lunes, 4 de mayo de 2020

UNA CAUSA DE LA DIVISIÓN DEL PAÍS




Podría asegurar que a gran número de personas en el país les ha sorprendido la reacción de individuos o grupos que han manifestado rechazo –inclusive en forma violenta- hacia personal de hospitales de ambos géneros cuando son identificados por sus uniformes.
Seguramente todos hemos leído o escuchado de algunos casos: el enfermero a quien no le permiten subir al microbús, a otro que le pidieron el departamento en donde vivía, algunos a quienes han bañado en cloro, otros más que son golpeados por no permitir el paso a ciertas áreas de los hospitales, etc.

Todo el personal de cada hospital, público o privado, está exponiendo su vida para intentar salvar la de los miles de personas infectadas con el virus Covid-19 a pesar de las carencias y deficiencias que se han evidenciado en el sector salud. Muchos de ellos inclusive han sido contagiados y muchos más han fallecido por esa causa. Pero un sector de la población, en lugar de reconocerles y agradecer ese titánico esfuerzo e inclusive apoyarlos, en la medida de lo posible, para adquirir equipos de protección, ha decido agredirlos y ofenderlos en su dignidad como personas y como profesionistas.

Foto: Contralínea

Aun cuando este fenómeno no es exclusivo de México, ante estas sorprendentes actitudes surgen algunas preguntas: ¿Qué pasó con ese México solidario a la hora de los grandes desastres? ¿En dónde quedó la unión sin distingos para apoyar a quienes están dispuestos a dar su vida por otros? ¿En dónde quedó ese espíritu que animaba a los rescatistas luego de los terremotos de 1985 y 2017? ¿Los aplausos? ¿Las porras? ¿El unirse para llevarles agua y alimentos? ¿Qué pasó con ese México que, unido, rebasaba al gobierno en la toma de decisiones para ayudar a salvar vidas?

No es el Covid-19 el causante de estas agresiones; el virus es el pretexto para poner de manifiesto una discriminación alentada por quien a través de sus palabras y de sus acciones ha incitado a la confrontación desde el ambón del Salón Tesorería de Palacio Nacional. Desde el inicio de este sexenio el actual presidente empezó a emplear calificativos como “chairos” y “fifís” o “mafia del poder” y “pueblo bueno” al referirse a unos u otros actores de la vida pública y social. 

Las continuas expresiones descalificadoras han envalentonado a sus seguidores y ha llevado a la división entre quienes siguen creyendo promesas de campaña y los que nunca le creyeron o se han decepcionado; entre quienes apoyan la violación a la Constitución y quienes claman por un estado de derecho y una cultura de la legalidad. El discurso mañanero ha sido capaz de dividir empresarios, familias, medios de comunicación, políticos (aun dentro de su propio partido), opinadores, etc. De hecho, su desempeño frente a la pandemia del Covid-19 ha acentuado esa división.
Por ejemplo:

  • A los empresarios (con quienes ahora intenta mejorar las relaciones) los ha llamado “minoría rapaz” y ante la petición de un plan  de apoyo por la pandemia del Covid-9 los calificó como “un sector de la élite del poder”.
  • A muchos medios de comunicación y periodistas los ha denominado “fifís” y recientemente, durante una larga “clase de periodismo” en la reunión mañanera, expresó que hay un periodismo cercano al poder: “es un periodismo de élite que no defiende al pueblo raso” y descalificó a varios medios de comunicación y columnistas.  
  • A las calificadoras de riesgos también las cuestionó cuando redujeron la calificación soberana de México y la calidad crediticia de Pemex: “La falla que tienen las calificadoras y los expertos en materia financiera es que aplican la misma metodología de hace más de tres décadas”.
  • También ha descalificado a algunos movimientos sociales, como en el caso de “Un día sin mujeres”, denunciando una supuesta “mano negra de la derecha” que pretende “manipular” a las genuinas activistas para… ¡afectarlo a él!
  • De la organización Mexicanos Contra la Corrupción expresó: ““Hay una asociación que se llama Mexicanos por la Corrupción… Ah, no, me equivoqué, mexicanos en Favor de la Corrupción. ¿No es así?

Este tio de expresiones se repiten con gran frecuencia en las reuniones mañanera y no dudo que han contribuido a la división.

¿Cómo se entera la ciudadanía sobre estas expresiones?

Con la obligación de encontrar “la nota” lo medios de comunicación concurren todas las mañanas a la reunión con el presidente. Dado que casi nunca surge lo que puede denominarse noticia, los reporteros tienen que dar a conocer lo que podría ser más relevante. 
Esa información, junto con la que generan los participantes afines al presidente, presentes todos los días en la citada reunión -a quienes se les permite hacer el mayor número de preguntas (el 47 por ciento, de acuerdo con datos de Spin), empieza a circular a través de las redes sociales y da pié a generar comentarios a favor y en contra. Con ello también se profundiza la división.

Me parece que una forma de no seguir alimentando la división es no escuchar o saber lo que expresa el presidente. Eso implica que los medios de comunicación serios y responsables no asistan a esas reuniones para evitar que se difundan los dichos y los hechos que surgen de esas reuniones.

En su conferencia del día 4 de mayo el presidente expresó: “No pocos insinuaban que ya no hubiera mañaneras. Sería majadero decirles: Bueno, si no quieres que haya mañaneras, no las vean, pero deja que los que quieran verlas se informen.”

Medios serios: tomen la palabra y no cubran esas conferencias.


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