miércoles, 5 de febrero de 2020

LA IMPORTANCIA DEL LENGUAJE AERONAÚTICO




La comunicación es importante en nuestra vida y en ocasiones de una buena comunicación depende la vida propia y la de muchos más como en el caso de la industria aérea.

En noviembre de 2014 escribí sobre el caso de un avión DC10 de Western Airlines que se estrelló contra una construcción dentro del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Aparentemente se dio una confusión en la comunicación entre la torre de control y el piloto del avión, derivado del uso de la palabra “right” que significa “derecha” o “correcto” ya que el avión debería aterrizar en la pista derecha y no en la izquierda y alguien entendió que el aterrizaje estaba correcto en la aproximación que llevaba el avión hacia la pista 23 izquierda.


Foto: Telemundo.com 
Hace unos días un  avión de Air Canada debió aterrizar de emergencia en un aeropuerto de Madrid luego de experimentar problemas mecánicos tras su despegue. Según uno de los sindicatos que agrupa a los pilotos españoles, el avión perdió algunas piezas de su tren de aterrizaje, por lo que no se encontraba en condiciones de seguir volando; el piloto comunicó a los pasajeros “como saben, tuvimos un pequeño problema con una de las ruedas del avión”; el diario español El Mundo, que difundió el audio con los dichos del piloto, indicó que la nave perdió una de sus ruedas; y un comunicado de la aerolínea hizo referencia a una falla en un motor. A fin de cuentas estalló una llanta y parte de ella daño uno de los motores.

Algo similar ocurrió a principios de los años ochenta: a un avión DC9 se le desprendió, al despegar del aeropuerto de Zihuatanejo, Guerrero, la parte inferior del tren de aterrizaje  del lado derecho con todo y llanta, misma que al rebotar en la pista proyectó toda la pieza hacia la turbina ubicada en el empenaje (cola) provocando baja de presión en el aceite. Torre de control reportó al capitán que había perdido la llanta y que era conveniente que regresara. El piloto supuso que tendría que aterrizar sólo con “el ring” ignorando que nada más tenía la parte superior del tren. Al tocar tierra lo que quedaba del tren de aterrizaje produjo un profundo surco a lo largo de la pista y un tremendo susto a tripulantes y pasajeros.


Dominique Estival
 (Foto Marcs Institute) 
No es raro que un accidente aéreo se produzca por malentendidos de la comunicación entre pilotos, sobrecargos y torres de control, a pesar de que hay fórmulas para verificar/garantizar que la comunicación se cifra adecuadamente (por ejemplo niner en vez de nine para evitar que se piense en una negación en alemán –neun, pronunciado nain-, o niner para evitar confusión con five).

Dominique Estival, Doctora en Lingüística de la Universidad de Pensilvania realizó una investigación que reveló que de 1976 a 2017 se produjeron al menos diez accidentes de aviación causados por errores de lenguaje, con un saldo de 2,100 muertes.

Quizá uno de los más recordados fue el considerado el mayor accidente aéreo en la historia: el choque entre un 747 de KLM y un Jumbo de Pan Am, en Tenerife en 1977. Al parecer el malentendido de la comunicación se dio cuando el piloto del KLM reportó a la torre que estaba “at take off” (en despegue), es decir, en proceso para iniciar el vuelo; el problema fue que el controlador aéreo interpretó que el piloto se estaba preparando para el despegue y dio el OK. Cuando se dio cuenta del error, ya fue demasiado tarde y sobrevino la colisión con saldo de 583 muertos.

Otro accidente ocurrió con el Vuelo 52 de Avianca de Bogotá a Nueva York el 25 de enero de 1990.
Foto: NTSB 
El Boeing 707 que cubría esta ruta se quedó sin combustible en ruta al aeropuerto Internacional John F. Kennedy por lo que terminó chocando contra una colina: murieron ocho de los nueve miembros de la tripulación y 65 de los 149 pasajeros a bordo. La Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB por sus siglas en inglés) intentó inculpar del accidente como un error del piloto, debido a que la tripulación nunca comunicó la emergencia usando la palabra inglesa "emergency" por bajos niveles de combustible como lo determinan las directrices de la IATA; la tripulación aparentemente uso la palabra "priority", término que, debido a las diferencias entre inglés y español, pudo ser interpretado como una emergencia por los pilotos hispanoparlantes, pero no por los controladores angloparlantes.

Un accidente más se dio el 12 de noviembre de 1996 sobre la ciudad de Charkhi Dadri, India, cuando el Vuelo 763 de Saudi Arabian Airlines, en ruta de Nueva Delhi hacia Dhahran, Arabia Saudita, se impactó en el aire contra el vuelo 1907 de Kazakhstan Airlines que volaba de Shymkent, Kazajistán hacia Nueva Delhi. Todas las 349 personas a bordo de ambas aeronaves murieron.

La investigación del accidente determinó que la tripulación del vuelo 1907 falló al seguir las órdenes del controlador aéreo, ya que descendió de los 15 000 pies asignados a 14 000 pies, e incluso más. El informe dio como causa de esta falla en el procedimiento operativo los conocimientos insuficientes en inglés de la tripulación del Ilyushin, quienes pudieron no entender con claridad las órdenes del controlador.

Una investigación de la Embry Riddle University, de Estados Unidos, conocida como la universidad privada de aviación más grande del mundo revela que “la confusión en las comunicaciones han y continuarán jugando un papel importante en lo accidentes de aviación”.


Elizabeth Mathews
Foto: Research Gate 
Por su parte la profesora Elizabeth Matthews, consultora de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI), afirma que los errores causados por el lenguaje en las comunicaciones aeronáuticas han sido “un factor más frecuente e influyente de lo que se ha señalado habitualmente… además, los problemas lingüísticos en la aviación no se investigan con el mismo grado de rigor sistemático y experto con el que se consideran otros factores humanos y operacionales”.

Es un hecho que, contrario a lo que alguna vez afirmó el Ing. José María Rioboó –muy allegado al actual presidente de México-, los aviones no se repelen en el aire y por tanto pilotos y controladores aéreos deben ser muy cuidadosos en sus comunicaciones aire-tierra. El tema cobra especial importancia cuando, si alguna vez se termina y opera el aeropuerto de Santa Lucía, aviones de aerolíneas extranjeras tengan que aterrizar en él, especialmente para librar el cerro que “de repente surgió” durante la planeación de dicha terminal.

No es lo mismo aterrizar aviones militares que comerciales, considerando que los primeros tienen dimensiones y características muy diferentes a los grandes aviones de línea.


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