La noticia fue la designación del primer pontífice Latinoamericano. De ella se derivaron otras que fueron de la especulación a las incógnitas y a los hechos, todo ello con base en la propia experiencia de vida del padre Borgioglio.
Si no me equivoco, a partir de Juan Pablo II los Papasa tener un epezaron a tener una mayor presencia mediática. Entre sus múltiples viajes, declaraciones, documentos pontificios, entrevistas personales y casos de escándalo dentro de la Iglesia, el entonces Papa tuvo mucho contacto con los medios de comunicación. Su sucesor y heredero de muchas situaciones, Benedicto XVI, quizá en menor medida, también tuvo presencia y relación con los medios de comunicación.Ahora es el papa Francisco, Jorge Mario Borgioglio, quien está expuesto a los medios. Por lo que he podido ver y leer, me parece que también será un pontífice mediático. Independientemente de que ya está en los medios por su pontificado y su trayectoria dentro de la Iglesia, en abril de 2006, el entonces Cardenal y Arzobispo Primado de Buenos Aires sostuvo un encuentro con la Junta de Directores de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), que es la asociación que agrupa a las empresas propietarias de medios impresos de aquél país. En ese encuentro estableció algunos criterios sobre la función de los medios de comunicación. De esa participación, reproducida el domingo 17 en el diario Reforma, extraigo algunos de sus conceptos:
Sobre la verdad:
“La calidad de la comunicación a la que tanta atención tenemos que prestar está directamente relacionada con un tema insoslayable para todo comunicador: el tema de la verdad. Se trata de una cuestión que merece consideraciones desde diversos puntos de vista: la filosofía, la teología, la filosofía de las ciencias, las ciencias humanas y muchas otras se ocupan de ella.
“Según los enfoques nos aventuraremos por reflexiones más o menos complejas, pero esa complejidad del tema no nos dispensa de la actitud que se espera siempre de un comunicador: la búsqueda de la verdad. El amor por la verdad.
“Los periodistas se presentan siempre ante la sociedad como <buscadores de la verdad>. Quien ama y busca la verdad no permite que se la convierta en mercancía y no deja que se la tergiverse o se la oculte. Además, quien realmente se interesa por la verdad está siempre atento a las reacciones de quienes reciben la información, procura el diálogo, el punto de vista diferente. El que busca la verdad es humilde; sabe que es difícil hallarla y sabe también que es más difícil encontrarla cuando uno la busca en soledad. La verdad se encuentra con otros. La verdad se anuncia con otros. Así como falsificar la verdad nos aísla, nos separa, nos enfrenta; buscarla nos une, nos acerca, nos aproxima; y encontrarla nos llena de alegría y nos hermana.”
Sobre el Bien:
“Por ser una actividad humana, la comunicación tiene otra dimensión: la persona que realmente quiere entrar en comunicación con otra puede hacerlo impulsado por distintas motivaciones. Aquí entramos en el universo de las actitudes. Las hay integradoras, constructivas... y también las hay de signo contrario. “Cuando lo que se busca es la verdad entonces también necesariamente se buscará el bien. La verdad y el bien se potencian entre sí. Cuando realmente se busca la verdad se lo hace para el bien. No se busca la verdad para dividir, enfrentar, agredir, descalificar, desintegrar. Sin duda la publicación de algunas verdades puede generar reacciones y conflictos no menores, pero el buen comunicador no actúa para generar ese conflicto o esa reacción, sino para ser fiel a su vocación y a su conciencia. “Impulsado por la verdad y el bien encontrará con idoneidad profesional las palabras y los gestos que permitan decir lo que hay que decir de la manera más cuidadosa y eficaz. El comunicador de la verdad parcial, que opta por la parte a costilla del todo, no construye. No es necesario apartarse de la verdad para destacar lo bueno que hay en las personas. Hasta en las situaciones más conflictivas y dolorosas hay un bien para rescatar. La verdad es bondadosa y nos impulsa hacia el bien. El periodista que busca la verdad busca también lo que es bueno. Es tal la unión que existe entre verdad y bien que podemos afirmar que una verdad no bondadosa es, en el fondo, una bondad no verdadera.”
Los medios ¿nos acercan o nos alejan?
“Resulta casi un lugar común decir que los medios de comunicación han achicado el mundo, nos han acercado unos a otros. De ahí que sea tan fascinante y poderosa la acción y la influencia de los medios en la sociedad y en la cultura.
“Ustedes lo saben muy bien. Esta proximidad puede ayudar a crecer o a desorientar. Los medios pueden recrear las cosas, informándonos sobre la realidad para ayudarnos en el discernimiento de nuestras opciones y decisiones, o pueden crear por el contrario simulaciones virtuales, ilusiones, fantasías y ficciones que también nos mueven a opciones de vida.
“Me gusta categorizar este poder que tienen los Medios con el concepto de projimidad. Su fuerza radica en la capacidad de acercarse y de influir en la vida de las personas con un mismo lenguaje globalizado y simultáneo. La categoría de projimidad entraña una tensión bipolar: acercarse-alejarse y -a su vez en su interioridad- también está tensionada por el modo: acercarse bien y acercarse mal. Hay que considerarla en todas sus posibilidades combinadas.
”La palabra "prójimo" evoca en el cristiano el recuerdo de la parábola del buen samaritano que todos conocemos. Hoy los medios nos hacen "prójimos" de verdaderas multitudes que están al costado del camino como el hombre de la parábola, apaleados y robados, ante los cuales pasan los periodistas. Los muestran, les dan mensajes, los hacen hablar. Entra en juego aquí la projimidad, el modo de aproximarse. El modo de hacerlo determinará el respeto por la dignidad humana y la capacidad constructiva o destructiva de los medios.
“Si aplicamos aquí lo que decíamos sobre el bien, la verdad y la belleza podemos fácilmente descubrir que así como a nivel ético aproximarse bien es aproximarse para ayudar y no para lastimar, a nivel de la verdad aproximarse bien implica transmitir información veraz, y a nivel estético aproximarse bien es comunicar la integridad de una realidad, de manera armónica y con claridad. Aproximarse mal, en cambio, es aproximarse con una estética desintegradora, o con el sofisma, o desde una inteligencia sin talento o con un eticismo sin bondad, lo cual escamotea aspectos del problema, o los manipula creando esa desarmonía que oscurece la realidad, la afea y la denigra.
“Cuando las imágenes y las informaciones tienen como único objetivo inducir al consumo o manipular a la gente para aprovecharse de ella, estamos destruyendo la projimidad, alejándonos unos de otros. Esta sensación se tiene muchas veces ante el bombardeo de imágenes seductoras y de noticias desesperanzadoras que nos dejan conmocionados e impotentes para hacer algo positivo. Nos ponen en el lugar de espectadores, no de prójimos. El dolor y la injusticia presentados con una estética desintegradora instala en la sociedad la desesperanza de poder descubrir la verdad y de poder hacer el bien en común.
Cuando la noticia sólo nos hace exclamar "¡qué barbaridad!" e inmediatamente dar vuelta la página o cambiar de canal, entonces hemos destruido la projimidad, hemos ensanchado aún más el espacio que nos separa.
“Ustedes son comunicadores. A Ustedes se les plantea este desafío de la projimidad: hacerse prójimo para que -a través de esa comunicación de cercanía- se implante la verdad, la bondad, la belleza, que trascienden la coyuntura y la espectacularidad y que, mansamente, siembran humanidad en los corazones.”
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