martes, 6 de agosto de 2019

PERIODISMO DE INMERSIÓN O ENCUBIERTO



El pasado sábado 3 de agosto, el Director de Círculo Digital y Mensaje Político y Vicepresidente de la Asociación Mexicana de Periodistas de Radio y Televisión, Alejandro Lelo de Larrea  planteó en su columna en el diario Basta un dilema entre periodismo encubierto y periodismo de inmersión.

El tema se refería a la detención del periodista Humberto Padget dentro de las instalaciones del Aeropuerto de  Santa Lucía, al pretender hacer un reportaje sobre si se estaban realizando o no obras dentro de dicha instalación.

En su explicación durante la transmisión del programa Ciro Por la Mañana, el reportero expresó: “Como no nos vamos únicamente con las versiones oficiales y pedir permiso  no es otra cosa sino solicitar que se monte una coreografía, entré a una instalación de acceso restringido, con conocimiento de esto, para hacer una grabación de lo que se estaba construyendo o no…”

Describió que su acceso fue sencillo al pasar 2 filtros de seguridad, en el segundo de los cuales hay un guardia que “te saluda con absoluta amabilidad y casi familiaridad porque está acostumbrado al paso de civiles por ahí… hay contratistas civiles que pasa por ahí todo el tiempo a todas horas para poder hacer la proyección del nuevo aeropuerto.”

Al afirmar que el reportero “No abunda sobre cómo lograron pasar el filtro de seguridad”  Lelo de Larrea cuestionó si se trataba de periodismo encubierto o de
Javier Dario Restrepo (Foto Festival Gabo)
inmersión y citó al maestro colombiano Javier Darío Restrepo  del Consultorio Ético de la Fundación Gabriel García Márquez: “no se falta a la ética cuando un periodista convive con la gente abiertamente como periodista (inmersión) […] sí falta a la ética el periodista que actúa encubierto, que miente sobre su identidad, porque actúa como un infiltrado.” Y afirma que esto último fue lo que ocurrió en Santa Lucía.

Me parece conveniente precisar que, en este caso, no se trató de un ejercicio de periodismo de inmersión ni de periodismo encubierto dadas las características de uno y otro. De acuerdo con Antonio López Hidalgo, profesor de periodismo en la Universidad de Sevilla, y Mª Ángeles Fernández Barrero (“Periodismo de inmersión para desenmascarar la realidad” Comunicación Social Ediciones, 2014), el periodismo de inmersión es “aquél en donde el periodista se introduce en un entorno durante un periodo de tiempo para experimentar en primera persona aquellos hechos que posteriormente relatará.”

Agrega el autor que el periodismo de inmersión puede tener dos variantes: periodismo encubierto, en donde el profesional oculta su identidad o adopta una ficticia por medio de diferentes técnicas, y periodismo gonzo, en el que “el periodista es el protagonista principal de los hechos que se relatan, pudiendo modificar la historia según crea conveniente.”

Un reportero busca la información en donde sea y como sea para cubrir su agenda del día y la orden de trabajo que le asigna su editor. En ello interviene la sagacidad, los contactos personales, la conciencia del riesgo y una dosis de imprudencia para entrar hasta donde se pueda, captar la situación y hablar con quien pueda dar información, sea o no un vocero autorizado. Como expresó Ciro Gómez Leyva, conductor del programa, al escuchar al reportero: “sin imprudencia no existiría el periodismo”.

Lo anterior no implica faltar a la ética. El doctor en comunicación Adelino Gomes, investigador asociado en el Centro de Investigación y Estudios de Sociología (CIES) de Portugal, expresó durante el Festival Gabo de periodismo 2017, que los tres primeros principios inamovibles del periodismo son: “compromiso con la verdad, el servicio a la ciudadanía y la confrontación de fuentes”; es decir, buscar y constatar la verdad y difundirla, dar elementos para el debate ciudadano y verificar la información con otras fuentes  y versiones.

ALGUNOS EJEMPLOS

Nellie Bly (Foto Wikipedia)
Un ejemplo de periodismo de inmersión es el de Elizabeth Jane Cochran “Nellie Bly”, quien se internó dentro del manicomio de Blackwell, en Nueva York, para denunciar el trato que recibían sus pacientes. Fingió estar loca para trasladar testimonios que posteriormente servirían para que el gobierno americano aumentase la subvención que recibía dicho centro.

Hunter S. Thompson, autor de “Los Ángeles del Infierno” (Hell’s Angels) es un ejemplo de periodismo encubierto; con una personalidad ficticia se infiltró durante más de un año en la temida banda de motociclistas que asolaba California compartiendo borracheras a tope, drogas, peleas infernales, acoso y paranoia policial y de los lugareños.

Por su parte, Jack London representa el periodismo gonzo: durante varias semanas vivió en primera persona la experiencia de los mendigos del East End de Londres, padeciendo hambre y miseria,  para conocer por experiencia propia  cómo era la vida en los suburbios de la ciudad londinense.

Creo que, en efecto, si el reportero hubiera corrido el trámite de solicitar formalmente el acceso a las instalaciones de Santa Lucía, la respuesta hubiera tardado y posiblemente se programaría la visita una vez que, si era el caso, se limpiara el área y se borrara cualquier evidencia de que se estaba trabajando contraviniendo los amparos existentes en contra del inicio de obras. En este caso, era importante el factor sorpresa.

El mismo reportero expresó durante su narración, que hasta el momento de haber sido detenido la noticia era que no se estaba realizando ninguna obra dentro de las instalaciones del aeropuerto, lo que considero una actitud ética, y aun cuando en su explicación no especificó si utilizó algún seudónimo, en su detención fue evidente que estaba empleando su nombre verdadero.

Realizar un periodismo de inmersión o encubierto le hubiera tomado más tiempo durante el cual realizaría toda una planeación: determinar con qué personalidad entraría, cuánto tiempo consideraría conveniente permanecer infiltrado para lograr su objetivo, posiblemente tener que contratarse con alguno de los proveedores, si fuera como albañil, aprender a “mover la cuchara”, determinar cómo haría y guardaría cotidianamente las grabaciones que realizara y varias consideraciones más.

Ser reportero es una aventura cotidiana que en ocasiones requiere audacia, en la que inclusive se pone en juego, no sólo el prestigio, sino la vida misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario