martes, 3 de septiembre de 2019

EL MÉXICO DE AMLO HUXLEY



Todos sabemos que Disneylandia es el concepto de parque temático que con el eslogan de “El lugar más feliz del mundo”, fue creado por Walt Disney en 1955 con el ánimo de dar felicidad a niños y adultos que lo visitan. Entrar a ese
mundo mágico en donde todo funciona de maravilla y se vive feliz en compañía de todo tipo de personaje de caricatura, representa un gasto considerable para miles de familias mexicanas (entre $100 y $170 dólares por persona).

Sin embargo, para algunos presidentes en México, no es necesario gastar en un viaje de esa naturaleza para vivir en un mundo feliz, inclusive con  la compañía de todo tipo de personajes de caricatura. Ello ha quedado de manifiesto a través de sus expresiones coloquiales o formales plasmadas en entrevistas, discursos o informes de gobierno.

Uno de los más recordados es Vicente Fox, quien veía ya desde su campaña política la viabilidad de hacer de México un lugar feliz para lo que terminaría con el conflicto de Chiapas (el surgimiento del EZLN) en 15 minutos. Ya como Presidente, durante la presentación de su cuarto informe de gobierno una diputada lo increpó: «A ver cuando me invita a foxilandia para conocerla». La expresión dio pie a un documental político llamado «Aventuras en Foxilandia», dirigido por el cineasta Carlos Mendoza.

Diferentes medios de comunicación dieron cuenta de ese México feliz de Fox:

“Hoy, en México, la legítima aspiración de superar la pobreza empieza a ser una realidad. La pobreza ha disminuido en los dos primeros años de esta administración.”

“”Cambiamos para que todas y todos los mexicanos cuenten con más oportunidades de educación, salud y de empleo” (El Universal 23 Jun, 2003)

Hoy tenemos un gobierno que ahorra, que gasta mejor, que actúa con transparencia y que rinde cuentas. La eficiencia y el ahorro de miles de millones de pesos, en estos cuatro años nos ha permitido que el Gobierno cueste menos y gaste más, en lo que es más importante y prioritario: salud educación y combate a pobreza.”

Con la ley no se transige, con la ley no se negocia, estamos en una guerra abierta contra la corrupción y no nos detendremos, la ley debe ser aplicada a todos los que han cometido faltas, a todos los que han fincado su modus operandi en la ilegalidad y el enriquecimiento ilícito.”

En el primer bimestre del año México tuvo un superávit comercial de 900 mil millones de dólares (La cifra real del superávit comercial de México, según datos de la Secretaría de Hacienda era de 995 millones de dólares).


El país maravilloso viene de varios años atrás. En sus últimos informes de gobierno, López Mateos, Díaz Ordaz y Echeverría  se sentían en ese país feliz. El primero expresó: El trabajo coordinado del pueblo ha logrado que nuestro país, en esta etapa de su vida -aunque pequeña dentro de las dimensiones de su historia-, haya llegado a ser una nación más próspera y estable, más respetada y mejor definida en el concierto de las naciones.” El segundo, que enfrentó el 2 de octubre de 1968, refirió: “Hemos vivido una etapa más de nuestra historia en
Foto: Videoteca INAH
plena paz social, manteniendo el orden para que sean posibles las libertades y manteniendo las libertades para que el orden sea un bien y no un mal
.” El tercero dijo: “El campesino que reclama tierras, el ejidatario, el comunero, el colono y el auténtico pequeño propietario han tenido en el Gobierno un gestor incansable de sus derechos.”

En fechas más recientes, Ernesto Zedillo expresó en su último informe de gobierno: “Los mexicanos podemos tener la certeza de que México es hoy una Nación más fuerte, más respetada y más reconocida en todo el mundo” y Peña Nieto aseveró: “Hoy somos un país mejor del que éramos hace seis años. En los primeros cuatro años de la Administración, 2.2 millones de mexicanos superaron la condición de pobreza extrema.

El sueño de estar viviendo en un México feliz ha vuelto a cobrar fuerza en el presente régimen. El actual Presidente ha presentado en su primer informe de gobierno un país -que ahora llaman “Pejelandia”- más parecido al “Mundo Feliz” de Aldous Huxley -utópico, desconocido y extraño para millones de ciudadanos- que al México real, distante de su visión y de sus reiterados “otros datos”. De ello dan cuenta varias columnas políticas y de negocios publicadas en los primeros días de esta semana.

Foto: La Prensa
Se señalan las contradicciones con su pensamiento y críticas del pasado; los logros que sólo son realidad en su visión; la “separación del poder económico del poder político” frente a varios de los principales dueños del primero; la ilógica de privilegiar el desarrollo sin considerar la necesaria riqueza para generar felicidad; la pauperización y el desempleo por una mal entendida austeridad republicana; las verdades a medias y las mentiras disfrazadas de medias verdades. En suma, la distancia existente entre lo constantemente expresado todas las mañanas contra los pocos logros realmente medibles y comprobables.

En la novela de Huxley se describe un mundo utópico en donde la humanidad se clasifica en castas, los individuos saben y aceptan su lugar en el grupo social, las enfermedades han desaparecido al igual que las guerras y la pobreza y por ende todo mundo vive feliz excepto que, paradójicamente, para lograrlo, la sociedad debe y acepta ser manipulada, se reducen las libertades de elección y de expresión y se inhiben el ejercicio intelectual y la manifestación de las emociones.

Las expresiones de anteriores presidentes sobre un México feliz no pasaron de
ser sólo eso: manifestaciones públicas de lo que cada uno consideró en su momento como los logros que habían transformado al país en un casi paraíso. Las del actual presidente, muy similares a varias de sus antecesores,  conllevan el riesgo de que para lograr su concepto de felicidad es necesario, además de tener que convivir con personajes de caricatura que fijan normas y conductas, aceptar, como en la novela, ser clasificados en “castas” (conservadores y liberales), ser manipulados (todas las mañanas) y perder libertades y valores inherentes al ser humano, incluyendo la manifestación libre de emociones y sentimientos, a riesgo de ser re-clasificados, todo lo cual no produce felicidad.




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