y se enviaba a linotipos para “parar la tipografía.”

El área de linotipos no era menos ruidosa. Los linotipos (inventados por Ottmar Mergenthaler en 1886) preparaban los textos, línea por línea, en placas de plomo fundido, para una impresión preliminar llamada “galera” sobre la que se hacían las últimas correcciones antes de enviar a impresión.
Así funcionaban los linotipos
Cuando el linotipista seleccionaba la fuente y el tamaño de la letra (como hoy se hace en la barra del navegador para elegir “Arial 14”, por ejemplo) el molde de la letra seleccionada salía de un depósito que se situaba en lo alto de la máquina y descendía a un centro común, donde dicha letra, seguida de otras, formaba las palabras y espaciados del texto. Cuando una línea se completaba, pasaba automáticamente a una caja de fundición, donde entraba plomo fundido y formaba un lingote que constituía una línea de caracteres de imprenta. (Para una historia del linotipo: https://www.youtube.com/watch?v=XNpya2yCnJo).

Hoy, esas máquinas son piezas de museo, pero no dejan de ser admirables por lo que significaron para el periodismo impreso.

Sólo pequeños recuerdos. Si existiera una máquina del tiempo y se enviara a algún reportero 40 años atrás ¿podría trabajar sin las modernas herramientas de apoyo al trabajo periodístico? Seguramente no, pero su aprendizaje sería invaluable.