martes, 27 de agosto de 2019

CAPRICHOS PRESIDENCIALES



Mucho se ha dicho que el actual presidente de México gobierna con base en decisiones más caprichosas que planeadas. Los ejemplos son de sobra conocidos: el Aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas, la venta (¿?) del avión presidencial, sus continuos “otros datos”, etcétera. Todo ello nos lo estará recordando el próximo 1 de septiembre con motivo de su informe de gobierno.

Sin ánimo de justificarlo, el tema de los caprichos no es nuevo ni exclusivo del actual presidente. Es parte de la condición humana que cuando se empieza a tener poder se comienza a perder el piso y a sentirse dueño de la verdad absoluta de forma que, al amparo de ese poder, prácticamente todos los presidentes de México han tomado decisiones caprichosas en las que muchas veces han sido partícipes sus familias.

Diferentes medios de comunicación han documentado a lo largo de los años este tipo de caprichos presidenciales en afán de ser recordados por la historia, para bien o para mal. Algunos ejemplos:

Miguel Alemán se convirtió en el primer presidente de México en erigirse un monumento estando en funciones. Semejante capricho lo recuerda la revista Chilango: “En 1952, fue instaurada en pleno corazón de Ciudad Universitaria una estatua del entonces presidente de México, Miguel Alemán. La estatua tenía una altura de 7.50 metros, había costado 409 mil pesos de la época. Era obra del escultor Ignacio Asúnsolo, quien la hizo mientras se edificaba CU. 

Sin embargo, para principios de los 60 y debido a las protestas sociales y universitarias, este monumento fue dinamitado. La primera vez ocurrió en 1960, porque el movimiento Ferrocarrilero y estudiantil se había radicalizado. El atentado no fue muy efectivo y la estatua sólo sufrió algunos daños.”
En 1966 la estatua volvió a ser dinamitada. Muchos estudiantes fuimos a testimoniar cómo quedó lo que restaba de ella y algunos recogimos algunas piedras manchadas por una pinta previa para guardarlas como recuerdo histórico.

Imagen de Sopitas.com
Díaz Ordaz también tuvo sus caprichos (aparte del 2 de octubre en Tlatelolco). Un artículo de Gabriel Zaid, publicado en Letras Libres recuerda el surgimiento del Fondo de Cultura Económica en 1934 como editorial independiente y cómo fue creciendo a lo largo de los años. Luego se lee: “Inesperadamente, en 1965, el presidente Gustavo Díaz Ordaz se sintió dueño del Fondo y despidió a (Arnaldo) Orfila por haber publicado ‘Los hijos de Sánchez’ de Oscar Lewis. Nombró en su lugar a Salvador Azuela, un buen hombre que no tenía la menor idea de lo que era una editorial y así la dirigió. El capricho presidencial dañó una institución querida y respetada en todo el mundo.”

Por su parte, su sucesor, Luis Echeverría, ansiaba convertirse en el líder de los países del tercer mundo, ganar el Premio Nobel de la Paz y ser designado como Secretario General de la ONU. Durante su sexenio, de lo que más se hablaba era del Tercer Mundo.

Don Eugenio Anguiano Roch publicó en la revista Foro Internacional de El Colegio de México (Vol. XVIII, 1 (69) julio-septiembre, 1977. P, 177ss) un trabajo en el que recuerda: “Desde 1972 el jefe del estado mexicano empezó a manejar con mayor precisión su orientación tercermundista […] Quería convertir a México en la nación líder del tercer mundo y él transflorarse en una personalidad de dimensiones planetarias a la altura de un Nehru…” En aras de ese capricho edificó frente a su residencia en San Jerónimo el Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo, el cual cerró en 1983 por incapacidad económica.

El capricho de López Portillo fue concentrar el poder en él y en su familia, al grado de solapar que su esposa llevara un piano de cola a sus giras internacionales. Elvia Moreno Guízar expresa en su tesis de Maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura: “La política cultural se convierte en el capricho de la esposa del presidente. En el cine, radio y televisión, Margarita López Portillo, la hermana consentida, hizo

y deshizo a su antojo con el cargo de Directora General de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) dependiente de la Secretaría de Gobernación.”

Más adelante comenta los resultados de ello: “Las dificultades derivadas de la crisis económica por la que atravesó prácticamente todo el sexenio y los excesos y derroches del gasto cultural del gobierno lopezportillista provocaron que la mayor parte de las actividades culturales sufrieran un retroceso en términos de los recursos asignados.”

Carlos Salinas tenía el capricho de convertirse en Presidente de la Organización Mundial de Comercio (OMC) luego de concluir su presidencia marcada, entre otras cosas, por la firma del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica.

El diario El País publicó en marzo de 1995: “El ex presidente de México Carlos Salinas de Gortari anunció ayer la retirada irrevocable de su candidatura a presidir la Organización Mundial de Comercio (OMC), sustituto del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) […]Aunque no se especifican los motivos, la decisión de Salinas se produce 24 horas después de la detención de su hermano Raúl, acusado de ser el autor intelectual del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu el pasado 28 de septiembre.”

Imagen: México desconocido
Un capricho que los presidentes han tenido es el relativo a la vivienda presidencial. Con motivo de la conversión de la residencia presidencial de Los Pinos, Isaac Masri, encargado de transformar Los Pinos en un centro cultural explicó a El Universal:  “La Lázaro Cárdenas era una casa de escala humana, donde Cárdenas vive y despacha, después llegan otros y deciden: ‘quiero una casota’; hacen una casa con salones afrancesados, vienen arquitectos de diferentes gustos, remodelan, le cambian, le tiran, le ponen muebles, le cambian muebles, se llevan los muebles y ya no sabemos… Era anárquico.”

En la entrevista, Masri, explica que según los gustos del presidente en turno, se tiraban construcciones para levantar otras. Ejemplifica: “[…] en tiempos de Vicente Fox, el arquitecto Juan Artigas construyó dos cabañas: en la Uno vivió el Presidente con su esposa, y en la Dos, sus hijos. Calderón ocupó esas mismas viviendas. Pero fue Enrique Peña Nieto quien construyó sobre la cabaña Dos una nueva e imponente residencia, que emula el estilo de la casa principal de Los Pinos, la Alemán. Esta nueva se destinó a las oficinas de la entonces primera dama, Angélica Rivera, de quien Peña Nieto acaba de divorciarse. Nada queda en ella del estilo de cabaña y, menos, de las casas que había construido ahí originalmente Luis Echeverría.”
 
El actual presidente decidió no habitar en Los Pinos, y aun cuando expresó que buscaría una casa cerca del centro de la ciudad, tuvo la caprichosa idea de vivir, como Juárez, en Palacio Nacional.


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