lunes, 14 de enero de 2019

LA CONFERENCIA Y EL VOCERO


Hace algún tiempo me referí en este espacio al tema de la organización y convocatoria a conferencias de prensa y señalé algunos aspectos sobre su conveniencia y efectividad. Comenté que entre los elementos importantes a considerar están: definir la intensión por la que se quiere comunicar, la necesidad de un mensaje claro y estructurado y convocar para anunciar algo importante que signifique noticia (novedad, algo que rompe el statu quo).

La conferencia de prensa puede resultar el mejor canal para dar explicaciones públicas sobre algún tema o circunstancia que por su impacto, afecta a ciertos grupos de la sociedad. Cuando los temas son técnicos o especializados, el vocero se acompaña de expertos que respondan a las preguntas de los medios.

Pero para que sea exitosa, el mensaje debe ser claro, breve y noticioso, y el vocero debe sentirse convincente y creíble para no perder el objetivo de comunicación. Abusar de las conferencias de prensa y del vocero cuando realmente no hay nada noticiosamente  impactante que comunicar lleva a un descrédito tanto de la institución como del vocero, el cual, poco a poco, en cada aparición, se desgasta y pierde credibilidad y confiabilidad por parte de las audiencias a quienes se dirige.

Por eso una conferencia de prensa debe responder a una estrategia bien diseñada entre la alta dirección y los especialistas en comunicación y RP, que considere las posibilidades de éxito traducidas en cantidad y calidad de la información y que contemple al mejor vocero para la ocasión, lo que implica que no necesariamente sea la máxima autoridad quien la presida.

Recientemente ha leído y escuchado comentarios críticos sobre la conferencia de
prensa diaria del Presidente de la República, irónicamente identificada como “la mañanera”. Entre otras cosas se ha cuestionado si hay coincidencia de intereses entre emisor y receptor; si son para informar o para denostar a quien lo critica o para justificar acciones; si tienen caso cuando realmente no se responde a las preguntas; si siembran más incertidumbres que certezas, y varios comentarios más en el mismo tenor.

Me queda claro que el objetivo del Presidente es hacer notar que está trabajando en temas de “interés nacional”, fijar la agenda mediática del día y autoalimentar su ego al convertirse en el único vocero y experto de todos los temas de su incipiente administración.

Aristóteles escribió que existen tres tipos de argumentos persuasivos que dan credibilidad a un mensaje; los tres tienen que ver con los atributos del vocero: el Ethos, el Pathos y el Logos. El Ethos se refiere a la mezcla de inteligencia, carácter y buena voluntad; el Phatos se relaciona con la emoción y la motivación, y el Logos que tiene que ver con la lógica y el razonamiento. La mezcla de los tres incide en la confiabilidad del vocero que busca la empatía de sus audiencias.

La Doctora Nancy Henley, en el artículo “Perspectives on language and communication” publicado en el Journal of Women in Culture and Society (1978) expresa que los voceros no necesariamente sólo son vistos en términos de confiabilidad y experiencia ya que también influyen aspectos como el dinamismo, la potencia con la que se transmite el mensaje, y la energía que aplica el vocero al momento de comunicarse.

Por su parte, la Doctora Mary Munter, profesora de Comunicación Empresarial de
DRA. MARY MUNTER
la Tuck School of Business (New Hampshire) se refiere a cuatro dimensiones para la aceptación del vocero y del mensaje. La primera corresponde a la percepción de la buena voluntad y justicia con la que actúa el vocero, es decir su preocupación y altruismo; la segunda es la experiencia y conocimiento real que transmite el vocero; la tercera dimensión se relaciona con su prestigio, y la cuarta dimensión es la “auto-presentación”, en otras palabras, su desempeño al hablar: habilidad verbal, destrezas de uso del escenario, la semejanza con el auditorio, el dinamismo y la energía que le pone a la presentación, y la confianza que genera.

No obstante que se percibe el atributo de buena voluntad del vocero, las conferencias de prensa presidenciales –largas, cansadas y me parece que hasta aburridas- están llenas de lugares comunes (expresiones triviales o ya muy empleadas, según la RAE) en torno al combate a la corrupción, la justicia social, la cuarta transformación y lo bien que va la actual administración y el país.

En ellas no dejan de escucharse expresiones como: “no hay represión ni censura”, “me canso ganso”, “no vamos a caer en provocación”, “eso sí calienta”, “amor y paz”, “eso ya se acabó, estamos en un nuevo régimen”, acompañadas de eventuales calificativos a ciertos sectores como “esos conservadores” “la prensa fifí”, citadas entre largos vacíos orales y muletillas como “este” y “o sea”.

Los cánones académicos establecen que en una conferencia de prensa se debe de evitar enojarse, evadir respuestas, especular o incitar a la especulación al no responder con claridad, gesticular, caer en provocaciones, improvisar, y mostrar debilidad emocional o técnica. Tengo la impresión de que ello no se da en las conferencias del Presidente.

El Presidente evade respuestas y no responde con claridad; evita comprometerse y con ello debilita la confianza, misma que sus allegados tratan de fortalecer a través de las redes sociales. Muchas veces parece improvisar sus respuestas y en ciertos temas se refleja desconocimiento a fondo de la situación, lo que genera tergiversación de la información y confusión.

El motivo de una conferencia de prensa es dar noticia y, desde que éstas se iniciaron al día siguiente de asumir el cargo, el Presidente pocas veces lo ha hecho. La más reciente este lunes 14 en que se dio a conocer que se llevaron ante la Fiscalía General de la República cinco casos relacionados con el robo de hidrocarburos, que incluyen a un ex funcionario de Pemex, un ex diputado local y un ex Alcalde, y que se detectaron inconsistencias fiscales relevantes en la que están involucrados 194 contribuyentes dedicados a la distribución de hidrocarburos.

Me parece que sería adecuado y conveniente espaciar estas conferencias y reservarla para este tipo de anuncios de impacto para no desgastar ni al vocero ni a los reporteros asistentes y evitar comentarios que dañan la credibilidad y confiabilidad de los funcionarios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario