martes, 29 de octubre de 2019

IGNORANCIA Y NIVEL DE INCOMPETENCIA




Difícilmente un hombre puede ser experto en varios temas a la vez. Lo normal es que cuando un individuo decide a qué se va a dedicar, empiece a estudiar y acumular conocimientos  que le permitan desempeñar la actividad elegida y, con el tiempo, acumular experiencia y enriquecer el ejercicio de su actividad.

Eso implica que un individuo puede volverse experto en aquello a lo que se dedica e inclusive aportar a la sociedad o a la academia avances en su materia, pero también es un ignorante de otros temas y actividades. Considerando el tamaño del conocimiento que hay en la actualidad, el hombre es ignorante en la mayoría de las cosas y la ignorancia es un problema que se acrecienta y genera incompetencia.

En junio pasado mi amigo Pedro López Sela escribió en el portal de Expansión: “Recientemente ha surgido una pandemia caracterizada por el hecho de que cualquier persona “se siente” con las facultades suficientes para cuestionar lo que sea, sin importar que haya datos o información previa que demuestre lo contrario. Esto sucede con mayor frecuencia en quienes tienen una posición de poder o influencia, sin que necesariamente sean especialistas en determinados temas. Esa pandemia se llama ignorancia. ”

Cuando un ignorante no reconoce sus limitaciones y asciende  a posiciones de influencia, aun cuando se rodee de expertos que le asesoren en aquello que ni conoce ni domina, si no los escucha su propia ignorancia le lleva a lo que Lawrence J. Peters denomina su nivel de incompetencia lo que a la postre genera serias repercusiones negativas tanto para él como para quienes le rodean o han confiado en su “experiencia”.

Es de suponer que un presidente se haga rodear por expertos en los diferentes asuntos en que debe trabajar, especialmente cuando se trata de temas económico-financieros, políticos, laborales, salud y educación; pero una cosa es tenerlos cerca y otra escucharlos y respetar sus opiniones. El resultado es, como dice López Sela en su columna: “Cuando los más ignorantes se empoderan (o los empoderamos) se permiten ‘opinar’ y/o ‘argumentar’, sin datos, inclusive sobre temas que han sido discutidos, documentados, acordados y probados y que hasta ya son parte del conocimiento básico con el que cuenta o debe contar la población en general.”

Cuando eso sucede poco a poco se empieza a manifestar el nivel de incompetencia y empieza a fallar en el liderazgo que, entre otros factores, lo llevó al poder.

Elaine C. Kamarck
Elaine C. Kamarck, Directora fundadora del Centro para la Gestión Pública Efectiva en Washington D.C. escribe en su libro “Why Presidents Fail” (Brookings Institution Press, D.C. 2016):”El liderazgo presidencial exitoso ocurre cuando el presidente es capaz de poner en equilibrio tres habilidades: política, comunicación y ejecución.  Cuando no hay equilibrio, cuando esos componentes del liderazgo están fuera de control, viene el fracaso.”

En la actualidad parece una tendencia que los presidentes en diferentes países fallen en poner en balance estos tres factores y dan el énfasis de su gestión mayoritariamente en uno de ellos, especialmente el factor política y el de comunicación. La gran falla es darle el peso adecuado a la ejecución.

El doctor Samuel Kernell, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de California expresa en el libro “Going Public” (CQ Press, 2006) que en la actualidad “Los presidentes modernos han perdido el balance requerido para un buen liderazgo: pasan demasiado tiempo hablando y sustituyen equivocadamente el hablar por el hacer.” Y agrega que en la era de los medios, la obsesión por la comunicación “es un engaño que inevitablemente se derrumba ante el fracaso gubernamental.”

Es evidente en muchos casos que los presidentes no logran ese balance de factores y por tanto les es difícil cumplir con sus promesas de campaña lo que deriva en una disminución paulatina de su liderazgo ante sus gobernados. Larry Bossidy and Ram Charan, en su libro “El arte de la Ejecución en los negocios” (Edit. De Bolsillo, 2017) expresan que las estrategias generalmente fallan porque no son correctamente ejecutadas, de manera que lo que se supone que debería ocurrir, no sucede.” En el caso de los presidentes expresan que “pueden ser elegidos por su capacidad de inspirarnos y hacernos sentir bien. Pero tienen éxito, tanto a corto como a largo plazo, por su real capacidad real de actuar correctamente”.
 
En Administración el principio de Peter o principio de incompetencia afirma que las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad, a tal punto que llegan a un puesto en el que no pueden formular ni siquiera los objetivos de un trabajo, y alcanzan su máximo nivel de incompetencia. Este principio, formulado por Laurence J. Peters afirma que "Los mejores trabajadores no siempre son los mejores gerentes".

Si pensamos, por ejemplo, en el presidente de Estados Unidos, gestiona su presidencia a base de reiterativos discursos y mensajes en las redes sociales, con poca a nula atención a la opinión pública; su balanza de liderazgo es fuerte en comunicación pero débil en política e implementación. Su nivel de incompetencia parece estar en el plano de los negocios: generalmente bueno para todo tipo de negocios pero malo para la presidencia.

Samuel Kernell
En México el actual presidente se ajusta a la perfección a lo que describe Kernell: “Los presidentes en la actualidad desperdician más y más tiempo hablando en mítines y viajando, lo que significa que pasan menos tiempo en el trabajo.”

Tenemos un presidente cuya ignorancia le impide ver que la campaña electoral finalizó en junio del mes pasado y que el trabajo de gobernar no es comparecer todas las mañanas durante dos horas para reiterar mensajes, mofarse de sus “adversarios”, corregir a sus colaboradores; tampoco lo es mostrar insensibilidad ante muchos eventos que suceden en el país y viajar únicamente dentro del territorio nacional, desdeñando eventos internacionales. Su balance de liderazgo se centra en la comunicación y en menor medida en la política, pero no en la implementación y ejecución.

Parafraseando a Peters: en cuanto a México los mejores líderes sociales no siempre son los mejores presidentes; la permanencia en campaña es su nivel de incompetencia. Tenemos un ignorante empoderado.



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